14/06/2025 21:21

Para entender el galimatías de la política exterior de EE.UU., que es la de un poder mundial excepcional, tenemos que seguir lo económico. Y una palabra parece definir tanto el medio o como el fin: se trata del caos, organizar un caos mundial.

El objetivo de este caos es crear un orden mundial completamente nuevo cuyas reglas son las opuestas del orden económico que Estados Unidos creó en 1945, cuando era el principal acreedor del mundo y también la principal potencia industrial tras el colapso de la Segunda Guerra Mundial.

Ahora, la situación es justo la contraria. Estados Unidos es el mayor deudor del mundo, principalmente con otros gobiernos europeos, y también es un país desindustrializado, el más dependiente del comercio de todos. Por lo tanto, lo que la administración republicana, con el pleno apoyo de los demócratas, intenta hacer esto: ¿ cómo podemos convertir todo esto en una virtud?

¿Cómo podemos utilizar de alguna manera nuestra capacidad de crear caos para amenazar a otros países con estas enormes sanciones, negándoles el acceso al mercado estadounidense, negándoles protección militar, como la que Estados Unidos había ofrecido en la Segunda Guerra Mundial, y en cambio haciéndolos propensos a pelear con Rusia, como hemos visto con los ataques de Ucrania a Rusia con el respaldo total del MI6 de Gran Bretaña y el apoyo de Macron y Alemania?

Entonces, lo que Trump está haciendo es alardear de la fortaleza de Estados Unidos con su capacidad de confrontar a otras naciones con lo que Estados Unidos puede hacer para destruir todo el conjunto de reglas internacionales si no adoptan las nuevas reglas que la administración Trump está tratando de imponer.

Pero analicemos exactamente cuál es su plan, porque lo han explicado con detalle. Y creo que vale la pena repasarlo.

Cuando Trump y Rubio reconocen que estamos entrando en un mundo multipolar, creo que lo que quieren decir es que Europa, Asia y otros continentes ahora están solos, en el sentido de que cada país debe actuar por sí mismo. Y para Trump, eso significa que Estados Unidos actuará por sí mismo, en su propio interés, para intentar ser el ganador.

Y lo que realmente interesa es crear un nuevo orden mundial en el que otros países, de alguna manera, puedan verse obligados a depender de Estados Unidos, aun cuando ya no sean una nación acreedora, aun cuando ya no sean un país con superávit comercial, y aun cuando están poniendo en peligro militar a otros países, en lugar de protegerlos más.

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Creo que la estrategia de Trump es salvar la economía estadounidense y su política exterior de la pérdida de su dominio financiero y comercial, que lo llevó a crear el orden posterior a 1945 para su propio beneficio. Ese orden duró 80 años y ahora está cambiando. De hecho, tienen un plan, y han esbozado el plan de lo que quieren hacer. Y creo que, por supuesto, es un farol, pero veamos exactamente por qué puede fracasar.

-En lugar de ofrecer apoyo financiero, Estados Unidos ahora exige que el resto del mundo apoye su propia situación financiera e incluso su desmesurado déficit presupuestario interno. Y se supone que otros países se opondrán y se unirán a China y Rusia a una nueva Guerra Fría para impedir que China, Rusia y los países BRICS definan un nuevo orden económico mundial. Esa es la estrategia rectora.

-Y creo que el primer objetivo de la mayoría global a la que Estados Unidos se opone es evitar el uso del dólar estadounidense para su comercio y su inversión mutuos, y como vehículo para ahorrar sus reservas de divisas en forma de tenencia de títulos del Tesoro y préstamos al gobierno de Estados Unidos.

Este aspecto de la balanza de pagos en la crisis actual es, creo —y sin duda para mí—, la clave. Estados Unidos no tiene bombas atómicas que arrojar, pero sí tiene la carta del triunfo: la capacidad de Trump para sembrar el caos. Y como dice el viejo chiste: si le debes al banco 10.000 dólares y no puedes pagar, estás en problemas. Pero si le debes al banco 10.000 millones, 100.000 millones o un billón de dólares, entonces el banco está en problemas.

Los bancos centrales extranjeros poseen valores estadounidenses y de sus agencias federales. Tienen un problema: ¿cómo pueden asegurar el valor de todos los ahorros que han acumulado desde 1971, desde que Estados Unidos abandonó el modelo oro? Todos los ahorros de los bancos centrales del mundo ya están en dólares estadounidenses. Estados Unidos les debe tanto dinero que ahora utiliza su poder deudor —en lugar de su poder acreedor— para controlarlos amenazando con el caos.

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Trump intenta crear una nueva ilusión que, de alguna manera, dará la impresión de solvencia, si otros países aceptan nuevos mundos. Pues bien, lo cierto es que Estados Unidos podría pagar a otros países si estuviera dispuesto a seguir las políticas que él y el FMI han exigido a los países del Sur Global durante los últimos 80 años.

Es decir, se pagan las deudas vendiendo la infraestructura pública, vendiendo los derechos sobre las materias primas y aumentando los impuestos sobre la renta y el patrimonio para que los consumidores no puedan acceder a este dinero para comprar importaciones. Así se genera un superávit en la balanza de pagos para pagar a los acreedores.

Bueno, Estados Unidos tiene un doble rasero y repite: “Somos el país excepcional”. No va a hacer lo que el viejo orden económico obligó a hacer a los países del Sur Global.

Estados Unidos podría reducir su gasto militar, que ha sido durante mucho tiempo el principal componente de su déficit de balanza de pagos desde la Guerra de Corea en 1950. Podría recortar sus nuevas inversiones extranjeras. Y podría empezar a liquidar sus inversiones existentes en Europa, Asia y otros países para pagar a sus acreedores. Eso es precisamente lo que el FMI y Estados Unidos insisten en que Argentina y otros países deudores deben hacer.

Pero Estados Unidos se niega a hacer estas cosas a sí mismo, y eso es lo que lo convierte en un país proscrito en lo que respecta a las normas tradicionales de liquidación de deudas financieras. Está usando su poder como deudor, ya no como acreedor, y eso es lo que ha trastocado el mundo. Y lo ha usado para, de alguna manera, crear un orden moral que le permita convencer, al menos, a sus gobernantes satélites —personas como Merz, Macron y Starmer— de que sigan sacrificando sus economías para apoyar este nuevo orden económico estadounidense.

Aquí me quedo.

Autor

Jose Sierra Pama
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