10/11/2024 06:55
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Para nadie es secreto que a Sánchez le mueven más los intereses narcisistas que los generales de la nación.

Desde que Pablo Iglesias se vio en el Gobierno es muy dado a levantar la chepa por encima de Pedro Sánchez. Y lo hace cada tres por dos, de ahí que renazcan las tensiones entre los dos gobiernos. Tan solo se ponen de acuerdo cuando ven peligrar su mamandurria y su sueldo: es inentendible que se haya torpedeado la comisión de investigación sobre las cuentas y cloacas de Unidas Podemos y, sin embargo, el socialismo y la ultraizquierda se embarquen en solicitar una comisión de ese mismo estilo  en el caso “Kitchen” o renegaran de hacerlo en Andalucía durante la legislatura anterior: el gasto de dinero público en “mujeres de moral distraída”, orgías, drogas y corruptelas varias no pareció ser un tema de interés para el socialismo andaluz. Es una prueba más de cómo entre los dos partidos coaligados por intereses personales se acusan de corruptos e incompetentes, pero dan prioridad a mantenerse en la alfombra roja mientras hacer de Pilatos sigue siendo su principal papel, fruto de la incompetencia reiterada y de la memez dialéctica.

Para nadie es secreto que a Sánchez le mueven más los intereses narcisistas que los generales de la nación. Desconoce qué es eso del concepto nación, como Iglesias desconoce que la alusión “Coletas rata”, aparecida en Asturias, no es acoso ni terrorismo ni nada de nada sino una alusión a lo que la izquierda considera verdadero y demostrado: echen un vistazo a las múltiples acusaciones de sus propios militantes y su exabogado o a las palabras de Errejón en el diario “El Mundo”: “Podemos ya no es el partido que se fundó con objetivos claros y definidos”.

Es evidente que el dúo “Picapiedra” es un atentado al sentido común, una bofetada al europeísmo, una malintencionada interpretación de la ineficacia, un desprecio a la salud y una patada a la vida de la ciudadanía. Tiempo tendremos de hablar del “amor” demostrado de Pedro Sánchez a ETA, tal y como quedó patente en el Senado, con lagrimita interesada y genuflexión al representante y heredero de la banda terrorista/asesina, EH Bildu.

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Lo último del presidente ha sido acobardarse ante la nueva crisis que se avecina. Le está salvando la ausencia de salidas donde la población puede expresar sus opiniones y, donde ha acudido con público presente, han predominado los abucheos, insultos y silbidos: recoge lo que ha sembrado y aún tiene que recoger mucho más porque la siembra ha sido perniciosa, maligna y malintencionada, incluso con 48.000 muertos a su espalda por negligencia permanente.

Sánchez ha conformado un Gobierno antisocial que se mantiene  en lo económico porque Fátima Báñez dejó regulados los ERTE en la reforma laboral de la derecha; de no haber existido eso, no tengo dudas de que los ataques al presidente hubieran sido una constante, interminables y no exentos de dureza. Pedro ‘Plagio’ sigue en su papel de Pilatos y no hay tema importante del que no se haya desmarcado, no sin antes telepredicar con la mentira y el desprecio.

Pedro Sánchez teme el desgaste. Está horrorizado con que pueda repetirse el que ya sufrió durante la primera fase de la crisis sanitaria. No quiere ni imaginar que se le puedan volver a ver sus grandes dotes de ineficacia, negligencia, falta de planificación y mediocres equipos ministeriales. El faro que alumbra es el de mantenerse en Moncloa a toda costa, lluevan langostas o nieven estorninos. Estamos ante un personaje incapaz de asumir sus responsabilidades, de ahí que haya traspasado sus competencias a las autonomías y repita cien veces eso de la “cogobernabilidad”, a ver si cuela.

No hay duda de que huye del mando único por miedo a las presiones e improperios del maestro de escuela, Íñigo Urkullu, y del progolpista, Joaquín Torra: los presupuestos le atenazan porque no ha sido capaz de sacar adelante unos desde que llegó como “okupa” a Moncloa. Incluso tiene miedo a las presiones de “Unidas Pandemias” porque si cuela alguna de sus propuestas otras formaciones se echarán para atrás.

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El pijo Sánchez se lava las manos y Pilatos se ve reflejado en él. Preside –no sé si es el vocablo acertado– un Gobierno vago, muy vago, y muestra una descontrolada incompetencia, incapaz de articular nada ni planificarlo en busca de soluciones a miles de dudas y necesidades. La prueba es que, hasta finales de 2021 o principios de 2022, no tendrá el dinero de Europa, siempre que los planes que presente el desgobierno español se adapten a las exigencias de la Unión. Por cierto, los presupuestos son independientes de la recepción del dinero.

Los  descoordinados gobiernos nacionales han optado por irse de vacaciones, perder el tiempo y abandonar las preocupaciones de la ciudadanía. Han cometido los mismos errores que en marzo. Únicamente el regreso del emérito con presumibles pruebas de corrupción, sedición, violación y dinero sucio del narco-sangriento gobierno bolivariano, además de las pruebas de la DEA norteamericana y pruebas de las violaciones a niñas menores (con embarazos incluidos) por parte del cocalero, Evo Morales (con presumibles invitados), pueden desestabilizar la ya destrozada política española y comenzar una era regeneracionista partiendo de la actual degeneración socialcomunista.

Rutte, Marin y Von der Leyen se han hartado de Sánchez, al igual que la Unión Europea está hasta el pico de la boina de sus baratas chulerías adornadas con mentirosas guirnaldas.

Autor

Jesús Salamanca Alonso
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