20/09/2024 09:34
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La lavanda es una de las plantas favoritas para los amantes de los aromas que evocan a verano y a naturaleza, y que además, aportará un colorido de lo más llamativo en cualquier balcón, patio o jardín.

Al ser un arbusto silvestre, la Lavanda, es una planta de carácter rústico que no requerirá mucho de nuestra parte para florecer en los meses de verano. Es más: es importante saber que esta planta es incluso capaz de crecer en zonas rocosas y a pleno sol, por lo que esto nos da una buena pista de sus pocas necesidades.

CINCO PASOS PARA CULTIVAR LAVANDA

La Lavanda en cualquiera de sus variedades (existen más de 60 tipos) es de carácter perenne, por lo que sus hojas no se renovarán anualmente. Capaz de alcanzar el metro y medio de altura, esta planta es un arbusto que adquirirá un carácter leñoso. Esto hace que la Lavanda sea ideal para formar hermosos cierres y borduras (que serán todavía más llamativos con la llegada de su singular floración).

Algo que podemos lograr siguiendo cinco sencillos pasos para cultivar esta maravillosa planta:

1. ¿Qué tipo de sustrato necesita la Lavanda?

La Lavanda no solo necesita un sustrato alcalino, sino que, además, es fundamental para su correcto crecimiento. En caso de que nuestro suelo sea ácido, tendremos que compensar esa acidez con un sustrato específico (que tendremos que aplicar de manera recurrente) o, incluso, añadiendo cal para elevar el pH.

Es esencial que la Lavanda cuente con un buen drenaje. Para ello, lo ideal es que le procuremos un suelo arenoso (que facilite la evacuación de agua, evitando que haya cualquier rastro de humedad). 

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2. ¿Dónde plantar la Lavanda?

No existe un lugar específico sino, más bien, uno que reúna las condiciones necesarias. Con esto nos referimos a que tanto en maceta como directamente en el suelo es posible plantar Lavanda y disfrutarla con éxito. Lo que sí es importante es que la planta cuente con buena aireación o, lo que es lo mismo, que cuando la plantemos no solo evitemos hacerlo muy cerca de otras plantas sino que también preveamos las dimensiones que puede alcanzar cuando comience a crecer (con vistas a guardar una cierta distancia con respecto a cualquier otra planta). 

Además, es fundamental que la planta reciba sol directo al menos durante seis horas diarias

3. ¿Cómo debe ser el riego de la Lavanda?

Dado su carácter rústico, en la naturaleza la Lavanda soporta incluso las épocas de ausencia de agua. Sin embargo, tendremos que prestarle atención a su pauta de riego especialmente en los meses de crecimiento en los que tendremos que dispensarle un riego moderado. Es importante que la reguemos evitando siempre mojar sus ramas y flores, ya que de hacerlo corremos el riesgo de que en la planta proliferen hongos.

Durante los meses de frío, espaciaremos los riegos y los concentraremos en las horas centrales del día para evitar que, con la llegada de la noche, sus raíces todavía puedan guardar humedad. En los meses de calor, lo ideal es un riego regular una vez a la semana y siempre que el sustrato esté seco antes de hacerlo (si todavía conserva humedad, esperaremos un poco más antes de volver a regar).

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¿La Lavanda se abona?

Pues no, es más ¡se desaconseja! Como buen arbusto rústico, no es demasiado exigente en cuanto a la calidad del suelo y un exceso de fertilización puede provocar que su floración pierda su potente aroma característico. Sin embargo, si el suelo en el que está plantada es muy pobre o para aquellos ejemplares en maceta, es recomendable aplicar antes de la época de floración una disolución mínima de fertilizante.

¿Cuándo se poda la Lavanda?

Y si fertilizar la planta no es importante, sí lo es realizar una poda. Esto es algo que no debemos confundir con recoger sus flores (si el destino de estas es tener fines decorativos o, incluso, medicinales). Con el comienzo de la primavera o la llegada del otoño (siempre antes o después de la época de floración), lo más recomendable es realizar una pequeña poda que nunca superará la mitad del tamaño de la planta. Gracias a ella, estaremos estimulando el crecimiento de nuevas ramas pero también de sus flores.

 

 

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