Pacto del albañal. Por Antonio Cebollero del Mazo

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Una vez que se ha desbordado el depósito de inmundicias en que han convertido a España los incesantes vertidos propiciados por el gobierno y sus socios, el máximo responsable de estos flujos malolientes, de esta supuración nauseabunda, ha decidido que había llegado la hora de terminar de evacuar desde el colector general del Palacio de la Mentira los últimos residuos envenenados de la traición, el embuste, la desigualdad, el enfrentamiento y la quiebra de la convivencia entre los españoles.

La guinda amarga y totalitaria, la gota infecta de los últimos fluidos gubernamentales derramados sobre la supuesta impermeabilidad de la sociedad y su presumible insensibilidad al diluvio de las reiteradas provocaciones e innumerables despropósitos emanados desde el Consejo de ministros o del Congreso de los Diputados, clama al cielo y ofende a los dioses de la convivencia; “patres conscripti”, que al abrigo de la indolencia general de los ciudadanos y la medrosa e ineficaz oposición política se sienten invulnerables ante las hipotéticas reacciones del pueblo oprimido e impunes frente a los tribunales de justicia, de lo cual infieren personal y colectivamente que tienen y son poseedores de la “bula socialista” que les permite continuar con la destrucción del régimen constitucional del 78.

El avispado lector, el sagaz español que aún está capacitado para una prudente, ponderada y justa reflexión, se habrá percatado al momento de cuál ha sido la gota que ha colmado el vaso de la infamia y quién es el máximo responsable del desbordamiento de las iras de la mayor parte de la sociedad, sometida y encadenada durante años al escarnio, befa y mofa de la “picota” socio-comunista. Por si queda alguna duda, ha sido el “Pacto del Albañal” el causante del esperado despertar ciudadano y su promotor un personaje despreciable, un sujeto que se cree ungido por los dioses de la religión socialista, un “Tifón” destructivo y psicópata.

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Nunca mejor intitulado el Pacto entre el sanchismo y el delincuente Puigdemont, acuerdo surgido de las cloacas sanchistas y las ergástulas independentistas catalanas.

Debemos tener presente que el expolio de la democracia y la liquidación del Estado de Derecho por no remontarnos a sus orígenes, que no es objeto de esta reflexión, empieza con el “execrable” Zapatero, y continua con su delfín, el sanchista Sánchez, es decir, el “imperio” socialista se remonta al año 2004, solamente una mínima parte de la sociedad ha denostado o combatido de una forma u otra la política socio-comunista; bien podrían compararse con el Batallón femenino de la Muerte que intentó inútilmente defender el símbolo de la monarquía rusa cuando se produjo la toma del Palacio de Invierno asaltado por los bolcheviques el 6 de Noviembre de 1917. Han tenido que salir a la luz las criminales propuestas y acuerdos con los independentistas catalanes y vascos, filoterroristas y comunistas, concretamente, ver el contenido del “Pacto del Albañal” para que la sociedad tome conciencia de lo que se nos venía encima e intuir el estrago, el destrozo de lo que estaba por llegar, extremo que inevitablemente ha producido la explosión de ira contenida, la movilización masiva de los españoles de bien, amantes del orden, la paz, la justicia y el real progreso de España.

Si utilizamos el sabio refranero español, podríamos recordar aquello que dice: A buenas horas, mangas verdes”, bien es cierto, que también, eso otro refrán: “Nunca es tarde si la dicha llega”

En fin, cada uno que elija el que más quiera o le convenga para reforzar su opinión.

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En la situación en que nos encontramos, sin duda, hay que dar la bienvenida a estas movilizaciones y desear que se perpetúen en el tiempo hasta conseguir expulsar de la política nacional a estos indeseables del Frente Popular del siglo XXI, adoradores nostálgicos de lo acontecido en la II República.

El aluvión mayoritario de rechazo a Sánchez, a la amnistía, al “Pacto del Albañal”, a la erosión de los pilares del Estado de Derecho, a la tangible involución de la democracia, en definitiva, a la perversa y criminal expectativa de derrumbamiento del Régimen del 78.

Es nuestro deber e interés general el recuperar la dignidad Nacional, combatir los reiteradas humillaciones personales, cívicas, institucionales y constitucionales inferidas contra España, así como, restaurar la igualdad entre sus ciudadanos.

Si conseguimos defenestrar a la dictadura socio-comunista, estaremos en disposición, de que las piezas del tablero político estén cada una donde les corresponde, pues, los independentistas catalanes y vascos quedaran huérfanos del impulso secesionista que los populistas, comunistas de la postmodernidad les proporcionan.