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En esta imagen de Septiembre de 1939, un emocionado General Millán Astray le entrega a una sonriente Jane Anderson en la sede del Cuerpo de Mutilados por la Patria, en la Capital de España, el Diploma de Dama Mutilada por la Patria

La estadounidense JANE ANDERSON fue llamada en su juventud, por su arrebatadora belleza y simpatía, “El Melocotón de Georgia”, por haber nacido en dicho Estado. 

Durante las primeras semanas de la Guerra Civil Española fue hecha presa por las descontroladas milicias frentepopulistas e internada en una checa comunista en Madrid, donde sufrió atroces torturas como, por ejemplo, soltar en su celda una multitud de ratas hambrientas que laceraron horriblemente su cuerpo. 

Fue liberada gracias a las presiones de la Iglesia Católica y del Gobierno de los Estados Unidos y considerara desde entonces una “Mártir Viviente” por los Católicos de los Estados Unidos.

Las mutilaciones sufridas le acompañaron toda su vida, afectándola a sus nervios de forma muy profunda. Lejos de olvidar sus ideales, los acrecentó y por su amor a España se haría acreedora del nombre de una Calle en la Capital de España, en la misma Ciudad donde las ratas comunistas devoraron su cuerpo, pero NO su alma de Católica comprometida y de Patriota española.

Jane Anderson, fotografiada en los Exteriores del Edificio del Cuerpo de Mutilados por la Patria

En su juventud vino a Europa durante la Primera Guerra Mundial, haciéndose muy famosa por sus crónicas periodísticas al respecto y destacando por su valor, su acento georgiano y unos ojos azules que hechizaban.

En 1934 se casa en la Catedral de Sevilla con un español perteneciente a la Alta Nobleza, Don Eduardo Álvarez de Cienfuegos, y se convierte al Catolicismo. Desde entonces se españoliza hasta el tuétano, convirtiéndose así a mi juicio en la española más importante del siglo XX.

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Desde España continuó sus labores periodísticas, de forma más intensa al producirse el Alzamiento Nacional, enviando constantes crónicas de los hechos que presenciaba al Diario conservador Británico “Daily Mail”. 

La fuerza de sus palabras en el ámbito de la propaganda llamaron inmediatamente la atención de Rosenberg, el Virrey de la URSS en el Gobierno social comunista de la España roja del Presidente socialista Largo Caballero (PSOE), llegándola a ofrecer 150.000 dólares para dirigir la propaganda comunista.

Como se resistió, por sus firmes convicciones anticomunistas, en septiembre de 1936 fue acusada falsamente de espía fascista y encerrada en una cruelísima checa comunista, de la que fue liberada en Octubre de dicho año.

De vuelta a Estados Unidos, denunció vehementemente la verdad de lo que le tocó vivir; que el Gobierno del Frente Popular en España no era más que un títere de la Unión Soviética de Stalin, en un plan mundial de expansión del Comunismo por todo el Orbe.

Se comentó que a cambio de su silencio hacia las atrocidades que había sufrido y de las que había sido testigo, el Gobierno del Frente Popular le llegó a ofrecer cheques en blanco.

Lejos de vender sus convicciones y sus sufrimientos por unas monedas mundanas, volvió a España en cuanto pudo y organizó una especie de Agencia de Turismo de Guerra que se dedicó a traer a España a todos los patriotas y católicos de Estados Unidos que pudo para que vieran la realidad de la España Nacional y su lucha contra la Bestia comunista que Stalin había desatado en nuestra Patria.

En Septiembre de 1939 vino a España con el Obispo estadounidense de su diócesis en Georgia, Savanah-Atlanta, el doctor Jerald O’Hara, y es homenajeada tanto por Millán Astray, como por el Ministro de Asuntos Exteriores Español, Juan Beigbeder.

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Su labor periodística fue tan exitosa en la Guerra Civil Española que llamó la atención de la Alemania del III Reich que la contrató al finalizar aquella, pero por poco tiempo, pues pronto cayó en desgracia a los ojos de los jerarcas del Régimen Nazi. 

El resto de su vida la pasó tranquilamente en España, donde vivió feliz en Extremadura (era conocido entre sus vecinos como “Juanita”), manteniéndose impartiendo clases particulares de inglés y de alemán, muriendo finalmente en Madrid el año 1972.

Esta es brevemente la azarosa vida de este bellezón valeroso al que tanto debemos y que ni siquiera conocemos. 

Abramos nuestros Corazones a Jane Anderson como ella hizo con España y los Españoles en una durísima época de nuestra Historia.

JANE ANDERSON, ¡TU NOMBRE VOLVERA A BRILLAR EN NUESTRA PATRIA!

 

Autor

Guillermo Rocafort