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Guardias de Seguridad de la 16ª Compañía de Asalto, caídos en Asturias en 1934
Todas las ciudades poseen, en su historia particular, fechas inolvidables que constituyen sus hitos más destacados y que han llegado hasta nosotros, pese al tiempo transcurrido, escritas con letras de oro en el libro particular de recuerdos, tanto de la ciudad en sí como de muchos de sus ciudadanos.
La Coruña, la ciudad más importante del noroeste hispano, no podía quedar al margen de esta circunstancia y si repasamos su historia, particularmente la más reciente, nos encontramos con jornadas en las que el júbilo colectivo se vio enardecido como respuesta al estímulo provocado por un hecho que bien podemos calificar como memorable o heroico.
Una de estas jornadas se registró el viernes 26 de octubre de 1934, cuando La Coruña entera se echó a la calle para recibir en olor de multitudes al contingente expedicionario de la 16ª Compañía de Asalto, de guarnición en la ciudad, a su regreso después de haber colaborado, de forma valerosa y heroica, en la pacificación de Asturias tras los sucesos revolucionarios acaecidos en fechas anteriores.
Fue un entusiástico recibimiento que constituyó un homenaje popular, no solo a los integrantes de la citada 16ª Compañía, sino por extensión a todo el Cuerpo de Seguridad y Asalto por su magnífico trabajo en defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos de España y del orden institucional.
Un inmenso gentío, integrado por hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, jalonaron el itinerario de la fuerza expedicionaria desde su entrada a la ciudad hasta la plaza de María Pita, sede el Palacio Municipal, donde fueron recibidos oficialmente por la ciudad y sus primeras Autoridades.
La prensa de época hizo gala de un especial tacto haciéndose eco, con profusión de datos y detalles, incluso de fotografías, no solo de la llegada de la fuerza sino refiriendo también los principales hechos de armas en los que esta se vio envuelta desde el 5 de octubre anterior cuando llegó a la región asturiana.
Tanto “La Voz de Galicia” como “El Ideal Gallego”, en las primeras páginas de sus respectivas ediciones correspondientes al día 27 de octubre, recogen sendos reportajes sobre esta jornada en los que resaltan los actos celebrados y el desfile, por las calles coruñesas, sobre los vehículos de dotación de la Unidad, de los regresados de Asturias en cuyos rostros todavía estaban patentes “las señales del cansancio y del insomnio, algunos con huellas de lesiones aun no totalmente aliviadas” y el ferviente entusiasmo mostrado por los coruñeses al recibirlos.
La 16ª Compañía de Asalto del Cuerpo de Seguridad, en el Ayuntamiento de La Coruña tras su regreso de la Asturias en 1934 (col. Carlos Fernández Barallobre)
Los efectivos pertenecientes a la 16ª Compañía de Asalto, destinada en La Coruña, habían salido de la ciudad, con dirección a Asturias, a principios del mes de octubre al mando del Teniente José Galán, a la vista de la gravedad de los sucesos que se estaban produciendo en la región asturiana lo que obligó a destacar un importante contingente de fuerzas del Ejército, Seguridad y Asalto y Guardia Civil, para lograr restablecer el orden.
La situación revolucionaria que en aquellas jornadas estaba viviendo el Principado es de sobra conocida como también lo es la gloriosa intervención de los efectivos del Cuerpo de Seguridad y Asalto que, en unión de otros Cuerpos del Ejército y de personal de la Guardia Civil y Carabineros, lograron pacificar aquella zona en conflicto tras el golpe de Estado que, contra el Gobierno legítimo de la República, alentaron los partidos de izquierda -partido socialista y UGT- y extrema izquierda.
Desde el día 5, fecha de la llegada del contingente expedicionario de la 16ª Compañía, el Teniente Galán solicitó al mando se le autorizase a entrar en combate, participando activa y valerosamente en distintos enfrentamientos, muchos de ellos contra efectivos numéricamente superiores. Llanera, Mieres y Lugones, son localidades que han quedado impresas en letras de molde en el glorioso historial de la 16ª Compañía de Asalto, aunque probablemente el trance más dificultoso en el que se vio inmersa la Unidad fuese la toma de la central telefónica de Oviedo, donde se habían hecho fuertes los sediciosos y que supuso un especial y valeroso empeño hasta lograr desalojar, con graves pérdidas, a los insurrectos. En esta acción resultó herido el citado Teniente José Galán.
Consecuencia de estos combates resultaron muertos los Guardias Emilio Méndez Rodríguez; Amador López Gay; Jeremías Álvarez Rodríguez; Federico Segundo Ventura Sandre y José López Seijas, este último fallecido en un hospital de Gijón el día 26 como consecuencia de las heridas sufridas en los enfrentamientos con los revoltosos, todos ellos destinados en la precitada Compañía de Asalto. También en estas acciones perdió la vida el Guardia de la plantilla de Ferrol José Peña Pedre.
La Coruña, sus Autoridades y el pueblo liso y llano, quiso, en una jornada de fervor patriótico, expresar su gratitud a estos heroicos servidores del orden que contribuyeron a devolver la calma y la pacífica convivencia a una región tan próxima a la gallega y por tanto, tan vinculada a ella en todos los sentidos.
Recibimiento de la 16ª Compañía de Asalto en la Plaza de María Pita (col. Carlos Fdez. Barallobre)
Las calles abarrotadas de público recibieron a los héroes que se trasladaron a la iglesia de San Jorge, próxima a la plaza de María Pita, donde se celebró un solemne funeral por el eterno descanso de todos los muertos en la campaña. A este oficio religioso, oficiado por el arcipreste accidental de Faro, Barro Lage, asistieron, el General Jefe de la 8ª División Orgánica, General La Cerda; el Gobernador Civil, Novoa González, y otras Autoridades civiles y militares entre las que se encontraban comisiones de Jefes y Oficiales de todos los Cuerpos de la Guarnición, así como del Cuerpo de Seguridad y Asalto, Carabineros, Guardia Civil y Cuerpo de Vigilancia, con el Comisario Ortiz Moreno al frente.
Junto a ellos una nutrida representación de la vida social, cultural, académica y religiosa de la ciudad, así como numeroso público que, desde antes de comenzar los funerales, ya abarrotaba este amplio templo barroco de la Pescadería coruñesa, obligando a muchos a permanecer en el exterior del mismo ante la imposibilidad de acceder a su interior.
A la conclusión del oficio religioso, tanto los concentrados en el exterior como los asistentes a los funerales ovacionaron a su salida a los integrantes del Cuerpo de Seguridad y Asalto, así como a sus mandos y por extensión al resto de las fuerzas del orden y del Ejército presentes en el acto.
En medio del gentío y sin cesar en ningún instante las muestras de fervoroso patriotismo y de cariño y reconocimiento a los expedicionarios, estos abandonaron el templo para dirigirse en vehículos al Palacio Municipal, en la próxima plaza de María Pita, donde fueron recibidos oficialmente por la ciudad.
Eran las doce y media de la mañana cuando la comitiva, encabezada por un vehículo en el que viajaba el Comandante Benítez, jefe de la 8ª Comandancia del Cuerpo de Seguridad y Asalto en La Coruña, acompañado de otros Oficiales del Cuerpo, hizo su entrada en la plaza de María Pita. Le seguían dos autobuses, ocupados por una treintena de Clases y Guardias, con el Teniente Galán a la cabeza, que todavía mostraban en sus parabrisas numerosos impactos de bala, señales inequívocas de los duros combates en los que la fuerza había participado; los autobuses iban engalanados con Banderas de la República con crespones negros en señal de recuerdo y respeto por los compañeros caídos en los combates. Al Teniente le acompañaban el Sargento López Arias y los Cabos González Pensado; Suárez y Villaurín.
El General jefe de la 8ª División Orgánica, ovacionado a la salida de San Jorge
La plaza de María Pita, el gran ágora coruñesa, abarrotada de público, mostraba la imagen de sus jornadas más memorables. Mujeres agitando pañuelos, hombres vitoreando y ovacionando a los expedicionarios, acompañados de gritos de vivas a España, constituían el telón de fondo de tan magna efeméride.
Una vez en el Ayuntamiento fueron recibidos, además de por el General Jefe de la 8ª División Orgánica y por el Gobernador Civil, por el Alcalde interino, Paradela, acompañado de una nutrida representación de la Corporación, así como por otras Autoridades y comisiones del Cuerpo de Vigilancia, de la Guardia Civil y de los distintos Cuerpos militares de la Guarnición. Los expedicionarios accedieron al magno Salón de Sesiones, cuyas bancadas se hallaban atestadas de público, donde se celebró la recepción oficial.
Tomó la palabra en primer lugar el Alcalde quien en un ferviente discurso dio la bienvenida, en nombre de la ciudad, a los heroicos componentes de la 16ª Compañía, a los que, en primer lugar, felicitó, en nombre propio y en el de toda la ciudad, por su valiente contribución a la defensa del orden y la paz tristemente interrumpida; más adelante añadió “saludo a los que habéis tenido la fortuna de regresar ilesos de la contienda sangrienta y, a los que desgraciadamente habéis sufrido lesiones y heridas, que son otros tantos testimonios del patriotismo que mueve, en estas luchas, la mano armada de la milicia, para imponerse en bien de cuantos sentimos por el solar nativo –nuestra querida España-, un profundo amor y, por la hermandad entre los hombres, una devoción acendrada”.
Hizo, posteriormente, alusión a la satisfacción de todos los coruñeses al recibirlos en una jornada memorable aunque luctuosa al evocar a los que entregaron su vida en acto de servicio, constituyendo “un nuevo galardón que ostentará el digno Cuerpo al que pertenecéis y que hace del honor y de la disciplina, del orden y del patriotismo, un culto llevado al sacrificio de la propia vida”.
Finalmente, como colofón a su discurso, el Alcalde interino, tuvo sentidas palabras de recuerdo para los que entregaron su vida “como héroes defendiendo lo intangible: la Patria, el Orden, la confraternidad entre los hombres, sabiendo sacrificarse en aras del bienestar social y de la sociedad que les debe un justo tributo”.
Hizo uso de la palabra, para cerrar el acto, el General La Cerda, Jefe de la 8ª División Orgánica, quien tras pronunciar la frase “por España, un abrazo” descendió de la tribuna y abrazó al Teniente Galán, primero, y a cada uno de las Clases y Guardias integrantes de la Unidad expedicionaria, después.
El Comandante Benítez Avila, Jefe de la 8ª Comandancia del Cuerpo de Seguridad y Asalto
Terminada la recepción se sirvió un lunch en el Salón de Turismo del Palacio Municipal y a su conclusión el General La Cerda, el Gobernador Civil y el Alcalde acompañaron al Teniente Galán al balcón central del Palacio, asomándose a la plaza de María Pita, en tanto que las Clases y Guardias se asomaban desde los otros balcones del edificio; en este momento se intensificaron los vítores y aplausos por parte del público que abarrotaba la plaza y las ventanas de los edificios que asoman a la misma.
Terminado este popular saludo, al pie del Ayuntamiento se formó nuevamente la comitiva para trasladar a los expedicionarios al Cuartel de Seguridad y Asalto, sito en la calle García Prieto -hoy General Sanjurjo-; sin embargo, al percatarse el público concentrado de la presencia del Teniente Galán, en un muestra espontánea de emoción no contenida, le alzaron en hombros trasladándolo, entre vítores, por las principales calles del centro de La Coruña hasta la plaza de Mina, todas ellas abarrotadas de un público enfervorizado que aclamaba al Cuerpo de Seguridad y Asalto, así como a las demás fuerzas del Orden y al Ejército.
En la plaza de Mina se formó la comitiva móvil encabezada por el vehículo en el que viajaba el Comandante Benítez, al que se subió el Teniente Galán, seguido de los autocares en los que viajaban las Clases y Guardias de la Compañía, acompañados por miembros de la Guardia Civil y de Carabineros, dirigiéndose todos hacia el Cuartel del Cuerpo de Seguridad, concluyendo así esta memorable jornada.
No terminaron aquí los homenajes populares que el pueblo de La Coruña tributó, aquel año, al Ejército y a las Fuerzas del Orden con motivo de la conclusión de las operaciones en Asturias; el día uno de noviembre siguiente se organizó un magno homenaje a estas fuerzas en el que tomó parte una nutrida representación del tejido social y cultural de la ciudad, buena prueba de ello fue el ofrecimiento realizado por la Agrupación artística “Ofelia Nieto” para celebrar un festival en el Teatro Rosalía Castro; sin embargo esto ya excede de la intención del presente trabajo motivo por el cual no vamos a entrar en detalles.
Baste recordar que como consecuencia del heroico comportamiento del Cuerpo de Seguridad y Asalto en el apaciguamiento de la revolución asturiana, el Gobierno de la República le concedió el más alto honor al que puede aspirar un Instituto armado y que ya pretendía el Cuerpo desde 1925: el derecho al uso de la Bandera Nacional (Decreto de la Presidencia de la República de 11/06/1935) que le fue entregada solemnemente en un acto celebrado en el madrileño parque del Retiro el 29 de septiembre siguiente, actuando como madrina Dolores de Aguilar Tablada, esposa del Ministro de la Gobernación.
Autor
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José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.
Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.
Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.
Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.
Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022
Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)
"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)
"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)
"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).
"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).
"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).
Otras publicaciones:
"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)
"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).
"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).
"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).
"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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