17/05/2024 07:19

Me despierto con la noticia: Las chinches invaden Madrid

¡Quién nos iba a decir que este recuerdo vivo de la posguerra volvería a adquirir protagonismo en nuestro enloquecido viaje al pasado! ¡Ya sólo nos faltan las pipas de girasol, el alcanfor y las entrañables pajilleras del cine Carretas para recrear la posguerra! Y yo me pregunto ¿para cuándo la guerra?

Si lo que se busca es frenar el crecimiento demográfico siguiendo esa conjura en la que confluyen distintos colectivos adoctrinados por algunas consignas provenientes de ese directorio oscuro y tenebroso cuyos integrantes desconocemos, aunque los efectos de su poder sean bien patentes: virus de diseño, proliferación y liberación de los hábitos homosexuales, eliminación sistemática de todas las fuentes alimenticias y energéticas. ¡TODO VALE PARA QUE LOS GRANDES TOTALITARIOS NO TENGAN QUE TOMAR EL COHETE DE LAS 8:30! como ya vaticinó la orate nariguda y bolchevique.

Las líneas de fuerza magnéticas existen, aunque únicamente se manifiesten en casos concretos ¡Pero existen! Cada vez, nuestros gobernantes son más ignorantes y más osados. Frecuentemente nos demuestran su arrogancia, riéndose de las normas y tradiciones vigentes saltándoselas con la más absoluta impunidad y así, ante estos hechos, recapitulemos: un rey aferrado como una lapa a sus privilegios; una cúpula judicial vendida al peso al comunismo; un ejército con armamento moderno y sin conciencia patriótica ni memoria; un clero obnubilado por las nalgas de los monaguillos y unas barraganas que se niegan como Lisístrata a cohabitar con sus parejas, aunque en este caso, el motivo no sea tan noble como el de evitar la guerra.

El mundo de la imagen nos invade, todo es apariencia, oropeles y extravagancias. ¿Cómo un sector de los humanos puede predicar el odio contra una raza tan injustamente vilipendiada como la semita? Este hecho es la última motivación de los imbéciles, arrastrados por la propaganda perniciosa del falso victimismo bolchevique, que clama a los cielos. Ante la inventada crueldad del noble pueblo hebreo, los pacifistas cretinos se niegan a matar, aunque sea en defensa propia. Tenemos las armas, pero nos faltan los huevos. Por eso ponemos trabas a los israelitas para que acometan el exterminio definitivo de todas las bandas de asesinos a los que, una vez muertos, deberíamos enterrar envueltos en una piel de cerdo, para que otro fiel se pudiese follar a su parte alícuota de vírgenes, dejándoles a ellos, como única salida, el triste e indigno consuelo de la masturbación, emulando a los monos y añorando aquello que pudo ser, pero no fue.

Supongo que, leídas estas líneas, a ninguno le quedarán dudas sobre las bases de mi pensamiento al respecto. Alguien tiene que gritar una sola palabra ¡Firmeza! Y su grito debe oírse hasta en los rincones más recónditos de este planeta desnortado, donde se justifica a la alimaña y se culpa a su víctima. Lo curioso es que, en este humanismo “a medida”, a algunos no se les reconoce el derecho a la compasión de sus semejantes, mientas los otros repiten consignas como papagayos, ignorando que el fanatismo religioso y la crueldad extrema con sus víctimas son aguas de la misma fuente. Y mientras tanto, navegamos sin rumbo camino de nuestra destrucción. Por eso, llega un momento en que la gente buena piensa: ¡Qué reviente todo! Qué la sangre fluya por las calles, qué los cráneos de los traidores se pulvericen a golpes de maza, qué todo este atajo de hijos de … pruebe por una vez para siempre el precio de su propia impunidad y, mientras tanto, nuestro rey marioneta no puede hablar por tener la boca llena de caviar beluga tres ceros, y la soberbia que lo secunda mira con altivez al populacho que ahora la aplaude. Mañana, ¡Dios dirá! La ciencia avanza, pero dando la espalda a la ética y la moral, y como consecuencia, en esta hoguera de vanidades celebrada recientemente, no faltó nadie: La innoble Margarita; el trolo Marlaska, que cada vez está más apergaminado, y a cuyo lado Tutankamón puede presumir de cutis ¡La verdad es que la homosexualidad es algo sólo permisible para los efebos! aunque nuestro héroe aun tenga energía para consumar sus canalladas y verter su odio contra la Guardia Civil, veneno interno que lo convierte en una copia real del chupacabras; los negritos, al igual que los toreros, debutantes practican aquello de o a la puerta grande o al hule. Al fin y al cabo, el Mediterráneo no es la peor tumba en la que uno pueda yacer. La diabólica Belarra, con su mirada demoniaca, persiste en su maldad y sigue pariendo zombis para el partido; la cursi Yolanda epatando con sus peinados y dando muestras de un cerebro abrasado por el uso abusivo del secador, y ¿qué decir del Pachi, el perdonavidas? que sumido en la ignominia, cada vez es más intransigente y despótico, y la Montero, con la cara transfigurada por el odio ¡Esa chica está enferma! por lo que sufre o por lo que consume (alimentos veganos supongo). En fin, una chusma bien trajeada, pero sin clase, que debería ser arrastrada por las calles dejando sus despojos al sol. Y ¡cómo si esto no fuese suficiente! llega el cebú bolivariano, demostrando que es una mala bestia ignorante, sin vergüenza al decir que Jesucristo, de raza judía, como es bien sabido, había sido el primer fedayín torturado y asesinado por el imperio colonialista español, ante el asombro de un público ignorante, tal y como lo calificaban los revolucionarios cubanos en sus inicios de introducción al credo comunista. Sobre este particular ya me he expresado en su momento, y sigo sosteniendo que la barbarie del criollo venezolano es una muestra viva del eslabón perdido. Ya lo decía Rómulo Gallegos que, junto Uslar Pietri, constituyó la muestra palpable de que también en ese estercolero pueden germinar flores hermosas. Las que regó con esmero el dictador Pérez Jiménez, en un intento vano de civilizar a los hijos de María Lionza. Y, ya no quiero empezar con nuestro anticristo mitrado y comunista porque se me revuelve la bilis.

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Mientras esto siga así, me veo confinado en mi casa, en espera de un milagro que no se va a realizar. Grito para que sólo me oiga mi gato: ¡Sánchez, ojalá sufras la décima parte de los sufrimientos que yo te deseo! ¡Maldito seas y mil veces maldito!

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Geppetto

Oiga
Sanchez es un puerco que nos lleva a la guerra civil, pero esta apoyado por millones de Españoles,tanto del PP como del Psoe.
El sistema ha hundido a España porque los españoles no saben ponerse los pantalones

José Ramón Rivera Guitián

Muy acertado tu comentario Geppetto yes un consuelo saber que alguien te entiendey a seguir luchando

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