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Se me hace muy difícil reconocer a Vladimir Putin, uno de los directores de la asesina KGB con nadie sabe cuantos asesinatos a sus espaldas en «aquella época» y también unos cuantos en esta, como un moderno Robin Hood, lanzando ingenios explosivos teledirigidos contra hospitales maternales y edificios de simples viviendas, en vez de las casi inofensivas flechas, muero por flecha, como hacía mister Errol Flynn en la divertida película que vi en mi lejana infancia. Y aún le queda lo más gordo ¡todo lo atómico!.
Yo estoy muy preocupado porque (además de que este artículo pudiera ser otra de las mierdas que suelo escribir) no sé distinguir quien pudiera ser el «Juan sin Tierra» al que se dice que se combate en esta desigual guerra, y porque mi inteligencia esta incapacitada para advertir el peligroso daño al que se refieren algunos de sus desveladores aquí, en España. Esos individuos que se expresan como profundamente enterados de las maquiavélicas tramas mundiales, advirtiendo que todos los miles de millones de ciudadanos y ciudadanas, juntos a los también miles de millones de «familiarizadas mascotas y mascotos» del Mundo, estamos «corpore insepulto» en la infinita diana, ante el punto de mira de sofisticadísimas armas, a la espera de que en un próximo futuro, una pérfida mano desconocida, oprima el botón que ponga en movimiento, después de algunas pequeñas pruebas, como por ejemplo el virus Covid-19, la gran explosión de la maldad infinita.
Infinita maldad que esos profundamente enterados aseguran que, en primera instancia, nos está definiendo Putin Hood, con su invasión en Ucrania… Asesinando por sus envejecidos y ajados cojones, a un montón de civiles, ancianos, muchas mujeres y muchísimos niños, tal vez porque pudieran ser la enmascarada faz de nuestros -de la ciudadanía mundial- más encarnizados enemigos.
El abuso de la fuerza no hace más legítimo el interés que se quiere imponer. Y aún es menos legítimo si el abuso se emplea poniendo en gran riesgo la casa de a quién se le quiere aplicar el interés.
No deja de ser llamativo que en este país haya tantos defensores del asesino Putin, queriéndonos convencer de que él, el que esta sembrando de muertos y destrucción Ucrania, es el agredido, lo que resulta a cada momento más difícil, y sin embargo hacen tan poco, por no decir nada, por sacar de la Moncloa al mayor embustero y tramposo de cuantos embusteros y tramposos nos ha traído la Democracia a los españoles.
Ese, sí que es nuestro eminente mayor peligro.
Autor
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Mi currículum es corto e intranscendente. El académico empezó a mis 7 años y terminó a mis 11 años y 4 meses.
El político empezó en Fuerza Nueva: subjefe de los distritos de C. Lineal-San Blas; siguió en Falange Española y terminó en las extintas Juntas Españolas, donde llegué a ser presidente de Madrid.