22/11/2024 06:59
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No existe un concepto claro y concreto de que se considera un “estado fallido”. Para Max Weber el simple monopolio de la violencia ya indica el “éxito” del estado, pero es una idea realmente muy pobre. Según éste criterio. Corea del Norte, Cuba o Guinea Ecuatorial, tres dictaduras sanguinarias –reconocidas como tales por la comunidad internacional-, no dejarían de ser estados con éxito, pues ostentan el monopolio de la violencia, y de qué manera…

Para algunos autores el propio concepto de “estado fallido” es, por su indeterminación, una definición fallida. Pero de lo que no cabe duda es que hay varias circunstancias que ante su existencia nos inducen a pensar que estamos ante un estado fallido, como son las siguientes:

1. La existencia sistemática de grupos terroristas, que en el caso español es evidente. La ETA ya forma parte de la historia de España, y sus herederos ideológicos y sucesores están codirigiendo nada menos que una autonomía, el País Vasco.

2. Deterioro progresivo de los servicios públicos: cada día funcionan peor. La sanidad, la enseñanza, etc. están haciendo aguas por todas partes, y creo que la cuestión no precisa de mayores comentarios.

3. Criminalización y deslegitimación del Estado del Estado: qué otra cosa puede deducirse de las manifestaciones ante el Congreso, actuaciones que son delictivas a tenor del Código Penal, pero que a los organizadores e intervinientes no les importa, pues ellos lo que pretenden es la deslegitimación del Estado y del sistema democrático del que nos hemos dotado, que, con todas sus imperfecciones, es el menos malo.

4. Ascenso de élites faccionadas. En España la única forma de medrar social, política y económicamente, es afiliándose a uno de los grandes partidos mayoritarios, o a sus sucedáneos en las comunidades autónomas, y comulgar con las ruedas de molino correspondientes, que ya sabemos que el que se mueve no sale en la foto. Y no digamos de los funcionarios. Sólo ascienden los que forman parte de la élite de los partidos políticos, orillándose totalmente los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad.

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5. Crisis económica aguda o grave. Tenemos seis millones de parados reconocidos, y muchos más que no figuran en las estadísticas. Los jóvenes tienen que emigrar si quieren salir adelante, salvo que tengan “enchufe”, ya que los empleos se obtienen no por méritos propios, sino por amistades, relaciones e influencias. En resumen, no acceden a los puestos los mejores y más preparados, sino los más ineptos e incompetentes, pero que disfrutan de buenas agarraderas. Y un país no puede funcionar en manos de gente inútil.

6. Movimientos masivos de población. España está siendo invadida. De los cuarenta y siete millones de habitantes que tenemos actualmente, de ocho a diez millones son extranjeros –entre legales e irregulares-, lo que supone una verdadera pérdida de la identidad nacional, las costumbres, la cultura, etc. Hay barrios de las grandes ciudades que ya están convertidos en guetos de los extranjeros, y en muchos colegios públicos hay más alumnos de fuera que de casa, con las dificultades educativas que ello supone…

En resumen, si actualmente no somos todavía un estado fallido, tenemos muchas papeletas para serlo en un futuro próximo, si no somos capaces de enderezar el rumbo y corregir la difícil situación por la que atravesamos. Que Dios y la providencia nos ayuden.

Autor

Ramiro Grau Morancho
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