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Las elecciones en Castilla la Vieja (lo que ahora dicen Castilla y León) están a la vuelta de la esquina (el próximo 13 de marzo) y los nervios en la política clásica; la del bipartidismo excluyente, PSOE, PP, con la zurrapa del comunismo podemita junto al resto de la hez político-filo humana (para aclarar mentes obtusas: la «chorizante compaña» agrupada y actuante a mansalva malvadamente y sin recato) están desquiciados temiéndose lo peor para ellos, que es la confirmación de VOX, a lo «Guerrero del Antifaz», con el más que posible resultado de que simplemente por su presencia, consiga expulsar a una docena de «okupas» de aquellas Cortes (versión a priori que ya habrá tiempo de discutir contadas las papeletas, esperando que brille la decencia de los contadores castellanos).
El temor no es solo por el resultado que VOX pueda alcanzar en aquellas provincias castellanas. El temor que se les está metiendo en el cuerpo, que les mantiene en aguda descomposición del vientre, lo les hace dejar la taza cubierta de pecas, es que la aparición de VOX en las primeras elecciones autonómicas del 2022, pudiera ser como el estallido del primer cohete, precursor de la gran traca final; la traca «fallera», que revienta los tímpanos.
El mayor temor es lo que se prevé que va a pasar, aún con el eco del primer gran estruendo en el oído, cuando se tengan en la mano los resultados de las siguientes elecciones que se celebrarán -al menos así lo podrá hacer VOX- Dios mediante, en la maravillosa Tierra de María Santísima.
Si; la venidera «explosión VOX» en Andalucía, será el vaticinio de lo que ocurrirá en las elecciones «mayeras» que celebrarán prácticamente el resto de gobiernillos autonómicos, cuyos resultados (¡inteligentes!) pudieran resultar ser el comienzo del final -Elecciones Generales- para toda esta caterva de indocumentados intelectuales, criaturas advenedizas buenas para nada y malas para todo lo demás, que son el natural fruto ponzoñoso, rijoso y asqueroso de un sistema político podrido, desde el día de su nacimiento.
Sistema político pensado, diseñado y puesto en práctica por una «minoría selecta» cuyo propósito siempre fue, es y será apropiarse de cuánto haya en el Mundo que represente riqueza y poder, incluyendo las personas, su voluntad y sus derechos.
¡Democracia! Gran Teatro donde detrás de su tramoya -mejorada con lo del engaño electoral- emboscados como delincuentes furtivos; esa minoría de cabrones y cabronas que rivalizan gateando ratunamente por la clasificación de los/las más millonatis, numerus clausus de explotadores esclavistas y, porque no se les «distraiga un céntimo de euro» que minimice su ¿quién sabe cómo lograda? opulencia, son capaces de hacerse con los así variados servicios de «suareces», «gonzaleces» «aznareces» «zapatereces» «rajoyrices» y «sancheceses» que, además de vigilar y mantener la estabilidad y el orden deseado, a través de impuestos y tasas por infinitos motivos -¡hasta por respirar!-, favorezcan el que los nuevos euros que, incomprensiblemente puedan haberse creado fuera de sus dominios, sean debidamente pastoreados: encaminados hacia ¿qué mejor lugar que sus adinerados bolsillos?.
Sería muy gratificante que, precisamente utilizando «su invento», el resultado salido de las urnas nos trajera de nuevo a los españoles un mejor futuro en manos de las mujeres y los hombres de VOX.
Pero… ¡Habrá que ayudarles! ¿No?.
Autor
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Mi currículum es corto e intranscendente. El académico empezó a mis 7 años y terminó a mis 11 años y 4 meses.
El político empezó en Fuerza Nueva: subjefe de los distritos de C. Lineal-San Blas; siguió en Falange Española y terminó en las extintas Juntas Españolas, donde llegué a ser presidente de Madrid.