22/11/2024 07:24
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Daniel Rubio es músico; especializado en canto gregoriano; profesor de Lenguaje Musical en conservatorio; organista y director de la Schola Cantorum de la Ermita de Santa Lucía en Valencia; miembro de Nuestra Señora de la Cristiandad y Juventutem Valencia.

¿Cómo conoció el grupo Juventutem y por qué decidió colaborar en él?

En el último par de años ha crecido de forma notable el número de fieles que acude cada domingo a la Santa Misa tradicional en Valencia y, entre ellos, muy especialmente el número de jóvenes. Hace ahora un año estos jóvenes sentimos la necesidad de un mayor número de actividades, más allá de la misa dominical. Conocía la federación internacional Juventutem a través de su página web y propuse que creáramos un capítulo a fin de constituirnos como grupo estable de forma oficial. La idea fue recibida con gran entusiasmo; rápidamente nos organizamos y, desde el 2 de diciembre de 2020, la Federación Internacional Juventutem nos reconoce como un capítulo oficial.

¿Qué supone para usted ser uno de sus representantes de Juventutem en España?

Ahora mismo nuestro grupo constituye el único capítulo de Juventutem en España (tiempo atrás hubo uno en Madrid, ahora ya disuelto). La existencia de un grupo de jóvenes amantes de la misa tradicional habla de lo viva que está la Tradición y el futuro que tiene en la Iglesia. Creo que nuestro grupo puede inspirar a jóvenes de otras diócesis españolas a organizarse y, si sienten interés por el carisma de Juventutem, a crear un capítulo. En estos tiempos de hostilidad hacia la Tradición, los fieles (y muy especialmente los jóvenes) necesitamos no solo acudir a la Santa Misa tradicional y organizar unas u otras actividades piadosas, sino que también debemos darnos visibilidad y reivindicar nuestra existencia ante la sociedad y ante la jerarquía eclesiástica.

¿Qué tipo de actividades hacéis durante el año?

Nos reunimos todos los viernes para realizar una charla de formación, seguida del rezo del Santo Rosario con adoración eucarística. El carisma de Juventutem da una gran importancia a la Santa Misa y la adoración eucarística. Tal como piden los estatutos de la federación, normalmente debe incluirse la celebración de la Santa Misa (Vetus Ordo) en los encuentros de Juventutem. Sin embargo, desde la aparición de Traditionis custodes y su aplicación en la diócesis, se nos niega esta posibilidad, algo que esperamos que pueda resolverse pronto. El segundo pilar de Juventutem es el amor profundo hacia la Santísima Virgen, de ahí nuestro afán por divulgar el rezo del rosario entre los jóvenes. Un tercer pilar del carisma de Juventutem lo constituye el rezo por el papa; por ello, en el encuentro semanal se pide siempre por las intenciones del Santo Padre, algo que, en la situación actual de la Iglesia, parece más necesario que nunca. Por otra parte, organizamos también otras actividades de forma puntual, como retiros espirituales, rezo del rosario por las calles de Valencia o, hasta Traditionis custodes, la celebración de la Santa Misa en días señalados que no son de precepto.

La defensa de la Misa tradicional va unida a la formación tradicional tomista. ¿Por qué son muy importantes ambas cosas?

Como apunta el Dr. Peter Kwasniewski en su libro Resurgimiento en medio de la crisis: Sagrada liturgia, Misa tradicional y renovación en la Iglesia, hay tres elementos que han sido bastante olvidados en las últimas décadas y que están íntimamente unidos entre sí: la liturgia tradicional latina, la doctrina social de la Iglesia (con el reconocimiento del reinado social de Cristo) y la centralidad de la doctrina expuesta por Santo Tomás de Aquino. Si nos olvidamos de una de estas tres piezas, el puzzle ya no encaja demasiado bien… La liturgia tradicional nos habla de forma muy clara acerca de la doctrina católica, pero podría ser que acudiéramos a ella movidos solo por su solemnidad o su belleza estética. Este aspecto externo puede ser muy útil para que alguien se interese por la liturgia tradicional, pero no nos podemos quedar ahí: es fundamental que los fieles tengamos una formación sólida en la doctrina católica, a fin de sortear los frecuentes errores doctrinales y morales que encontramos a día de hoy. Es por ello que la federación Juventutem pide a sus capítulos que se formen en la doctrina de la Iglesia, dando para ello una gran importancia al Doctor Angélico.

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A parte de la formación tomista, tenemos la suerte de contar en Valencia con D. Jorge Manuel Rodríguez Almenar, presidente del Centro Español de Sindonología, quien nos está ofreciendo charlas muy interesantes acerca de la historicidad de Jesús y sobre diferentes reliquias de la Pasión.

¿Qué supone para ustedes diariamente recitar el salmo 42 (“Judica me”) u otra oración, por la intención de la santificación de la juventud?

Cada miembro de Juventutem se compromete a rezar diariamente por la santificación de la juventud. Para ello se nos invita a recitar el salmo 42, el mismo que se reza al inicio de la misa tradicional y que da nombre a la federación (Ad Deum qui laetificat juventutem meam). En una sociedad secularizada y con muchos jóvenes tan alejados de Dios, es muy necesaria la labor activa de evangelización, pero esta no puede en absoluto desligarse de la oración. Los miembros de Juventutem en todo el mundo rezan por esta intención diariamente, por lo que seguro que Dios aceptará nuestra humilde petición. De hecho, ya hemos podido ver frutos en Valencia: varios jóvenes han regresado a la Iglesia o han descubierto la fe a través de nuestro grupo y la liturgia tradicional.

Además de la Misa Tradicional igualmente dan mucha importancia a la adoración y confesión…

Como comentaba antes, la centralidad del carisma de Juventutem reside en la Eucaristía (de hecho, el logo de Juventutem es una custodia). Según los estatutos, cada miembro se compromete a realizar un rato de oración semanal ante el Santísimo. Nosotros lo hacemos todos juntos cada viernes e intentamos cuidar al máximo esta ocasión de forma solemne, con los ornamentos litúrgicos, cantos gregorianos, etc. Además, como es de esperar en cualquier católico, se nos anima especialmente a frecuentar el sacramento de la confesión.

¿Por qué es importante formar a los jóvenes en el canto sagrado?

¡Me encanta que me haga esta pregunta, ya que precisamente me dedico al canto litúrgico! El pensamiento cristiano siempre ha entendido que la belleza está asociada a la bondad y, por tanto, directamente ligada a Dios, el único bueno y Creador de un mundo bello. Por eso la Iglesia siempre ha ofrecido para el culto cristiano la belleza de las artes (música, arquitectura, pintura…). Y no podría ser de otra manera: los hombres debemos ofrecer lo mejor que podemos crear –aun en su imperfección humana– para rendir el culto más digno posible a Dios. El canto gregoriano es el canto propio y oficial del rito romano y está íntimamente vinculado con la liturgia: rito y canto son una misma cosa, se formaron de forma conjunta a lo largo de los siglos. El canto de la liturgia terrena anticipa el canto celestial de los ángeles, que alaban a Dios sin cesar. A pesar de lo que puedan pensar algunos, los jóvenes valoran mucho este canto profundo y agradecen mucho su presencia en la liturgia: ayuda a rezar, a entrar en el misterio del sacramento. Poco a poco, los jóvenes de nuestro grupo están aprendiendo muchos cantos gregorianos sencillos, familiarizándose con estas melodías pluriseculares y empapándose de forma natural de sus ricos textos.

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¿Qué ha supuesto para ustedes estar en el Summorum de este año?

¡Una gran bendición! Este año, por primera vez, hemos podido acudir a Roma con una pequeña delegación de Juventutem Valencia. Fue muy emocionante peregrinar al corazón mismo de la Cristiandad y poder asistir a la Santa Misa tradicional en el Altar de la Cátedra. De esta forma hemos puesto de manifiesto que (al contrario de lo que temerariamente piensan algunos que no nos conocen) no somos ni cismáticos ni contrarios al papa, sino que tan solo somos católicos, que vivimos en la comunión de la Iglesia y nos duele que algunos quieran echarnos de ella. Con esta peregrinación hemos reivindicado que la misa tradicional tiene su lugar en la Iglesia, ¡hasta en el mismísimo centro de la Cristiandad! Muchos han sido los jóvenes que han acudido a esta cita, provenientes de todo el mundo. En Roma hemos demostrado que la Iglesia sigue muy viva y que la Tradición tiene futuro. Esperemos que muchos más jóvenes conozcan esta peregrinación y se animen a asistir en la próxima edición.

A su vez usted forma parte de la dirección de Nuestra Señora de la Cristiandad. ¿Cómo lo compagina?

Sí, también formo parte de Nuestra Señora de la Cristiandad, como secretario de la misma. Curiosamente la idea de la peregrinación a Covadonga se gestó más o menos al mismo tiempo que la formación de nuestro capítulo Juventutem. Este verano, en la peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad, el grupo de Valencia fue uno de los más numerosos. Numerosos jóvenes –muchos de ellos pertenecientes a Juventutem– peregrinamos a Covadonga; fue una auténtica gracia, un regalo de Dios que todos esperamos repetir el año que viene con mucha ilusión. Tengo que admitir que el trabajo de preparación de la peregrinación no es sencillo, pero estoy convencido de que merece la pena, por todo el bien espiritual que ya ha hecho y seguirá haciendo a tantas almas.

Háblenos de la importancia de la unión entre los diferentes grupos que defienden la liturgia tradicional…

En estos tiempos de dificultad para la misa tradicional, es fundamental que los fieles nos organicemos, estemos unidos y nos demos visibilidad. La peregrinación Populus Summorum Pontificum de Roma, organizada por diferentes grupos internacionales, ha sido una excelente muestra de ello. En España, hasta hace poco, solo existían varios capítulos de Una Voce. En los últimos meses hemos asistido a la creación de Una Voce España, Nuestra Señora de la Cristiandad y nuestro grupo de Juventutem Valencia. Creo que ha sido providencial que estos grupos se hayan organizado justo unos meses antes de la aparición de Traditionis custodes: ¡no ha sido una casualidad! Ciertamente los sacerdotes no se encuentran habitualmente en una situación favorable para defender la liturgia tradicional: tenemos que ser los laicos los que tomemos la iniciativa (por cierto, tal como pidió el Concilio Vaticano II). Estoy convencido de que, cuanto más unidos y coordinados estemos todos los fieles de la liturgia tradicional, más fácil será que nuestros pastores escuchen nuestra voz.

 

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