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No te dije adiós, Crónicas, Televisión Espantosa. Pasado por la caja tonta en mayo, 28. Lo volvieron a dar hace poco, un día antes del masónico y repulsivo «homenaje» del Leviatán. El documental se aproxima a algunas familias para rendir un genérico «homenaje». Doce familias hablan de la muerte de sus seres queridos y también de sus vidas. Comparten fotos, videos y, sobre todo, evocaciones. He ahí el meollo: pornografía sentimental. La muerte apena, pero el documental ninguna duda aclara, todo lo embrolla al servicio de la falsaria versión oficial del coronatimo.
Algo no encaja
Nos aclara el docu, desde su principiar, uno de los grandes signos de deshumanización de todo este circo vírico. Desde finales de marzo, se prohibieron los velatorios y se restringió a tres familiares el acompañamiento en los entierros. En mayo, cuando se ofreció por vez primera el documental, los duelos continuaban restringidos. Miles de familias seguían sin poder despedirse con un mínimo de decoro de sus familiares fallecidos.
Doce familias rotas. Obvio. Pero algo no encaja. Todos los muertos, previamente a su muerte por la inexistente covid-19, personas con gravísimas dolencias previas. Todos. Acelerado linfoma. Avanzadísimo cáncer de pulmón deviniendo metástasis (conjeturo que intuirán el destrozo inmunitario causado por la puta quimio). Insuficiencias renales. U otros severísimos deterioros de salud, sobre todo, en personas mayores. Muy mayores, en algunos casos.
No te dije adiós, mintiendo por omisión
¿Y la sintomatología previa? Pues lo que pueden imaginar: los síntomas de la gripe estacional de toda la vida. Recapitulemos: toses, cefaleas, disneas, neumonías bilaterales, dificultades respiratorias. Al menos, leve paréntesis, que esta falsa pandemia sirva para tener en cuenta que la gripe estacional joroba y mata mucho. Avancemos algo y rematemos el docu. Pésima atención sanitaria, los «salvadores esenciales», ahí los tienen. Abandono, negligencia, colapsos, caos.
Pero en el documental No te dije adiós se echan de menos ciertos asuntos. La mentira por omisión. Se elude el hecho de que se aisló a los ancianos en sus casas, los aterraron como buenos terroristas que son. Se negó ayuda a los ancianos que estaban en sus domicilios y en residencias, sin el mínimo y primordial contacto, sin una terapia ni siquiera sintomática. Se impusieron tratamientos experimentales, elevadamente nocivos, sin la anuencia de los ancianos ni del resto de pacientes, jugueteando con sus vidas, incluidos los contraproducentes respiradores. Y eso por no hablar de las letales enfermedades hospitalarias, generadas a gogó, con toda la inducida psicosis de masas manufacturada por los mass- mierda, preferentemente televisivos.
Ancianos asesinados (sin su permiso, claro)
En el documental ni se intuye el hecho de que se negó la evidencia de que la mortalidad por hallarse vinculada con la vacuna de la gripe de la última temporada, insistiendo todavía hoy en vacunar a los ancianos este año, a pesar del palmario peligro. En muchos casos se les sedó/asesinó con cloruro mórfico. Se les negó tratamiento por una cuestión de edad, por criterios políticos (con la participación deliberada de todas las administraciones) y no médicos y se instituyeron mengelianos protocolos para desconectarlos del tratamiento, sobre todo los intensivistas, padeciendo todos ellos las suculentas «gracias» de la ética médica utilitarista. Y, sorprendentemente, algo que ni se apunta en un documental que habla de muertos, se incineró a los ancianos sin contar con su aquiescencia, sin importar los sentimientos religiosos de ellos o de sus familias. En muchos casos se entregaron a los familiares cenizas de no se sabe qué. O quién.
Treinta mil ancianos muertos y ni una sola explicación de gobierno, oposición, ministerio de enfermedad, comité de expertuzos desvelado por el ECDE, colegios de galenos, que mientras veían emplear la masiva eutanasia, no nada indicaron a sus colegiados para soslayarlo. Y algún político- Vox defiende la vacunación obligatoria, no lo olvidemos– ha pensado que la mejor forma de atender a los ancianos es preparar una vacunación masiva de ancianos contra la gripe, adelantando la campaña pero, eso sí, sin avalar la eficacia de la vacuna (mínima, probablemente no llega al 2%), sin atestiguar la seguridad (no se ha hecho ni una prueba válida de seguridad con las vacunas de la gripe, doble ciego por ejemplo) y sin contrastar la seguridad y jodidos efectos del uso del escualeno y del polisorbato como tenebrosos coadyuvantes, entre otros. Eso por recordar con más ahínco los sempiternos mercurio y aluminio en esas mismas vacunas.
Coda amarga
Treinta mil ancianos muertos y la televisión espantosa con este documental, No te dije adiós, humillándolos un poquito más. Salvo un interesante apunte denunciando a las depravadas aseguradoras y funerarias, el docu, lo dicho, porno sentimental. En fin.
Autor
- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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