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Aunque el desastre realmente comenzó con el asalto y la toma insensata del Monte Abarrán que fue lo que promovió la respuesta rebelde de Abd-el-Krim y los suyos y siguió por la derrota trágica de Igueriben y las demás posiciones y blocaos repartidos peligrosamente, el desastre real hay que centrarlo en el día 22 de julio, tal día como hoy del año 1921, cuando las tropas moras, más de 3.000 en un principio y hasta 10.000 después, asaltaron a sangre y fuego la posición central, donde estaba el Cuartel General de mando el Comandante Jefe de Melilla, el general don Manuel Fernández Silvestre, se produjo la desbandada desordenada y anárquica, trágica y mortal ya que de los 3.000 soldados españoles que salieron huyendo invadidos por el pánico ciego que les movía incluso a robarse entre ellos y a matarse por escapar antes y donde ya no había mandos, ni oficiales ni jefes y todo era un ¡¡sálvese quién pueda mortal!!… ¡Fue ciertamente un desastre!, que incluso se llevó por delante al propio General Jefe, el alocado y ambicioso y servil (no en vano era el niño bonito de Su Majestad Alfonso XIII) tanto que según la versión del propio hermano de Abd-el-Krim, se acabó suicidando de un tiro en la cabeza.
Pero, como nadie, ni periodistas, ni historiadores, estudiaron tan a fondo lo que fue aquel desastre como el general don Juan Picasso recogió con cientos de entrevistas y estudios sobre el terreno, me van a permitir que reproduzca lo que el general instructor dejó por escrito en su famoso “Expediente Picasso”. Es el capítulo central del tomo de las conclusiones. Pasen y lean:
POSICIONES DEPENDIENTES DE ANUAL
(1ª PARTE)
En este lugar, y para seguir la metódica exposición de los hechos, se considera procedente resumir la suerte que corrieran las posiciones de la zona de Anual, no sólo de las que eran administrativamente dependientes de su demarcación territorial, sino también de todas aquellas que constituyendo, de una parte, el frente avanzado, y sirviendo a su vez de protección a la línea de comunicaciones, son arrastradas sus guarniciones por la retirada general, como también de la parte opuesta, las de apoyo del sector que, cubriendo a retaguardia el territorio aledaño al camino de Ben Tieb a Anual, obedeciendo asimismo a la razón del repliegue, convierten sus destacamentos sobre la línea de retirada o sucumben en el intento de alcanzarla, recogiendo los restos de todas ellas sobre Ben Tieb y Dríus: reseña en casos incompleta o reducida a simples menciones en cuanto han podido ser obtenidas estas noticias, pues de algunas posiciones no ha quedado ni rastro de sus aniquiladas guarniciones, conociéndose lo que de ellas fuera por meras referencias; remitiéndose en todas, y de manera general -como ya preliminarmente se hizo constar- por lo que se refiere a la descripción de las posiciones, su asiento, estructura, organización defensiva, armamento, repuestos y aguadas, a las declaraciones de los testigos respectivos como base natural de apreciación de su capacidad de resistencia y condiciones en que realizaron su particular defensa.
El artillamiento de estas posiciones se resume en el estado de destacamentos de la Comandancia de Artillería -folio 1101-, y de pérdidas sufridas por la misma de material, municiones y artificios con ocasión de los sucesos -folio 1607-.
TALILIT. Queda indicado en su lugar que entre las medidas adoptadas por el Comandante general, preliminarmente a la evacuación de Anual, figura el telegrama del 22 -folio 1995- al comandante del cañonero «Laya» dándole aviso de su resolución de retirarse sobre Ben Tieb, y recomendándole, en consecuencia, que protegiera a Sidi Dris, sobre la cual posición se replegaría la de Talilit. En telegrama del mismo día -folio 1998- se previene a Sidi Dris dé cuenta en cuanto haya terminado su retirada sobre ella la guarnición de Talitit, y en consecuencia, en telegrama del 22 -folio 1999 y 2000- da noticia de la fuerza incorporada y de las faltas en su contingente observadas.
Dice el sargento del regimiento de Ceriñola Marcial García -folios 1252 y 1258-, que la guarnición de la posición la constituía una compañía de dicho cuerpo, cuyo capitán estaba con permiso en la plaza, manteniendo una sección destacada en la avanzadilla, que respondía al objeto de relacionar ópticamente la posición con la cabecera de Anual; una sección de ametralladoras de posición al mando del capitán Don Benigno Ferrer, jefe a la sazón de la posición, y un destacamento de Artillería a cargo de un oficial.
Que el 22 de julio, a las 11, recibieron orden para evacuar sobre Sidi Dris, efectuándolo inmediatamente el capitán Ferrer con la sección de Ceriñola del teniente García Moreno, sin tomar disposiciones para la marcha, y la restante fuerza salió después al mando del teniente Aguilar de Mera (L) con la que iba el declarante, sin adoptar tampoco medidas de seguridad; que a poco de salir empezaron a ser hostilizados por los moradores del territorio, y como el teniente de la sección se adelantara y los individuos de ella pretendieran dar a correr, el declarante los contuvo a mano armada, haciéndoles entender que era debido esperar a la fuerza de la avanzada; que en esta situación permaneció hasta que la vio salir; continuó con su gente la marcha, perseguidos por el tiroteo hasta llegar al río de Sidi Dris, donde fue protegida la retirada por las fuerzas de Policía de la posición que salieron en su apoyo.
De la fuerza de la avanzada dice que sólo llegó un soldado a Sidi Dris, maltrecho y desarmado, y nadie del destacamento de Artillería, que se había quedado inutilizando las piezas y hubo de darse por desaparecido; y el soldado Garrido, de Ceriñola, dice, en atestado número 163, que de los 200 individuos de que aproximadamente constaría la guarnición de Talilit, sólo llegaron a Sidi Dris noventa y cuatro, por efecto de las bajas durante la retirada y haber combatido para acogerse a la última referida posición -182 asigna el estado general de fuerza del folio 329 a dicha guarnición-.
Incorporadas las fuerzas remanentes a Sidi Dris, y comprendidas en su guarnición, siguieron luego la suerte de ella en el asedio y asalto de que fuera objeto, sin que por su aislamiento y situación pudiera ser socorrida por la Marina, a la que se encomendó el arduo intento de su salvamento.
Muy posteriormente, presentados los soldados prisioneros García Manzanares, de Ceriñola, y Sánchez Gil, de Artillería, dicen, en atestado número 184, que desde el 17 presenciaron los ataques de las posiciones, sin que a ellos se les hostilizase, no sufriendo más consecuencias que la falta del convoy diario de Anual, teniendo que hacer el suministro en Sidi Dris, por mediación del jefe moro del poblado de Beni Margani, que, a petición del capitán, llevaban los víveres, confirmando, en lo demás, que el 22 abandonaron la posición, que fueron atacados por los moradores de los poblados, sufriendo muchas bajas, y que, reuniéndose en el río Kebir en un número de unos noventa, pudieron acogerse a Sidi Dris.
Al folio 1983 figura un telegrama del jefe de la posición del zoco de Atamar -avanzadilla de Talilit- transmitiendo confidencia de los moros sobre intento de asediarla.
BUIMEYÁN. Adelantada esta posición, en situación dominante, sobre la margen izquierda del Amekrán, constituía su guarnición una compañía de fusiles y otra de ametralladoras del regimiento de Ceriñola, fuerzas de Policía en número de 60 hombres, como cabecera de la 15ª mía de Tensaman, y un destacamento de Artillería a cargo de un oficial.
Hostilizada esta posición insistentemente desde mediados de Junio, queda con anterioridad relatado el proceso de sus vicisitudes, retrayéndose como consecuencia de dichos ataques el servicio de seguridad que con anterioridad se extendiera hasta la Loma de los Árboles, dejando con ello al descubierto su aguada y últimamente interceptada; así como, estableciéndose el enemigo en los poblados en contorno de la posición, dificultó también el paso de los convoyes de Anual, llegando a hacer difícil su situación.
Dice el teniente médico Vázquez Bernabeu -folio 1071 vuelto- que la noche del 21 de julio, en vista de la caída de Igueriben, se montó un servicio mixto de tropa peninsular y Policía, por la desconfianza que ésta inspiraba, pasando la noche en el parapeto, oyendo a los moros enemigos invitar a los policías a la defección; que a las siete de la mañana del 22, en atención a la aparente tranquilidad circunstante, se montaron los servicios de seguridad, enviándose a Anual el convoy cotidiano, cuya tardanza en regresar los puso en alarma. Avanzada la mañana observaron, también con extrañeza, fuerzas marchando sobre el camino viejo de Anual en dirección a Izúmar, y encontrándose faltos de agua y de víveres mandaron a un sargento de Policía en petición de instrucciones a Anual, el cual no regresó tampoco; advirtiendo que dicho campamento hacía fuego de Artillería hacia retaguardia, dirección en la que nunca lo había hecho. A las once y media recibióse desde Talilit la orden de evacuar la posición sin dar señales de destrucción, para no atraerse la atención del enemigo, y de replegarse sobre Anual, saliendo en ejecución de ella, en vanguardia y flanqueo, la fuerza de Policía, a fin de proteger la salida de la guarnición de la posición; la cual fuerza indígena, desde el primer momento, hizo defección, echándose a los barrancos, sin que a la guarnición fuese dado llegar a Anual, porque el enemigo, en crecido número, acudió a cortarla el camino, ya en posesión del campamento, a cuyo saco habían entrado los cabileños.
El capitán González Longoria, de la 11ª mía de Policía, apostado en las casas traseras de Anual, en dirección de Buimeyán, con objeto de asegurar el campamento por dicho frente, según se hizo constar en su lugar, manifiesta, al folio 494, que recibió la orden del 497, previniéndole que se iba a evacuar; que se daba orden a Buimeyán para el abandono de la posición; y que le enviaba el sargento indígena de la 6ª mía, Yamani, para que se le indicase el sitio desde el cual podría apoyar la retirada de su guarnición; mas al darse cuenta el testigo que Anual no hacía fuego, que el enemigo llegaba en grandes núcleos, sin encontrar resistencia, y que Buimeyán era abandonado por la Policía, que marchaba en dirección de Sidi Dris, y que ya habían evacuado todas las fuerzas de Anual, resolvió retirarse a su vez, con la escasa gente que le quedaba, con dirección a las casas, que ya estaban ocupadas por el enemigo, así como Buimeyán, y entraba también en Anual, sin cumplir, por tanto, el encargo de prestar apoyo a la retirada de aquella guarnición.
El teniente médico D’Harcourt, de la misma mía, dice, al folio 1104, que hallándose en el referido puesto avanzado llegó un sargento de ametralladoras de Ceriñola con varios mulos e impedimenta -refiriéndose al convoy enviado-, que siguió hacia Anual, viendo también gente que se dirigía a Talilit, procediendo de la dirección de Buimeyán, reconociendo ser policías, y como se informasen de que las tropas abandonaban Anual y la fuerza indígena de protección de su aguada también se retiraba hacia Izúmar, y al propio tiempo el enemigo arreciaba en su ataque y la fuerza propia debilitase la defensa, decidieron retirarse hacia Anual.
El teniente Martínez Baños, de la referida 11ª mía, confirma, al folio 1234 vuelto, las órdenes recibidas con respecto a la protección que debían prestar a las fuerzas de Buimeyán; pero llegando, dice, unos cuantos soldados peninsulares, procedentes de dicha posición, manifestando que al efectuar la salida la guarnición habían sido casi todos copados, dispersándose el resto, por análogas consideraciones a las apuntadas, manifiesta que decidieron retirarse.
El capitán de Regulares Cebollino refiere, al folio 459, que, en retirada por Izúmar, vio la fuerza de Buimeyán que marchaba hacia Anual, y que, al verse cortado el camino, retrocedió hasta su posición, sin que alcanzara a reconocer su ulterior suerte.
El capitán de Policía Jiménez Ortoneda, al folio 1462, dice que vio arder la posición desde Yebel Uddía.
Y el capitán de Ceriñola Catalán dice, por último, al folio 1016 vuelto, que el de ametralladoras del tercer batallón, destacado en Buimeyán, escribió una carta, en la que decía que habían recibido la orden de replegarse a Anual a la hora en que este campamento estaba ya ocupado por el enemigo.
En atestado 172, del cabo de Ceriñola Calixto Barambones Cerezo y otro soldado, deponen que, al salir la guarnición de Buimeyán y desertar la Policía, que iba en vanguardia, las fuerzas peninsulares fueron muy tiroteadas desde el primer momento, marchando combatiendo hasta llegar a las proximidades de Anual, que estaba en poder del enemigo, en donde fueron cercados y duramente atacados, muriendo la mayor parte de la fuerza y cayendo prisioneros el capitán de su compañía y unos veinticuatro hombres, de los noventa que, aproximadamente, la integraban, si bien haya noticia de algunos oficiales más, prisioneros, de este núcleo de fuerzas.
El soldado Antonio Escame, en atestado 152, confirma todos los anteriores particulares, pero agrega que se inutilizaron las piezas de artillería y se rociaron las municiones con petróleo, aunque no sabe si llegaron o no a hacer explosión, porque se dio orden de marchar.
INTERMEDIA «C». Fue establecida esta posición el día 20, delante de Izúmar, en la dirección de Anual, al extremo de una loma alargada, dominando el empalme de caminos que contorneaban por su pie la expresada posición de Izúmar, en el otro extremo de la cual loma estaba situada una avanzadilla de una sección. La posición estaba guarnecida por una compañía del regimiento de África, con dos ametralladoras, cuyo ganado había sido retirado a Anual.
A tenor de la declaración del soldado Antonio López Expósito -folios 1484 y 1485-, el 21 por la tarde, cuando se replegaban las fuerzas de protección, y aun cuando dice que la noche transcurrió con tranquilidad, está comprobado, por lo que se deja comentado a los folios 648 y 1155, que en la noche, a las veinte, pidió auxilio la avanzadilla, que no le fue prestado ni por Anual ni por Izúmar, viéndose obligado a replegarse a la posición principal.
Prosigue el expresado López que el 22 por la mañana continuaba la tranquilidad, viendo pasar las tropas en retirada procedentes de Anual, por lo que el capitán mandó abandonar la posición, prendiéndola fuego, incorporándose la fuerza a la columna y siguiendo sus vicisitudes.
El soldado del regimiento de África José Alaejos, de ametralladoras del tercer batallón, a que correspondían las máquinas de la posición y que se hallaba en Anual con el ganado, dice, al folio 1422-28, que al pasar por «C» estaba ya abandonada, pero seguía en ella el cabo Morante, de su unidad, que esperaba que algún individuo de ella le ayudase a llevar los émbolos y aparatos de alimentación quitados a las máquinas, que no podía conducir por sí solo, el cual cabo le confirmó que la noche anterior habían atacado la avanzadilla, y que, consumidas las municiones y bombas de mano, hubo de recogerse a la posición. Y en cuando a ésta, le dijo el expresado cabo que al ver venir desde ella las tropas de Anual, y que al principio creyeron se tratase de algún convoy, como advirtieran que la Policía se corría disparando a uno y otro lado del camino, y que la loma en donde días anteriores hubiese tirado la sección de ametralladoras para proteger los convoyes de Igueriben iba cubriéndose de moros que, amparados en un barranco que en ella hay tiraban también sobre la columna, el capitán Vallés, que mandaba las dichas ametralladoras, expresó que no le gustaba el aspecto que tomaban las cosas, y mandando inutilizar las máquinas, decidió unirse a las fuerzas en retirada.
IZÚMAR. El precitado soldado Alaejos dice que al pasar por su pie, en retirada, le hizo el efecto de estar ya abandonada esta importante posición.
Asentada en un elevado cerro (750 metros de altitud), constituían su guarnición unas compañía del regimiento de San Fernando, una sección del de Ceriñola, destacada en Yebel Uddía, y el destacamento de artillería correspondiente para el servicio de las cuatro piezas de 7’5 Saint Chamond, que días antes de los sucesos fueron montadas. El 21 pernoctó además allí la 5ª batería de montaña de Anual, replegada sobre la posición en consecuencia de las vicisitudes del combate del mismo día en apoyo al convoy de Igueriben. El 22 se habían montado los servicios de protección como de ordinario y sin novedad; pero al darse cuenta de la evacuación de Anual decidióse el abandono y, sin ser hostilizada, la guarnición se incorporó a la columna de evacuación de aquel campamento.
El alférez Guedea, de la sección de Ceriñola -folio 1248 vuelto-, dice que bajó descuidadamente al camino en la mañana del 22 para enterarse de lo que ocurría en Anual y razón del movimiento de fuerzas en retirada que observaba, e instruido del caso, cuando subió de regreso a la posición encontró a su sección formada, diciéndole el sargento que habían recibido orden de evacuar, como ya lo habían efectuado las demás fuerzas, por lo que, a su vez, lo hizo con la suya, y que en el momento de abandonar la posición, o muy poco antes, el enemigo empezó a hacer fuego. En ella vio que era pasto de las llamas el depósito de municiones.
El comandante de Ingenieros Alzugaray, el de artillería Écija, el teniente médico D’Harcourt y el sargento Hernández -folios 1112 vuelto, 1145 vuelto, 1106 y atestado número 1- dicen que cuando pasaban por el pie de la posición la encontraron abandonada.
El comandante Martínez Vivas, -ya antes queda consignado-, manifiesta, -folio 1156 vuelto- que la guarnición de Izúmar, cuando creyó que ya habían evacuado las fuerzas de Anual, tomó el acuerdo de abandonar la posición, como antes -folio 1156- expresa que el jefe de la posición pidió noticias por heliógrafo a Anual, que nada le contestaron y que a poco se presentó el cabo del servicio telegráfico comunicando que avisaban de Anual la salida de toda la columna hacia Ben Tieb y evacuación de las posiciones de primera línea hacia el mismo punto.
Es del caso hacer algunas aclaraciones sobre este particular.
Indicaba el Comandante general en su telegrama del folio 55, al dar cuenta de su intención de replegarse sobre Ben Tieb, que trataría de recoger antes las posiciones que le fuese posible; no hay datos concretos de sus órdenes sino sobre Talilit y Buimeyán, según lo analizado; mas es natural inferir que al efectuar su retirada en la dirección obligada de Izúmar contase con el apoyo al flanco de las posiciones desde «C» hasta Ben Tieb, y hace así suponer la manifestación del capitán de Ceriñola Catalán -folio 1016 vuelto- de saber por referencias que al capitán de la Intermedia «B» se le dio orden de sostenerse y apoyar el paso de las columnas: recomendación tanto más fundada tratándose de Izúmar. El capitán de Policía Jiménez Ortoneda, que se encontraba en la mañana del 22 por aquellas alturas en servicio de protección, dice al folio 1462, que al ver arder Buimeyán y la retirada de la columna de Anual, así como más tarde arder también Izúmar, acudió con la intensidad y natural deseo de adquirir noticias a la intermedia posición «B», diciéndole su capitán que carecía de ellas, como de órdenes de ninguna clase, y trasladándose luego a Uddía, le dijo asimismo su jefe que tampoco tenía noticias ni órdenes particulares.
No se ha podido, por tanto, comprobar el aserto del referido comandante Martínez Vivas, pues aun cuando la de Izúmar ha sido la única estación telegráfica salvada, su documentación sólo alcanza al día 21, y todo lo transmitido en la mañana del 22 desde la ocho, en que se restableció la comunicación por óptica, hasta las once y cuarto, son simples recados, sin registro de ningún despacho -folio 2067-.
La impresión final que se recoge es la retirada prematura de la posición como, en sentido opuesto, la impresión de no haberle sido asignada la acción eficaz a que por su situación estaba llamada en el desconcierto de la evacuación.
INTERMEDIA «B». No se ha presentado, ni ha podido ser recibida, por tanto, declaración a ningún individuo de esta posición.
El soldado del regimiento de Infantería de Ceriñola Bacardit, que pernoctó en ella de paso para Anual, describe, al folio 1688, la posición. Estaba guarnecida por una compañía del regimiento de Ceriñola, al mando del capitán don Miguel Pérez García, y un destacamento de 40 policías al mando de un oficial.
Según el capitán Jiménez Ortoneda, que recorrió en su servicio la posición en la mañana del 22, como ya se ha hecho constar, el capitán jefe de ella le manifestó que carecía de órdenes, «pero que -folio 1462- sabría morir cumpliendo con su deber». Mas el teniente médico Peña dice, al folio 679, que la guarnición de esta posición se replegó a la de Yebel Uddía.
El comandante Martínez Vivas dice, al folio 1156 vuelto, que a su paso en retirada por el pie de ella debía ya estar evacuada la posición, pues sólo vio en ella fuerzas de Policía, y el suboficial de Ceriñola García Bernal manifiesta -folio 1582 vuelto- que la posición debía estar abandonada cuando pasó por su pie hacia la una de la tarde.
El sargento de Regulares Hernández -atestado número 1-, que estuvo prisionero en Anual, refiere el asalto y aniquilamiento de esta posición en forma que no concuerda con las anteriores manifestaciones.
YEBEL-UDDÍA. No se han presentado tampoco supervivientes de esta posición, asentada en el monte de su nombre, a 1100 metros de altitud.
El soldado del regimiento de Ceriñola Pérez Morlanes -folio 1690- describe la posición; pero salió de ella con anterioridad a los sucesos y desconoce su actuación.
También la describe el alférez de Artillería Lacaci, que en ella estuvo destacado hasta el día 4 de julio -folio 1325-.
La guarnición se componía de dos secciones de la 6ª compañía del segundo batallón del regimiento de Ceriñola y un destacamento de 30 policías al mando de un sargento.
El teniente Vidal Cuadras, de Artillería -folio 1492-, dice que el 22 pudo observar desde su posición de Chéif el ataque, durante una hora, de Yebel Uddía, de la que vieron con los gemelos a última hora de la tarde que habían desaparecido las tiendas, como asimismo manifiesta que la vio arder el teniente de Artillería Reig -folio 796- desde Buhafora.
El teniente médico Peña dice, al folio 679 vuelto, que tiene noticias de que la precitada posición, entre otras que cita, debió sucumbir, sin referir circunstancia alguna de su destrucción.
El teniente de Artillería Reig, antes citado, dice, al folio 1192 de su declaración, que las fuerzas de Yebel Uddía habían evacuado sobre la posición «A», corriendo la suerte en este caso de esta guarnición, en conformidad con la anterior manifestación del teniente médico Peña.
INTERMEDIA «A». En atestado 131, el soldado del regimiento de San Fernando Francisco Gómez Iniester, que como cartero de la posición residía en Dríus y el 22 de madrugada llevó el correo, regresando a su residencia hacia las ocho de la mañana sin advertir novedad, se describe someramente esta posición, pues tampoco se han presentado supervivientes de ella que poder examinar; constituían su guarnición dos secciones de la tercera compañía del tercer batallón de aquel regimiento, cuya tercera sección estaba destacada en Azrú, dos ametralladoras del primer batallón y el destacamento correspondiente de Artillería al mando de un oficial.
El comandante de Ingenieros Alzugaray -folio 1121 vuelto- dice que cuando pasó por el pie de la posición, en retirada de Anual, pudo observar que se sostenía, aunque sin fuego, y el teniente de Intendencia Guerras -folio 1529- dice que el 23, a las seis de la mañana, llamaba por teléfono -sic- a Dríus,
No se tienen noticias directas de la acción de esta posición; por referencias se conocen, con arreglo a la declaración del teniente de Artillería Vidal Cuadras -folio 1492 vuelto-, de Chéif, que a las tres de la madrugada del día 25 se recibió un despacho por óptica de Dríus ordenando que a las cuatro de la misma se abandonasen las posiciones de Tafersit y Midar, inutilizando cuanto pudiera ser de aprovechamiento al enemigo, se replegaran sus posiciones sobre la columna del campamento, contiguo a la posición; que esta orden fue transmitida a todas las posiciones circundantes que con la suya comunicaban, no pudiendo hacerlo con «A», «no recuerda por qué motivo»; y el teniente de Artillería Gómez López, de Dríus, comentando la retirada de las expresadas posiciones, consigna al folio 834, que a la posición «A» se olvidó el telegrafista de comunicar la orden, por lo que continuó resistiendo tres días más, según se cree, hasta que la tomó por asalto el enemigo.
El teniente médico Peña, en atestado al folio 283, dice que empezaron a atacar la posición «A» el mismo día 22; que se defendió durante dos días y enviaba heliogramas dando cuenta de que el enemigo la rodeaba y a los cuales no recibía contestación; confirmado el teniente Vidal Cuadras -folio 1495- que al llegar a Dríus en retirada, «A» seguía haciendo fuego y funcionando el heliógrafo.
Según declaración del teniente de Artillería Reig, que fue prisionero de los moros en poblado próximo al lugar, como consecuencia del asalto a Buhafora, cuya batería mandaba, según noticias que le dieron los mismos moros, la posición se estuvo defendiendo hasta el 27 ó 28 de julio, habiéndose refugiado en ella, según noticias del mismo origen que ya se han hecho constar antes, la guarnición de Yebel Uddía; que, entablado parlamento, su jefe, el capitán de la compañía Don José Escribano Aguado, salió a conferencias con varios principales moros; pero que al ver que los indígenas, impacientados por la codicia del botín, se echaron sobre la posición intentando forzar la entrada, mandó el capitán hacer fuego desde fuera a la guarnición apostada en el parapeto, muriendo de sus resultas el propio capitán y muchos moros de los que le rodeaban; no obstante el cual incidente, se reanudó poco después el parlamento, acordándose la entrega de la posición y armamento, saliendo libremente; pero que exasperados y rencorosos los moros por la agresión de que antes habían sido objeto, como por encontrar que el armamento había sido inutilizado antes de abandonarlo, rompieron el fuego y acometieron al arma blanca a los inermes defensores, exterminándolos a todos, salvo a dos que, según parece, estaban prisioneros en Anual en la época en que se refiere el relato con arreglo a las referencias del testigo.
El citado oficial, aunque desde su cautiverio no veía la posición, sí oía el fuego y la fiesta de pólvora con que los moros celebraban su caída.
TZAYUDAIT. Guarnecida esta posición únicamente por fuerzas de Policía, dice el teniente de Artillería Reig que desde Buhafora, donde se encontraba destacado, vio hacia las doce de la noche del 22 que la posición encendía una hoguera, dando a entender con ello el abandono del puesto; y que los policías del destacamento no llegaron a defenderse; pues, antes bien, se sumaron a los insurgentes.
En el sucinto informe dado el 23 de noviembre por la Subinspección de las tropas y asuntos indígenas -folio 1815- se limita a decir que no se tiene de esta posición más noticias que las facilitadas por el oficial de segunda Achmelal, que mandaba aquel destacamento, según el cual le abandonaron los policías así como la posición; mas el antecitado teniente Reig, en atestado número 10, manifiesta «que los policías de la posición le dijeron, después de prisionero, que el oficial moro que los mandaba se marchó al obscurecer el 22».
MEHAYAST. Esta posición está asentada en un elevado monte de Beni Ulixech, el Yebel Azrú, de 1150 metros de altitud. Su acceso se hacía desde Ben Tieb por un mal camino de herradura, en las faldas de la cual altura había varios poblados moros. Hace su descripción el cabo de la Brigada Disciplinaria Francisco Rodrígues Hernández en declaración al folio 1646 vuelto, consistiendo su guarnición en una compañía de dicho cuerpo, pero sólo de 36 hombres y dos oficiales. A tenor de dicha declaración, desde su situación elevada se veían, cuando las nubes acumuladas en la altura lo permitían, Sidi Dris, Izúmar, Igueriben y otras posiciones del territorio.
Presenciaron en consecuencia el abandono de Anual y el incendio de algunas tiendas cuando la columna de evacuación había ya rebasado la altura de Izúmar, posición que asimismo vieron arder hacia la una de la tarde.
Poco más de esa hora, vióse rodear la posición grupos de indígenas armados, en actitud expectante y enemigos afluir de Izúmar. Consultóse, dice, a la una y media a Ben Tieb sobre el partido que debiera adoptarse, a lo que no cree se obtuvo contestación, y como empezaron a hostilizar y aumentar la concentración de enemigos, contestóse su fuego como media hora; mas, no alcanzando la fuerza para cubrir el parapeto, y estimándose no poder sostenerse en aquel aislamiento, determinóse evacuar la posición, como intentaron hacer, saliendo a la desfilada y llevando las municiones que pudo sobre sí las fuerzas y cargadas las acémilas, quemando el resto de las que había en el repuesto. Emprendióse la retirada hostilizados nuevamente, y como al kilómetro escaso hubieron de hacer alto para contestar y contener la agresión, apretados, no obstante y rodeados de moros, hubieron de separarse en grupos, que en su dispersión fueron desechos, muertos o prisioneros, y algunos pudieron acogerse como el testigo y un oficial, errando a la lejana posición de Kebdani, extremo que confirma -folio 1358 vuelto- el comandante Sanz García.
Coinciden en los términos de la evacuación el soldado de la expresada Brigada Mario Echani Bilbao -atestado 150- y otros soldados, al 203; y el sargento Antonio Guirao Carmona, atestado 155, conforme en el fondo con las anteriores manifestaciones, precisa algunos detalles en cuanto al orden de salida, y dice que, si bien al salir era el propósito dirigirse a Ben Tieb, cerrado el paso por el mucho enemigo en esa dirección, decidieron marchar sobre Sidi Dris; pero, igualmente contenidos, fueron al fin, tras varios lances, reducidos y aprisionados.
AXDIR ASÚS. No se tienen noticias directas de esta posición, por no haberse presentado ningún superviviente. La guarnecía una sección de la compañía del regimiento de San Fernando, de Tungunz.
El capitán de Policía González Longoria -folio 503 vuelto-comunicó el 22 de julio al general segundo jefe en Dríus, que esta posición había sido ocupada por el enemigo, sin otras referencias; como asimismo que continuaban atacando a la siguiente de Tunguntz.
TUGUNTZ. Estaba guarnecida por la cuarta compañía del segundo batallón del regimiento de San Fernando.
El capitán precitado de la Policía González Longoria, dice -folio 502- que al restituirse a la cabecera de su mía, en Yarf el Baax, en la noche del 22 , recibió un despacho del jefe de la expresada posición manifestando se acababa de presentar un moro manifestando «que el declarante ordenada se le entregara la posición», a lo que hubo de responder que la Policía aprehendiera y diese muerte al referido moro; a lo que contestó Tuguntz que el moro era Cadur Namar, y que ya se había marchado; enterándose a poco de que la Policía había abandonado la avanzadilla y la posición era atacada por el enemigo, ataque que continuaba en la mañana siguiente del 23, siendo de advertir que en estado general de la situación no figura tal avanzadilla.
Según declaración del capitán del regimiento de Melilla Araújo -folio 541 vuelto-, en la noche del 22 a 23 se recibieron en Kebdani, en donde se encontraba con la columna de su cuerpo, varios telefomenas de servicio urgente circular, expedidos por la posición de Tuguntz, en los que se decía que era atacada, que no tenía víveres ni agua, escaseando las municiones y pidiendo órdenes, las que no se les pudieron dar por depender dicha posición de la circunscripción de Dríus, donde el general segundo jefe se encontraba. Que a las primeras horas de la mañana del 23, los aeroplanos lanzaron bombas en las inmediaciones de Tunguntz.
Análoga manifestación hace el sargento del regimiento de Melilla Calzado, de la posición de Tizi Inoren (Beni Said), al folio 1544 vuelto, y que habiendo preguntado el telegrafista de esta posición al de Tuguntz, se enteraron de que un numeroso enemigo la atacaba.
Según atestado del soldado de San Fernando Bernardo Arranz, número 51 -salvando los errores de fecha en orden a lo que va expuesto- el «21» empezaron a hostilizar la posición y el 24 la tomaron los moros por asalto, habiéndoseles terminado las municiones, el agua y los víveres, siendo agredidos al salir de la posición -sin decir en qué forma-, dispersándose y quedando prisionero el deponente.
YEMAA DE NADOR Y HALAUD. Situada esta posición en un cerro de regular altura en las vertientes derechas del Uardana, estaba dominada por otra elevación a un kilómetro hacia el Noroeste que ocupaba la avanzada de Halaud.
La constitución y vicisitudes de la misma se describen en la declaración del cabo del regimiento de San Fernando José Delgado Díaz -folio 1723-; del soldado del mismo cuerpo José Mediavilla -folio 1638-; y el artillero de su destacamento José Ruiz -folio 1722-.
Guarnecía la posición la cuarta compañía del primer batallón del expresado regimiento de San Fernando, que mantenía en la avanzada un puesto de sargento y 20 hombres y el destacamento correspondiente de Artillería a cargo de un oficial.
Según las declaraciones de los expresados individuos, el 22 vieron, hacia la tarde, las fuerzas de Anual en retirada, y a poco correrse grupos de moros en torno de la posición, por lo que dispuso el capitán fuese reforzada la avanzada; dice el cabo que también advirtieron que salía la cabecera próxima de la 13ª mía de Dar Mizian, la Policía, y dirigirse a la posición, y que ellos supusieron vendría a cooperar a la defensa; y aun depone el artillero Ruiz que la harca auxiliar, que a distancia precedía a las fuerzas de Anual al retirarse, acudió también a ella con la pretensión de que se la dejara ocupar la posición. El hecho es que el capitán mandó salir a las 5 una sección con propósito de despejar las avenidas del terreno, en que se iba condensando el enemigo, mientras las otras se aprestaban a la defensa del parapeto. Salió y desplegó la sección en ejecución del mandato; pero un grupo de caballería, dícese, de la Policía sublevada, le cortó el paso y le rodeó haciendo fuego, al que contestaba con el suyo; pero acosada por el enemigo, en mayor número, la acometió y deshizo. Salieron las otras secciones detrás, combatiendo como hasta medio kilómetro, pero revolviéndose el enemigo contra ellas, las dispersó asimismo.
La gente de la avanzadilla, al ver que al cuarto de hora había cesado el fuego de la posición, observando que los moros corrían hacia ella, y al darse cuenta de la evacuación sin haber advertido la señal convenida para llegado que fuera este caso, resolvieron abandonar el puesto a su vez con intento de dirigirse a Dríus. Combatida de igual modo esta fuerza, dispersa y habiendo sufrido muchas bajas, sólo los restos de uno y otro grupo pudieron acogerse desperdigados a dicho campamento.
El artillero Ruiz, por su parte, agrega algunos detalles que pueden dar lugar a creer que no presidiera la debida entereza en el desarrollo de los acontecimientos y sustentación de la defensa.
Aun cuando en declaraciones del capitán González Longoria -folio 495-, del teniente de Intendencia Guerras -folio 1529 vuelto-, teniente de Artillería Reig -folio 1194-, al que le manifestaron los moros que la posición no hizo defensa, dispersándose la fuerza, y teniente médico Peña -folio 679 vuelto-, se hacen referencias incidentales sobre esta posición, pierden interés ante la deposición de los precitados testigos oculares.
MORABO DE SIDI MOHAMED. Asentada esta posición a 850 metros de altitud (no existen supervivientes de su guarnición; era una sección del regimiento de San Fernando destacada de la compañía de Ben Tieb), y según manifiesta el capitán de Policía Fortea -folio 483 vuelto- y el teniente médico Peña -folio 679 vuelto-, la vieron arder la tarde del 22 de julio, dando de hecho que sucumbiera aquella.
POSICIONES DEPENDIENTES DE ANUAL
(2ª PARTE)
DAR MIZIÁN. Cabecera, como queda indicado, de la 13ª mía de Policía, de Beni Ulixech, se limita el informe de la Subinspección de dichas tropas a manifestar que al efectuarse la retirada hacia Ben Tieb la expresada cabecera, como las casas intermedias, estaban en poder del enemigo.
Ya se ha consignado, en orden a la declaración del capitán de esta mía Fortea -folio 483-, que al dejar los puestos del servicio en las alturas de Uddía el día 22 y tratar de dirigirse a Dar Mizian, no lo pudo conseguir, a causa del fuego que desde allí se le hacía; como asimismo el capitán Jiménez Ortoneda, de la 8ª, agregaba, en parte del folio 1835 confirma, que al descender a Ben Tieb de dichos servicios, le dio orden el comandante Villar, en el sector, de seguir hasta Dar Dríus, toda vez que durante la ausencia de las fuerzas los jefes de Beni Ulixech habían ocupado Dar Mizian y desde ella habían roto el fuego contra Ben Tieb.
El teniente médico Peña, con menos ambages, dice -folio 679 vuelto- que en Dar Mizian «desertó la mía íntegramente», y el teniente de Intendencia Guerras -folio 1527- afirma que al mediar la retirada de Anual -deberían ser, según las referencias del testigo, sobre las 13.30 minutos- recibieron por teléfono de Dar Mizian apremiantes peticiones de auxilio, y como llegara el capitán Chicote con su escuadrón, que ya había sufrido bastantes bajas -protegiendo aquella-, le mandó el capitán jefe de la posición marchar en socorro de los peninsulares que allí había y lo demandaban; que salió el escuadrón, sin que el testigo sepa lo que después ocurriera; ni el capitán Chicote, en su declaración -folio 1866- hace comento de ello. El soldado Moreno Martín, de este escuadrón -atestado 152- dicho queda, con arreglo a su manifestación, que poco después de llegar a Ben Tieb, en retirada de Anual, hubo de salir el teniente Puga con 40 ginetes «para sostener» una mía de Policía que se había sublevado, teniendo con ella bastante fuego, regresando al campamento y teniendo que volver a salir para despejar los alrededores y proteger la salida de la guarnición.
BEN TIEB. Asentaba esta posición en lugar despejado, sobre una eminencia a la margen del llano de Sepsa y contigüidad del camino de Anual, conteniendo un depósito de acumulación de Intendencia y repuesto de municiones para abastecimiento del sector.
Su construcción se describe al folio 1322, declaración del capitán de Estado Mayor Dolz del Castellar.
Constituían su guarnición dos secciones de la 1ª compañía del 2° batallón del regimiento de San Fernando, una compañía de Ingenieros y el 5° escuadrón -voluntarios- de Alcántara, encargado de escoltar los convoyes hasta Anual; un destacamento de Artillería para el servicio de las piezas de dotación. Estacionaban además en la posición dos compañías de Montaña de la Intendencia y el personal de este cuerpo afecto al Depósito.
Refiere el testigo teniente de Intendencia Guerras -folio 1526- que después del paso de los fugitivos de Anual e ineficacia de las instancias que se dirigieron para allegar fuerzas de las que pasaban para contribuir a la defensa, en la idea de hacer salir de la posición todo el ganado innecesario, dispuso el jefe de ésta que las dos compañías de Intendencia que allí acampaban de ordinario, a su regreso asimismo de Anual en retirada, continuaran a Dríus; de forma que quedó reducida la guarnición a las dos secciones referidas de San Fernando, con unos 60 hombres; la compañía de Ingenieros que había regresado diezmada de «B», adonde se había replegado -folio 1121 vuelto- después del defraudado intento de establecer la posición del paso de Beni Asa, y el escuadrón de Alcántara, también mermado por las bajas sufridas, con la gente de Artillería y Depósito de Intendencia.
Con la evacuación de Anual y todo su frente hasta «A», única que se mantenía, la posición de Ben Tieb quedaba al descubierto, expuesta y amenazada a la directa agresión del enemigo. A su pesar -dice el testigo teniente Guerras-, trataron de defenderse y concertaron los mejores medios para ello; pero las consideraciones inherentes a su insuficiencia y a lo precario de la defensa, en todo caso, decidieron al jefe de la posición a consultar por teléfono con Dríus, dando después orden de abandonar ésta y destruir lo más que se pudiera de los depósitos.
El capitán de Caballería Chicote dice en su declaración -folio 1874 vuelto- que el jefe de la posición «comunicó con el general Navarro por teléfono, manifestándole que la situación era insostenible por más tiempo, ordenando dicho general que se evacuase la posición con todo orden, después de haber incendiado el depósito de municiones…», el cual aserto carece en absoluto de fundamento, por las razones siguientes: en primer término, el Comandante general fijó como límite del repliegue, según ha podido conocerse por sus órdenes postreras, Ben Tieb, Beni Said; en segundo lugar, según el teniente Guerras -folio 1528 vuelto-, la salida la efectuaron de 3 a 4, llegando a Dríus al caer la tarde, y siendo así que el general Navarro llegó a Dríus a las 17 y media, conforme a su telegrama -folio 60- dando cuenta de su llegada, de encontrar los restos de las tropas de Anual y posiciones intermedias, y de que le «comunican haber evacuado e incendiado Ben Tieb», como muestra de extrañeza; luego no es admisible que de él partiera la orden.
Aclarando el extremo, el teniente médico Peña dice, al folio 679 vuelto de su declaración, que el capitán Lobo, jefe de la posición, no logrando que de Dríus le diesen órdenes concretas, aunque estaba con este punto en comunicación telefónica, decidió evacuar Ben Tieb. No sabe el testigo de un modo cierto si la evacuación fue decidida por el mismo capitán u ordenada por el Mando, pues le dijeron que el capitán pidió repetidamente órdenes concretas a Dríus, y en vista de que no se las daban dijo que, en caso de no recibir órdenes en cinco minutos, como su situación era tan comprometida, tomaría el silencio por orden de evacuar; de lo que resulta que el partido de la evacuación se lo tomó el jefe de la posición por su propia cuenta, independientemente de las razones que en su ánimo pudieran asistirla para ello.
De su parte afirma el capitán de Estado Mayor Dolz -folio 1324- que el 22 por la tarde, durante la retirada, el capitán Lobo pidió instrucciones por teléfono respecto de lo que debía hacer, limitándose a ponerle en comunicación con el jefe de la circunscripción, que era un teniente coronel de San Fernando -Álvarez del Corral-.
La evacuación, según el expresado testigo Peña -folio 680-, se hizo ordenadamente; la Caballería desplegó a la izquierda para atraer la atención del enemigo, mientras la Infantería desplegaba al salir de la posición; que marcharon después los heridos, en número de 60 a 70, en carros y caballerías por no haber otros elementos, y en esta forma, sin ser hostilizados por el enemigo, llegaron a Dríus, alcanzando en el camino a la cola de la columna de Anual, que ya marchaba más recobrada de ánimos, al decir del testigo, llegando a las seis de la tarde a Dríus.
SIDI DRIS y AFRAU. Pertenecientes estas dos posiciones a la circunscripción de Anual, aunque distanciadas y separadas por un abrupto territorio, la primera situada en la cabila de Tensaman, y la segunda en la Beni Said, y aisladas regionalmente consideradas, su dependencia administrativa, como las operaciones concertadas con la Marina para su auxilio y salvamento, Imponen resumir ambas posiciones reunidamente en este lugar.
La posición de Sidi Dris se describe en la declaración -folio 1648 vuelto- del comandante del regimiento de Ceriñola Don Alfredo González Larrea, que ejerció el mando de la posición en época anterior a los sucesos.
Dice este jefe que no existía camino, propiamente dicho, de Anual a Sidi Dris, sino dos sendas; una de ellas por el zoco, entre medias Talilit y Sidi Dris, con algún mayor rodeo, pero ambas igualmente malas, calificando de equivocaciones, tanto esta posición como la de Anual, por carecer de línea de retirada, por la dificultad de comunicaciones y la escabrosidad del territorio intermedio.
También reseña la posición el sargento del regimiento de Ceriñola Miguel Mariscal, refugiado en Talilit, al folio 1254.
Constituían la guarnición una compañía del regimiento de Ceriñola, una sección del de Melilla, una compañía de ametralladoras de este cuerpo, destacamentos de Artillería, Ingenieros telegrafistas, Intendencia y compañía de mar y Policía; en total, según estado de fuerza del 22 de julio, 274 hombres, que con la gente acogida de Talilit compondrían alrededor de los 300 a que se alude en los parte de la Marina.
Destacado en virtud de orden urgente del Comandante general a las aguas de Sidi Dris el cañonero «Laya», adonde llega en la mañana del 20, observando normalidad, sobre las diez y treinta del 22 –folio 907- recoge, como resultado de la conferencia mantenida por dicha autoridad con el Alto Comisario, el radiograma que le dirige el Comandante general comunicando la resolución de la retirada de las tropas de Anual sobre Ben Tieb -folio 1995-, de que en su lugar queda hecha mención, con el encargo directo a dicho buque de proteger a la guarnición de Sidi Dris y a la de Talilit, que se replegaría sobre la primera.
Según el parte del comandante del expresado cañonero –folio 908-, a las catorce del 22 empezó a manifestarse agitación en los aledaños de Sidi Dris, empezando el asedio con algún tiroteo, sin que el ataque en las primeras veinticuatro horas fuera muy enérgico. Mas, en suma, produjo el efecto de estorbar la aguada, apretando el enemigo el cerco y la hostilidad progresivamente en forma de apurar los recursos de la posición.
En telegrama de las 15 de dicho día -folio 2000- el jefe de la posición de Sidi Dris dice a la Comandancia General que llevaban dos horas de tiroteo con los harqueños, que se veían grandes núcleos de moros, y solicitaba autorización para, en caso necesario, romper fuego de cañón. Así se le concede en telegrama de las 17.20 -folio 2001-, previniéndole extreme la resistencia, que será apoyada por la escuadra, que arribará con urgencia.
En telegrama del mismo día -folio 2005- se comunica también a la Comandancia General ser atacada Afrau, y en telegrama de las diez y cuarenta del 23 se la manifiesta haberse dispuesto marche a sus aguas un cañonero, a fin de cooperar a la aguada de la posición; esperando se extremaría la resistencia y sólo agotados todos los medios se refugiara la guarnición en el buque.
En telegrama de las 23.24 del expresado día 22 -folio 2006-, el Alto Comisario previene al comandante del «Laya», en Sidi Dris, que se pusiera al habla con el «Princesa de Asturias», que debería llegar de un momento a otro, e indicase la conveniencia de proteger con el fuego de ambos buques la posición de Sidi Dris, y en caso de no ser posible sostenerla, favorecer su evacuación, incendiando cuanto pudiese ser aprovechado por el enemigo, y debiendo los buques recoger la guarnición y elementos que de ella evacuasen.
En telegrama del folio 2007, recibido el 23 a las 4.24, el jefe de la posición de Sidi Dris da conocimiento de estar la posición rodeada por el enemigo, que en otro, recibido a las 19.45 del mismo día -folio 2009-, participa haber sido tiroteada constantemente durante la noche y haber hecho causa común con el enemigo las cabilas circunvecinas. En otro posterior del mismo día -folio 2010- dice continuar el tiroteo y no poder salir de la posición.
En telegrama de las 15.10 del 23 -folio 2011- el comandante del «Princesa de Asturias» transmite que Sidi Dris le comunica carecer en absoluto de agua, así como expone por su parte la imposibilidad de enviársela; insistiendo el jefe de la posición en el de 23.15 -folio 2013- cerca de la Comandancia General en la imposibilidad en que a su vez él se ve de efectuar la aguada en el río y carecer de dicho líquido hacía doce horas, ni para los ranchos; al pasar el comandante del «Princesa» este telegrama por la estación del buque, insiste en que, como prácticamente considera imposible el envío de agua a la playa, la posición, no contando con aguada asegurada en el río, tiene que ser evacuada, como dice que ya ha expuesto al Alto Comisario a su paso dicho día a bordo del «Bonifaz», cuando se trasladaba a Melilla.
Tanto el jefe de la posición de Sidi Dris -folio 2015- como el comandante del «Princesa» -folio 2016- encarecen el envío urgente de fuerzas, si se quieren sostener las posiciones -la citada y Afrau-; pues de lo contrario, dice el último, tendrían que ser evacuadas, operación la cual consideraban ofrecer graves riesgos, sobre todo para el personal de aquéllas. El Alto Comisario, en telegrama del 24, de las 14.15 -folio 2017-, contesta que, dada la situación de las guarniciones de Sidi Dris y Afrau, puede disponerse la evacuación con auxilio de los otros buques, si se juzgase factible, y en la forma que hubo de manifestar.
El comandante del «Princesa», en telegrama del 25, 2.10 participa al Alto Comisario que ambas posiciones dicen que necesitan evacuar, por manifestar encontrarse en situación de mucha gravedad; pero que la operación de evacuar Sidi Dris se juzgaba dificilísima; exponiendo, que antes de proceder a la operación, que empezaría por Sidi Dris, cumplía a su deber indicar a su Autoridad los graves peligros de emprenderla y que quizá no tuviese éxito, perdiendo botes y gente; en resolución, consultaba si se debía intentar la operación, o se desistía de ella, en la idea de enviar refuerzos.
Aun cuando el jefe de Sidi Dris, en telegrama del 25 -folio 2019- hace protesta del espíritu de la guarnición en defensa del honor de las armas, decidida a arrostrar todas las penalidades que sufrían, la realidad implacable imponiéndose, en nuevo despacho de las 16 del mismo día -folio 2022- expresa considerar imposible la salida de no enviarse refuerzos, encareciendo hagan presente al Alto Comisario el apremio de su envío, con palabras reveladoras de la desesperación y angustia de la guarnición: «Estamos perdidos, y que contesten y le digan al Alto Comisario que mande fuerzas pronto, y que a ver si quieren salir de la plaza, que estamos muriendo, no podemos más ya.»
El comandante del «Princesa», al comunicar esta vehemente instancia, insiste en que, no pudiendo bajar la guarnición a la playa y tratar de ganar los botes a nado, pues éstos no podrían vararse, había que considerar perdida la posición y sus defensores si no llegaban tropas; avisando al propio tiempo que Afrau estaba sin agua ni municiones, y que a esta posición la consideraban, por iguales razones, también perdida.
El Alto Comisario, en telegrama de las 18.10 del 25 -folio 2025-, que dirige al «Princesa» para que fuese transmitido a Sidi Dris, expresa, con harto dolor, la imposibilidad en que se ve de enviarle refuerzos; que convencido de que no podría continuar la guarnición su heroica defensa, la autorizaba a parlamentar con el enemigo, conmovido por el valeroso comportamiento de todos, que habían llegado en el cumplimiento del deber a límites de admiración en su honroso sacrificio en aras de la Patria y del honor del Ejército. Encarece, finalmente, al comandante del «Princesa» que tan luego conociera haber sido entregada la posición, y ser, por tanto, inútil su presencia en aquellas aguas, se trasladara a Afrau, transmitiendo a esta posición en anterior despacho.
Los acontecimientos, empero, se habían precipitado en Sidi Dris.
En telegrama de las 22 del día 24 -folio 2014-, el comandante del «Princesa de Asturias» había expresado al Alto Comisario que había recibido su radiograma sobre la evacuación de las posiciones -pudiendo referirse al del folio 2017-, manifestando que decidiría cuando los jefes de ellas, a quienes había consultado, le dijesen serles imposible sostenerse y le expresasen también su conformidad a evacuar y correr los gravísimos riesgos de bajar a la playa. En las comunicaciones del Comandante general de la Escuadra transmitiendo los partes del «Laya» -folio 905- y el del «Princesa de Asturias» -folio 1111-, se consigna los términos en que había de realizarse la operación, si bien no hay conformidad en la hora convenida, pues en tanto el «Princesa» dice que de 11 a 12 de la mañana, después de un nutrido cañoneo, el «Laya» consigna que se efectuaría a la una de la tarde, después del bombardeo, que comenzaría a las doce.
En este estado, en telegrama de las 13.25 del 25 -folio 2020-, el comandante del «Princesa» dice al Alto Comisario que, apresurada la evacuación, antes de la señal convenida, -eran las 9 y 3/4, folio 908 vuelto- intentaron los buques el salvamento de la gente que se veía en la playa y nadando, enviando los botes con resultados desastrosos, recogiendo sólo unos 12 o 14 de tropa peninsular y de Policía, con pérdida de dos botes, y bajas, y que había quedado gente en la posición, a la que sería imposible evacuar; confirmándolo desde Sidi Dris, que avisaba que aún había quedado gente y vivía el jefe; que la situación era apuradísima, que pedían que se telegrafiase insistiendo en la petición de refuerzos y que se siguiese cañoneando; no creyendo fundadamente el comandante del «Princesa» que pudiesen ser salvados.
En nuevo despacho de las 17.25 del mismo día -folio 2024- participa el comandante de este buque que Sidi Dris sigue sin evacuar y pidiendo refuerzos, «y que no les dejen morir».
Que la posición de Afrau sigue sin evacuar, pidiendo también auxilio sin agua ni municiones.
En despacho del 26, 0.10 -folio 2026- el repetido comandante manifiesta al Alto Comisario que el radiograma autorizando la capitulación de Sidi Dris había llegado tarde: la posición, desde la evacuación parcial de la mañana, parecía dispuesta a no realizar nuevo intento, en vista del numeroso enemigo y de la imposibilidad de no alcanzar la playa, que sin haber recibido ningún aviso de la posición, se vio de pronto la entrada del enemigo en ella sin resistencia, al parecer, «habiendo capitulado», y rápidamente trató de ganar la playa parte de la guarnición, haciendo fuego los moros, llegaron pocos a la playa y no se pudo recoger más que a cuatro soldados por el «Lauria», dando algunas referencias por ellos con respecto a la suerte de la posición. Participa, por último, la salida del «Laya» para Afrau, por si llegaba a tiempo de comunicar al jefe de la posición la autorización para capitular, proponiéndose recalar allí de madrugada con los otros buques.
Siguiendo correlativamente el curso de la defensa interior, dice el sargento Mariscal, de Ceriñola, en declaración del folio 1252, en relación con el atestado del 1258, que Sidi Dris empezó a ser hostilizada desde la tarde del 22, sosteniendo vivo tiroteo toda ella y la noche; que con varia intensidad siguió el 23 y 24, en cuya noche arreció con más dureza, por crecer la concentración del enemigo atacando con bombas de mano, aunque sin lograr meter ninguna en la posición; que serían aproximadamente las 24 cuando el jefe de la posición dio la orden de que se evacuara ésta a las cuatro de la mañana, si bien llegada la hora no se efectuase, pero adoptándose hacia las 8 algunas disposiciones para poner fuego a la posición, decidiéndose, al fin, la salida hacia las 10, como dice el cabo de Ceriñola Feliciano Moreno, en atestado número 186.
La ejecución, continúa el sargento Mariscal, al folio 1253 vuelto, debía verificarse en el orden siguiente: las fuerzas de Policía; una sección de Ceriñola, de Talilit, al mando del capitán Ferrer, por muerte del teniente Moreno; otra sección de la cuarta del primero del cuerpo, allí destacada; los heridos y el destacamento de la Compañía de Mar; la sección de Melilla, las ametralladoras, las fuerzas de Artillería e Ingenieros, y, por último, la sección del declarante, con otra de su mismo cuerpo. Que de estas fuerzas salieron hasta la sección de Melilla inclusive, efectuándolo de a dos; pero por el efecto del nutrido fuego enemigo, duda el testigo que pudiera haber llegado a la playa, y en armonía con lo que después dijo el jefe de la posición; pues él, desde el lugar opuesto del parapeto en que se encontraba, no podía ver la abrupta bajada a la costa por donde se efectuara la salida.
El soldado del Regimiento Melilla Crespo, en información practicada ante su cuerpo -folio 1038-, dice que el intento de evacuación se hizo saltando por una brecha hecha en el parapeto por los policías, que hasta aquel momento no habían dejado un momento de defender la posición -no obstante los temores denunciados por el jefe de ella en el telegrama del folio 2015-, y que continuaron de la misma forma hasta llegar a la playa y embarcar en el cañonero, que, estando algo distante de la costa, hubieron de alcanzar a nado; agregando que al salir de la posición se diseminaron, sabiendo que muchos quedaron en el interior de la posición; pues el fuego que al salir de ella se les hacía era grande, teniendo la seguridad de que muchos quedaron muertos y heridos al pie de la brecha y en el trayecto de la costa.
Los soldados de Ceriñola Garrido y otro -atestado número 163- dicen que el jefe de la posición ordenó fuera ésta evacuada, saliendo parte de la guarnición con dirección a la playa; pero de que en vista de que el enemigo se echaba encima, causando numerosas bajas a los que salieron, se mandó suspender la evacuación a los que aún permanecían dentro, entre ellos el comandante jefe y capitán Ferrer, de Talilit, y otros varios oficiales.
El antes citado cabo Moreno -atestado 186- dice que hacia las diez de la mañana dispuso el comandante que saliera la guarnición hacia la playa, para refugiarse en la Escuadra; pero como desde el momento que salían de la posición recibían un nutrido fuego del numeroso enemigo que la rodeaba, saliendo aproximadamente la mitad, muriendo la mayoría en el camino, logrando refugiarse unos treinta hombres con armamento en un poblado de hebreos próximo a la playa, donde se hicieron fuertes hasta la caída de la tarde; que, una vez asaltada la posición, bajó un numeroso enemigo al poblado, teniendo que entregarse, quedando prisioneros.
En información de la Comandancia general -folio 1030-, con referencia a lo depuesto por un marinero salvado de la Compañía de Mar, se confirman los pormenores de la crítica salida, lo rudo del ataque sufrido en ella y escaso número que pudieron ganar los barcos y comportamiento valeroso y fiel de la Policía.
Interrumpida, cual queda expuesto, la evacuación, sigue diciendo el sargento Mariscal, al folio 1259 de su atestado, que el nutrido fuego abierto por el lado de la playa continuó sin interrupción hasta la tarde, y que el jefe de la posición manifestó que los que habían salido anteriormente no habían podido llegar ninguno a la playa; que era debido morir por la Patria, y que él no entregaría la posición al enemigo; que a las 4 arreció el fuego, intentando grupos enemigos asaltar la posición, no lográndolo, por de pronto, por la defensa que hicieron bajo el mando del comandante Velázquez, herido en un brazo, los 120 hombres que habían quedado por la mañana. Hora y media después vio el testigo que por detrás del frente que él ocupaba hacían fuego, y en estos momentos fue muerto el jefe de la posición, viéndose rodeados por el enemigo, y entablándose la lucha cuerpo a cuerpo dentro de ella, cayendo él, a su vez, herido, sin darse cuenta de lo ocurrido después, hasta que al volver en sí pudo ver que no había más que moros dentro de aquella.
El soldado Garrido, en atestado antes citado, número 163, dice también a este respecto que suspendida la evacuación permanecieron, en vista de ello, en la posición; pero a eso de las 6 o 7 de la tarde un gran número de enemigos la atacó impetuosamente, y que, no obstante su resistencia, no se pudo impedir fuese asaltada por los moros, muriendo en el asalto todos los oficiales y gran número de individuos, quedando el resto prisioneros.
En el parte del «Laya» -folio 910- se consigna que, a pesar de las seguridades dadas por los salvados del abandono total de la posición, se abstuvieron, por suerte, de tirar sobre ella; pues a las cuatro de la tarde el «Princesa» recibió nueva petición de auxilio, suplicando los sitiados el envío inmediato de refuerzos, envío de botes y auxilios urgentes; que pensando en lo que podría hacerse, «asaltaron los moros la posición, dominando las alturas; mataron o cogieron a nuestra gente, y a la playa no debieron llegar nadie o casi nadie», confirmándose en el del «Princesa» -folio 1113 vuelto- que viéronse bajar a la tarde, tiroteados por el enemigo, alguna gente de la posición, volviéndose a ordenar a los botes prepararse para ir a recoger a los que pudieran, sin resultado, porque casi todos ellos cayeron heridos, muertos o prisioneros, alcanzando ya en noche cerrada cuatro o cinco náufragos los botes del «Lauria».
En conferencia telegráfica de las 17.30 del 25 -folio 95- se da cuenta del desastroso resultado de la evacuación, como de la resolución del Alto Comisario de que no se hiciesen más intentos de salvamento, en atención al parecer de la Marina, quedando allí los barcos para recoger algún evadido que consiguiese ganar la playa sin ser descubierto; y en otra conferencia del mismo día, de las 23.40 -folio 102-, se manifiesta por el Alto Comisario el angustioso telegrama que recibiera del jefe de la posición de Sidi Dris, y la revelación que había hecho de continuar la defensa, en atención a serle materialmente imposible socorrerlo y haber llevado aquella a honrosos límites, agregando: «Es una página más de gloria de tantas como se han escrito en estos días, que atenúan las vergüenzas de la cobarde huida»; homenaje póstumo al heroísmo de aquellos sacrificados defensores.
Perdida la posición de Sidi Dris, trasladóse el «Laya» a Sidi Mosain-Afrau, siguiendo luego a ella el «Princesa» y el «Lauria» -folio 2027- a comunicar la autorización concedida por el Alto Comisario para parlamentar con el enemigo si no podía efectuar la evacuación -folio 910 vuelto-, advirtiendo el jefe de la posición de los términos en que ésta pudiera llevarse a cabo, sin obtener respuesta, por la falta de medios acordes que entre el buque y la posición existían, pasando el tiempo, dice el comandante, sin oír más que algún tiro suelto enemigo y ninguno de los nuestros. Supuso el comandante pudiese estar la posición abandonada o no tener municiones.
En la noche recibió el «Laya» estaciones de telegrafía óptica y personal de Ingenieros del Ejército para su manejo.
A las 10.35 del 23 -folio 2029- la Comandancia general había avisado a los buques, que Sidi Hosain comunicaba estar algo apurada por falta de agua, indicando la necesidad de acudir en su auxilio protegiendo la aguada, y aun recogiendo a la guarnición si ésta no pudiera sostenerse.
Al amanecer del día 26 pudo apreciarse que la posición se mantenía. Transmitida por los nuevos medios la autorización de referencia. La posición contestó con el heliograma del folio 929, en que demandaban con apremio auxilio, cañonear los alrededores de la posición y despejar la playa de Poniente, mandando todos los botes para poder salir de un viaje, por ser crítica la situación.
En su vista, dispúsose el cañonero de la costa; pero los de la posición, sin dar tiempo a la preparación ni aguardar la señal convenida, se echaron fuera y bajaron a la playa que les había sido asignada, y con auxilio de los botes pudieron ser recogidos 130 hombres de los 180 de la guarnición.
La posición de Afrau estaba situada sobre el acantilado en el saliente de la costa de Beni Said, constituida en la forma que se describe en la declaración del folio 1080, componiendo su guarnición una compañía del regimiento de Ceriñola, media sección de ametralladoras de posición, destacamento de Artillería, a cargo de un oficial, y de Intendencia para el depósito de víveres; Ingenieros telegrafistas para la estación óptica, y 30 policías al mando de un sargento indígena.
De la fuerza ésta de Policía desertaron al principio del ataque el sargento y 14 askaris, sin que el resto de la gente inspirase confianza.
Ausente el capitán de la compañía, con licencia en España, ejercía el mando accidental de la posición el teniente del destacamento de Artillería Gracia, y por muerte de éste la asumió el de igual clase de ametralladoras Don Joaquín Vara de Rey y Sanz.
Afrau, según antes queda dicho -folio 2005-, comunicó en telegrama del 22 ser atacada, y dando de ello detalle en telegrama del 23, sin hora, y participa a la Comandancia general que en la tarde de dicho día aproximáronse a ella numerosos grupos de indígenas con bandera española, que al estar cerca, confiados por dicha falacia, rompieron fuego, apoderándose de la fuerza de protección de la aguada, compuesta por 7 peninsulares y 10 policías, de la cual se presentaron en la posición 6 de los primeros sin armamento.
El telegrama de las 14 del 23 -folio 2030- comunica que en vista de la imposibilidad de enviar convoy a la avanzadilla, había dispuesto el teniente de Artillería Gracia la retirada del puesto, durante cuya protección fue muerto dicho oficial, encargándose entonces del mando el precitado teniente Vara de Rey.
En telegrama del 24, 7.5 -folio 2034-, el jefe de la posición comunica que la posición continúa asediada y que el enemigo intentó en la noche anterior repetidos ataques, causando bajas, y que el agua se le terminaba dicho día.
En telegrama del 25, 5 horas -folio 2035- el Alto Comisario manifiesta al comandante del «Princesa» -dice «Cataluña», mas debe ser error material- el envío a remolque de una o dos barcazas en la idea de facilitar la operación de embarque de la guarnición, pues aun comprendiendo su dificultad, encarecía la precisión de intentarla por no serle posible el envío de refuerzos en la cuantía exigida.
En telegrama del día 26, 12.45 -folio 2036-, el comandante del «Laya» comunica al Capitán general del Departamento de Marina el salvamento efectuado en Afrau, el cual confirma el jefe de las estaciones eventuales enviadas en el suyo de las 13.20 -folio 2037-, recogiéndose en los buques la casi totalidad de la guarnición. También lo participa el comandante del «Princesa» en telegrama de las 14.35 -folio 2038-.
La posición había realizado una sostenida defensa hasta que, dando la guarnición por agotados los medios de resistencia, decidió la evacuación.
Relatando el teniente Vara de Rey el curso de los sucesos en la posición -folio 1081-, dice que el 22, con ocasión del regreso de Anual de los contingentes de la cabila movilizados para formar la harca auxiliar, conociéronse en ella los acontecimientos del frente, y que fue advertido por telegrama de Sidi Dris de adoptar precaución ante el riesgo de un ataque, observándose la aproximación de grupos de moros que con mujeres y niños llevaban banderas españolas y que, no obstante las protestas de un jefe indígena que estaba dentro de la posición, inspiraron desconfianza; pues al cabo, cautelosamente fueron aquellos corriéndose por la playa, envolviendo la posición, haciendo al cabo agresión contra ella y sorprendiendo el puesto de la aguada, formado por peninsulares y policías; estos últimos hicieron causa común con los agresores. Que a poco enviaron a los soldados aprehendidos de dicho puesto con carta para el jefe de la posición, pidiendo una entrevista, según tradujo el sargento de Policía, la que fue contestada afirmativamente; pero comisionado dicho sargento para llevar la contestación, poniendo en ello particular interés, con cuatro askaris, ninguno de ellos volvió y continuó el fuego durante la tarde y noche.
El día 23, por la mañana, según queda ya apuntado, hubo necesidad de retirar la avanzadilla por no poderla abastecer, y habiéndose tenido que asentar una pieza al descubierto en el centro batido de la posición para proteger con su fuego esta retirada, fue muerto el teniente Gracia, que rectificaba la puntería para conseguir el objeto.
Inutilizado el aparato Magín del heliógrafo, tropezóse con grandes dificultades para sostener comunicación con el cañonero «Laya» apostado, porque de noche no se podía contestar al Scott del buque más que con el «enterado», y éste, recíprocamente, en igual forma, de día, al heliógrafo, y de aquí la falta de correspondencia observaba luego por la Marina al transmitir con Scott los términos de desalojo de la posición.
Continuó la defensa de la posición, arreciando el ataque durante la noche del 23, en que llegó el enemigo hasta las alambradas.
En la noche del 24 recibió incompleto -folio 1110- el despacho del Alto Comisario en que se ordenaba evacuar la posición; pero no así el posterior, en que se le autorizaba para capitular, del que solo pudo recoger algunas palabras.
El cañonero «Laya», que se había ausentado para acudir al salvamento de Sidi Dris, regresó a Afrau en la tarde el 25, y en la madrugada del 26 se presentaron el «Princesa» y el «Lauria» para contribuir a la operación acordada.
El día 26, al amanecer, viendo el testigo que se aproximaban los buques, se dispuso a evacuar la posición en la forma que explica, reservado una de las dos ametralladoras en previsión de la eventual necesidad de fuego.
Salieron en vanguardia un sargento y quince hombres peninsulares y once policías, fuerza sobre la que se arrojó el enemigo; marchaba luego una sección distribuida a ambos lados de flanqueo, y detrás el centro, que era otra sección, y los heridos, cerrando la marcha el testigo con el resto de las fuerzas de todos los cuerpos que había en la posición, y en ésta quedó el suboficial de la compañía con unos 15 hombres y otros tantos policías para sostener la retirada.
Al salir la columna los moros la rodearon; y viendo ocupadas por numeroso enemigo las dos playas que se extienden a uno y otro lado del saliente de la costa en que la posición se asentaba, decidió marchar rectamente hacia el mar, hacia las rocas del arrecife, donde, metidos en el agua, contuvieron con el fuego al enemigo, con la cooperación de los buques que, echando sus botes al agua, en varios viajes, y siempre batidos por el enemigo, consiguieron recoger a bordo a los evacuados en número de 130 hombres de los 175 a 180 que constaba la guarnición, de ellos más de cuarenta heridos.
Hasta el momento de la salida, consigna el testigo al folio 1083 vuelto, habían tenido cuatro muertos y diez y ocho heridos, y en el momento de salir la vanguardia cayó herido el sargento que la mandaba, que siguió en su puesto, y muerto el médico que acudió a reconocerle; calculando en su totalidad las bajas -folio 1084- durante la defensa y retirada en unos 90.
Declara en conclusión el testigo que, de no haber realizado la evacuación en el momento en que la puso en práctica, hubiera sido más costosa, e imposible quizá, porque al darse cuenta el enemigo por la llegada de los barcos de los propósitos de efectuarla, hubiera acudido la harca que había expugnado a Sidi Dris, aumentando poderosamente los medios de los asediadores.
Por la transcripción
Julio MERINO
. Me complace reproducir para ustedes la magnífica serie que realizó y emitió “Onda Cero”, porque para mí fue uno de los mejores estudios que se han hecho sobre Annual, y además, puede verse por separado:
Autor
-
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.
Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.
Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.
En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.
En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.
Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.
Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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