24/11/2024 10:14
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Rusia tiene un lugar en la historia del ideal marxista, por la simple razón en que fue allí donde tuvo lugar aquel «experimento» a principios del siglo XX. El experimento que aplicaba la teoría que Karl Marx había entregado al mundo. Aunque el ideal del marxismo apostaba y apuntaba a sociedades industrializadas y productivas como Alemania, Francia e Inglaterra. Pero, el destino apostó por Rusia.   

Una Rusia campesina, casi por completo rural y bastante retrasada en cuanto a tecnología, comercio y ciencia, fue el escenario; en realidad lleno de infortunio e inclemencia, en el que el comunismo surge como un cambio histórico. El sueño de Marx toma vida no en el país más rico de Europa, ni mucho menos, sino que lo contrario. 

Luego del auge del bolcheviquismo, la Revolución de Octubre, el mandato de Lenin, luego de Stalin, la victoria de Rusia en la Segunda Guerra Mundial, el muro de Berlín, la «cortina de hierro», la crisis de los misiles y la Guerra Fría, finalmente, el paso del comunismo al capitalismo (es decir, ¿quién ganó?) Rusia se convirtió desde ese momento y al parecer hasta entonces en el promotor y sustentador del marxismo-leninismo, etc., mundial.  

Se entendería que Putin no tiene nada que ver con el socialismo, ni con el comunismo, mucho menos con el marxismo. Más bien, que Rusia hoy en día es un país en el cual el capitalismo ha triunfado, pero también que dejo hace muy poco de ser el satélite de la URSS.  

Putin al igual que lo hizo Nicolas I en su momento, sigue con fidelidad el «testamento de Pedro el Grande» que manifiesta y ruega a los lideres rusos controlar sin falta la península de Crimea, entre otras cosas. 

La geopolítica es cambiante, aunque en el caso ruso no mucho. Rusia se mantiene estática en el tiempo y su nuevo zar, de nombre Vladimir, reclama ahora no solo una península sino a toda una nación. Incluso países que parecerían no tener ninguna relación con Ucrania se preparan para recibir a los eventuales nuevos exiliados, como Israel, que abriría las puertas a los casi 50 mil judíos ucranianos.  

Un éxodo de ucranianos, una nueva posible guerra, que, si bien no tendría que convertirse en la tercera guerra mundial, si haría bastante malestar en un mundo que no supera aún la mayor crisis, en este caso si mundial, la pandemia. 

Asimismo, como Rusia planea aún su expansión como el Imperio que antes fue, ya teniendo control sobre Bielorrusia, Crimea, Serbia, etc., también queda un remanente del comunismo, en especial del marxista-leninista. 

No es ninguna casualidad que Rusia apoye a todos los regímenes de izquierda en el mundo. Más allá, a los regímenes totalitarios como el de Maduro en Venezuela o el de Ortega en Nicaragua.  

No es gratis que Alberto Fernández le ofrezca abierta y amigablemente a Putin que la Argentina sea «su puerta de entrada a América Latina».  

Putin apoya en la actualidad al dictador sirio Bashar al Assad, es por eso por lo que junto a Lukashenko de Bielorrusia, Putin espera enviar al menos 200 de sus hombres a restablecer a los hombres de al Assad en Siria. 

Cuba nunca dejó de ser apoyada por Rusia. La guerrilla de las Farc tampoco, y tantas otras instituciones criminales y gobiernos ilegítimos. Así como partidos políticos y candidatos de izquierda reciben un tal vez permanente apoyo de la lejana nación eslava. 

Autor

David A Rosenthal