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Antes de dar comienzo la inexistente pandemia, asesinado el doctor Kary Banks Mullis (inventor de las PCR, él explico que jamás se pueden utilizar para detectar “virus”). Más tarde, turbador asunto del óxido de grafeno, asesinado el doctor Andreas Noack. También Luc Montagnier, virólogo, mientras, alertó en todo momento del peligro de las kakunas. Y recientemente mi admirado, admiradísimo, el doctor judío Zev Zelenko, con solo 48 tacos (alertó el brutal peligro de las timovacunas covidicias y advirtió de que la FARMAFIA y sus secuaces iban a por él), “retirado” (Blade Runner). Los cuatro, más que probable, asesinados.
Suma y sigue
No solo ellos. Anoten más. El genetista ruso Peter Gariaev, denunciando la calandraca pangolínica desde el inicio. El biólogo, también ruso, Alexander «Sasha» Kagansky, dizque al caer de una ventana. Y en febrero de este año, Franco Trinca. E italiano, también, el doctor Domenico Biscardi (ambos transalpinos denunciando, como el citado Noack, la presencia de inquietante grafeno en las kakunas covidianas). Y casi asesinada en brutal accidente aéreo, Carrie Madej, debeladora sin descanso de la timovacuna covid como tránsito hacia el transhumanismo.
Timovacuna covid, grosso modo, apretada síntesis: destrucción programada del organismo, «reprogramación genética» y control mental y digital. Los doctores asesinados lo advirtieron. Han pagado con su propia vida.
¿Casualidades? ¿Causalidades?
¿Casualidades? ¿No son demasiadas «casualidades»? ¿Muertes por «causas naturales»? Suele ocurrir siempre a los desafectos al despótico Poder: se acaban «suicidando» con nada menos que ¡¡¡dos!!! balazos, se desploman desde rascacielos aunque no vivan en ellos y sufren accidentes de coche sin tener siquiera carné de conducir: » casualidades»…
…¿Y qué me dices, colega del NOM, de la posibilidad de generar cánceres y lesiones cardiovasculares con sofisticadas armas de energía?…Y recordemos también a los cuatro presidentes africanos que denunciaron la tiranía/manicomio/campo de concentración covid y firmaron su sentencia de muerte.
Descansen En Paz
Descansen en paz todos ellos, pues. Esta guerra que han declarado contra la humanidad, por lo que a mí respecta, la perderán. Es mi parvo homenaje a la gente que se viste por los pies, galenos o presidentes de gobierno. En fin.
Autor
- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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