04/07/2024 08:17
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Hablamos de ministros que han faltado al respeto a todo lo que se les ha puesto por delante, incluida la libertad.

Hay veces que el silencio tiene una gran ‘sonoridad’ y se ‘escucha’, más por el daño que hace a los más desfavorecidos y por la cobardía de quien debería romperlo cuanto antes, que por una sonoridad que lógicamente y en sentido literal no tiene. Ni la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ni el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, han salido a dar la cara. Sorprende del segundo, pero no así de la primera a quien ya le ‘partieron’ la cara en aquel zarandeo del coche oficial; desde entonces anda con tantos pies de plomo que estos hunden su ya demostrada ineficacia y desidia ministerial: ¿Recuerdan cuando pretendió explicar qué era un ERTE y se vio que su capacidad didáctica era cero patatero?

Es evidente que en este Gobierno hay una brutal falta de respeto hacia la ciudadanía. Precisamente la misma falta de respeto que también muestra hacia los funcionarios, a quienes deberían explicar qué es lo que pasa en el SEPE y por qué ha sucedido. Hablamos de ministros que han faltado al respeto a todo lo que se les ha puesto por delante, incluida la libertad. Su demostrada torpeza los ha llevado a no ser capaces de entender que “Si la libertad significa algo, será sobre todo el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír”, en palabras de George Orwell.

Y como siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas (Jean J. Rousseau) tanto Escrivá como Yolanda Díaz tienen que salir a los medios y contar la verdad porque su silencio hace días que se ‘escucha’ con tremendo estruendo. Miles de trabajadores en ERTE y de recién jubilados están necesitados de respuestas. Sus nóminas no llegan. Hay una sensación muy molesta que debería tranquilizar el presidente Sánchez: Escrivá y Díaz deben de pensar que el problema no es de ellos.  Pero ya verán cómo, cuando la cuestión se solucione o la solución se encauce, se lo van a querer comunicar hasta al lucero del alba.

La gestión en las oficinas del SEPE está paralizada desde hace casi una semana. Ni subsidios ni prestaciones de ningún tipo se pueden tramitar. Sufren el problema los más desfavorecidos. Pasa el tiempo, pero sigue actualizado lo de “A perro flaco todo son pulgas” o el famoso “Vuelva usted mañana”. La informática ha ‘petao’ y no se dispone de datos.

Los funcionarios ‘echan humo’ porque no pueden verificar datos. Ahora veremos si no se pierden esos, o los hace desaparecer el Gobierno, para justificar su nefasta gestión y la imposibilidad de cobro del IMV por parte de 800.000 familias, dado que se agotó la partida. Miedo me da lo sucedido porque me huele a vulgar Administración bolivariana, preludio de la creación de fábricas de pobres y expropiación descontrolada al más vulgar estilo de Baleares.

Si durante meses han estado colapsados la Seguridad Social y el SEPE, no quiero pensar la que se les viene encima a los trabajadores de esos órganos, a los de nuevos subsidios, a quienes acceden ahora a la jubilación, a quienes esperan sin cobrar por estar en ERTE… Al menos sabemos que la tramitación de los diferentes subsidios y prestaciones de desempleo serán de forma automática en su tramitación. Pero… ¿Y quienes precisen ser dados de alta por fin de contrato o por despido?

Muchas son las personas afectadas. Algunas empiezan a notarlo en lo sicológico y en lo familiar. Intolerable silencio ministerial. ¿Entienden ahora esa falta de respeto a la que aludía al principio?  Tenemos un Gobierno que en el pecado lleva la penitencia con casi 100.000 muertos por negligencia con el resultado conocido; una economía despedazada; una sociedad angustiada por la pandemia; miles de ‘vacunajetas’ riéndose del prójimo; la niñera de nivel 30 convertida en “alta carga” de Igual-Da…

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Ahora toca acabar de destrozar el escudo social, así como dejar atrás a los más desfavorecidos. ¿Y después?  Después… ¡No pasarán!