13/05/2024 12:09
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Santiago Abascal la definió recientemente en una entrevista con Infovlogger como » una pobre desgraciada» muy acertadamente, bajo fondo de estofa miserable pero cresa por parasitar del Estado, añado. 123.000 euros anuales al bolsillo por hacer el imbécil y alimentar vanidades patéticas. Con esa pantagruélica costumbre de tragar gruesos exabruptos sin el menor atisbo de saciarse de ridículos para dimitir por cuestión de vergüenza ajena, la que lio la gorda burlándose de las víctimas de agresiones sexuales ha engrosado su despreciable currículo con una declaración de intenciones a propósito de la ley trans, para eximir al violador de responsabilidades penales en el caso de que solicite una nueva identidad de género renunciando a la condición registral como varón. Secretaria de Estado para el chiringuito de Igual-da, nombrada a dedo por la esforzada cajera que aún debe de tener escocidas las rodillas de tanto arrastrarlas, la inútil Pam se ha convertido en paradigma, uno más, de la patulea podemita, del detritus moral que caracteriza a la marea morada en declive, los posos sociales de lo sinvergüenza, y la evidencia de que ora por ignorancia ora por inicuas tentativas de corromper desde sus raíces a la sociedad, la influencia comunista es el mayor perjuicio todavía impune que debería ser subsanado con el sentido común a pesar de que la tucana del desempleo pretenda sumar garrapatas en número de dieciocho. La demencia de estos ignaros aderezada de resentimiento y, en consecuencia, de maldad injustificadamente revanchista es demostrada con cada exabrupto encadenado que protagoniza esta cateta funcional carente de moral y decencia. Teniendo por barriga el cerebro, la Carpanta de hambre legislativa, voraz, con avidez irracional por deglutir los valores tradicionales de la familia basados en la explícita identidad del sexo concreto, las inescrupulosas consecuencias de legislar con infulas totalitaristas se evidencian cuando han de seguir con la inercia devenida del disparate de la Ley Trans, pensada no sólo para contentar a una minoría sino también para imponer una dictadura a la mayoría. La que además dice que le parece escandalosa la preferencia del 75% de las mujeres por el coito respecto a la autocomplacencia, impulsa estúpidamente la ley trans como la del «sólo sí es sí» de la ida del 8 de marzo; la que si un día hubiese de responder por los estropicios de su ego enfermo le caería la perpetua terrena. Miedo tendrá la epulona de Galapagar, casi vecina indeseable del barrio de Prosperidad donde se dijo que presuntamente había adquirido un ático por valor de millón y medio de euros, paradigma del oportunismo más rastrero, cuando se vea la alentadora de pederastia entre las cuatro esquinas de la tumba inexorable donde los gusanos esperan el cuerpo y los demonios el alma.

Tamañas incoherencias y arbitrarias imposiciones no pasan inadvertidas ante la opinión pública y el potencial electorado del PSOE-aparte los mezquinos incondicionales, así se robe o se mate-, el partido de la corrupción histórica al que añadir la del Tito Berni entre cientos, que suma a su propia y miserable condición política al socio adverso que ha traspasado las fronteras legales con la impunidad que confiere haber conseguido la alteración de la Justicia para someterla al poder político. De ahí que estas elementos no hallen cortapisas para obligar a tragar lo que echen tan cebados parásitos bolivarianos que han puesto en riesgo la salud mental y física de una generación de infantes, víctimas de la especulación tabernaria de seres sin escrúpulos ni conciencia como esta Pam Rodríguez , la tragaldabas insaciable que devora el espíritu colectivo para adoctrinar desde el capricho de minorías pertrechadas de chiringuitos, pagados millonariamente por los recursos públicos que no llegan donde se necesita.
Ahora arremete contra la histórica fiesta de los San Fermines. Se lió la gorda y volverá a liarla la que lleva en la cara la estulticia y la maldad, fiel representante del rebaño feministoide que no feminista, del que es fiel y nauseabunda representación y que esperemos desde el 23 J no ver desfilar como un aquelarre el 8 de marzo. Ser Mujer es otra cuestión mucho más digna.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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Lio la gorda, sin acento con permiso del mal llamado corrector.

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