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Es más fácil engañar a las personas que hacerlas entender que fueron engañadas. Con el cáncer ocurre lo mismo. Cáncer, palabra malsonante. Grosería garrafal. Obscenidad. Pura cacofonía. La escuchas y da comienzo el estremecimiento. El cáncer es la enfermedad más temida por los españoles. La segunda causa de muerte entre nuestros compatriotas. Crecimiento enloquecido y desordenado de células. La apoptosis se quiebra. Las células cancerosas, devienen inmortales. La comunicación celular se colapsa. El ADN se expresa inadecuadamente. Atroces remedios, peores que la enfermedad: quimioterapia, radioterapia y cirugía. Tan dolorosa y escasamente ineficaces. Envenenar, quemar y cortar: he ahí el (falso) trilema de la industria médica.
Farsas médicas
Es más sencillo engañar a la gente que convencerla de que ha sido engañada. Por eso, el temor nace tanto del riesgo de (próxima) mortalidad asociado a la enfermedad como de la idea de enfrentarse a la quimioterapia, el tratamiento más empleado para obstaculizar las consecuencias del cáncer, provocando en el paciente un turbión de devastadores efectos adversos. En el intento de eliminar el tumor, la quimioterapia utiliza potentes fármacos citotóxicos, altamente venenosos para las células. Una bomba atómica dentro de tu cuerpo. Una carnicería sanguinaria. Te enfrentas a la mentira médica e, inevitablemente, sales perdiendo. La quimioterapia consiste, a grandes rasgos, en envenenar células cancerígenas de rápido crecimiento, implicando todo ello que se emponzoñarán también células sanas. La Radioterapia, por otra parte, mientras destruye células cancerígenas, quema, deja cicatrices y menoscaba células sanas, tejido y órganos.
Los tratamientos iniciales con quimioterapia y radiación frecuentemente reducen el tamaño en tumores. Cierto, en algunos casos. Sin embargo el uso prolongado de quimioterapia y radiación no desemboca en más destrucción de tumores. Mucho menos en las etapas finales de las metástasis. Cuando el organismo se llena de demasiada carga toxica proveniente de quimioterapia y radiación, el sistema inmunológico se ve comprometido o se arruina, por lo tanto la persona puede sucumbir a diferentes tipos de complicaciones. La quimioterapia y radioterapia pueden provocar que las células cancerígenas muten y se vuelvan resistentes y su destrucción se dificulte. Volverán a florecer, tarde o temprano. Y el tercer cerdito, la cirugía, puede también causar que las células cancerígenas se propaguen a otros sitios. A grandes rasgos, la cirugía no corta, disemina.
Letales efectos secundarios
Los efectos adversos, ese patinazo. Cejas perdidas y cabello ido, un clásico inmarcesible. Cansancio extremo, anemia, diarreas, náuseas, úlceras bucales y estomacales. Prosigamos la ruta. Sobre todas las cosas, aniquilación de tu sistema inmunológico. La quimioterapia, esa aberrante toxicidad, genera a la vez más cánceres de todo tipo y pelaje. Años y años de quimio y, de repente, rebrota otro cáncer. O el mismo. La quimio facilita la metástasis. Abona el terreno para ello. El tamoxifeno, gran y potente droga carcinógena. Los quimioterápicos utilizados, además, son arbitraria e injustificadamente caros. Pulverización de la médula ósea con el consiguiente trasplante difícilmente esquivable. Sangrado intestinal. Daño cerebral. Deterioros neurológicos. Neuropatías periféricas, grado 3 o 4. Osteoporosis. Fatiga. Mucositis. Leucopenia y neutropenia: leucocitos y neutrófilos, esenciales en nuestro sistema inmune, arrasados. El sistema inmunológico irreversiblemente deteriorado.
En alimentos, teléfonos móviles, estelas químicas, aditivos, plásticos, pesticidas, fungicidas, transgénicos, campos electromagnéticos, microondas, vacunas tóxicas a niños sin haber desarrollado dentro de sí la maciza fortaleza de su sistema inmunológico. Nos joden la vida y nuestras defensas. Pero, obviamente, la quimio es la reina de la aniquilación inmunológica. Bajísimo deseo sexual. Pérdida de audición. Merma de psicomotricidad. Infertilidad. Serios daños en riñones, vejiga, huesos, arterias, pulmones, corazón, hígado. Vamos, como si te estuviesen dando tundas y palizas a todas horas. Con el agregado de la radioterapia. La reparación de tal estropicio, consecuentemente, requiere más drogas médicas. Más drogas recetadas por los matasanos, violando el juramento hipocrático. En este caso, oncólogos.
Totalitarismo clínico
Fascismo médico. Totalitarismo biosanitario. El fármaco se ha convertido en la norma. El sistema de salud actual se arraigó en torno a principios del siglo XX, cuando la AMA (American Medical Association), la Fundación Rockefeller y la Fundación Carnegie forjaron una enérgica entente. Siempre las prácticas eugenésicas como tétrico telón de fondo. Y sus inextricables lazos ulteriores con el genocida III Reich, IG Farben mediante. Criaturitas. La ciencia falsa es el más poderoso instrumento a largo plazo para la represión, el control político y la hecatombe de la vida humana. La ciencia médica es ideal para el montaje y el lanzamiento de operaciones escondidas, destinadas a las poblaciones enteras, ya que aparenta ser políticamente neutral, sin ningún tipo de vínculo con los intereses del Estado.
Políticas criminales. Los desinformadores mass mierda, callados como rameras. Callaron ante la radiactividad de Chernobil y Fukushima. Enmudecen ante la poderosa radiactividad de las mamografías, presuntamente dedicadas a prevenir el cáncer de mama. Secuestro de la finiquitada nobleza de la medicina. El ánimo de lucro, objetivo importante. Beneficios desorbitados de la gran industria médica. Gran Farma y sobresalientes complejos médicos. Más enfermos, más beneficios. Pero más decisivo es su afán por un control totalitario de las cosas, reemplazando la libertad, la inteligencia y la conciencia de cada uno de nosotros. Mafias médicas sacrificando inútilmente vidas en nombre de Moloc (Lev 18,21). O del bíblico dios del dinero, Mammon(Mt 6,24). Prolongar innecesariamente enfermedades existentes y creación de nuevos padecimientos humanos. El sistema de salud contemporáneo tan solo es un fraudulento sistema de enfermedad, de imparable y vertiginosa generación de enfermos crónicos.
Un arrogante bata blanca que sabe lo que necesitas y lo que es mejor lo para ti. Una soberbia de ribetes diabólicos. El gobierno, la prensa, las mega-corporaciones, las fundaciones de prestigio, las instituciones académicas, las organizaciones “humanitarias” y “filantrópicas” berrean. Eh, chicos, se trata de esta enfermedad. Este es su nombre. Esto es lo que la causa. Este es el medicamento que la trata. Esta es la vacuna que la impide. Esta es la forma en que se diagnostica. Estos son los tests. Estos son los posibles resultados y lo que significan. Aquí están los genes. Esto es lo que hacen. Esta es la forma en que se pueden modificarlos y reemplazarlos y manipularlos. Estos son los resultados. Estos son los datos y las estadísticas. Son los correctos. No hay argumentos que los desmienta. Así es la vida. Estos son los componentes de la vida. Los cambios y mejorías son el resultado de nuestra gestión de los componentes. Este es el camino. Se rige por la verdad revelada por la ciencia. Siga el camino que nosotros, que tanto le queremos, le recomendamos. Le informaremos cuando se desvíe. Le advertiremos de nuevas mejoras…
…Venga ya, añade el que estas líneas emborrona. No me toquéis los cojones, galenos y cía. No deberíais permitir a tanta gente morir sin saber la verdad. FARMAFIA solo desea mantener felices a los inversores y accionistas. Oncología, negocio muy lucrativo, fascinante, depravado y codicioso. El Estado, por otra parte, solo ansía incrementar el miedo y, por ende, el control social. Se necesitan, El Estado y Gran Farma.
Non serviam
Ciencia fraudulenta manejada por despiadadas corporaciones. Negocio inmoral y falaz. El gran fraude de las agencias médicas y aseguradoras. No se investiga correctamente. Se oculta deliberadamente la verdad de los hechos más desnudos. Los pacientes, irrelevantes. Oncología se asemeja a un campo de concentración. El miedo como el carburante que todo lo explica. Creando falsas ilusiones. La vida es hermosa y nadie la quiere perder. Nos aferramos a dulces cuentos. La verborreica e hiperlábica copla de la curación del cáncer, exterminando innecesariamente miles de animales en el camino.
Nos encontramos ante una guerra psicológica contra la humanidad y la acojonante proliferación de tumores se revela concluyente. Dirigida por la deletérea FARMAFIA, al alimón con el Gran Leviatán, la herramienta del miedo al cáncer resulta tajante. Mantener el cáncer como un veredicto de (colindante) muerte es la precondición para que toda esta industria de perversión prosiga su deletéreo transitar. La pasta debe seguir fluyendo sin parar…
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Autor
- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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