21/11/2024 11:44
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Cuando no se habla a tiempo, cada vez resulta más embarazoso comenzar a hablar. Y llega un momento en que la situación se hace insostenible y clamorosa. Me estoy refiriendo, por si alguno todavía no lo sabe, a la falta de autoridad en los Colegios profesionales. Podríamos referirnos a todos los colegios profesionales en general o sólo los de ámbito relacionado con la salud, porque recientemente los de enfermería y los psicólogos están dando muestras de que no defienden los intereses de sus colegiados, pero aludiré sólo a los de mi gremio. Desde hace tiempo vengo advirtiendo a mis colegas de los Colegios de Médicos que no se está procediendo correctamente en el ejercicio de nuestra profesión si dejamos que quienes no son médicos indiquen tratamientos. Y sobre todo, cuando fruto de esas medidas descontroladas se están produciendo muertes. Existe el deber deontológico de reprender, primero de manera privada y después si llega el caso con denuncia pública, ante medidas que pueden suponer un perjuicio a la población.

Me dirijo a través de esta carta a los Colegios Médicos de España, al mío en concreto que es el de Madrid, y a la Organización Médica Colegial, órgano nacional que se supone que aglutina a los colegios médicos de todas (o casi todas) las provincias españolas. Como colegiado quiero denunciar de manera pública (ya que de los escritos que he presentado con anterioridad, públicos y privados, no he obtenido ninguna respuesta) lo que es el sentir de los muchos colegiados desde hace años: los Colegios no atienden los intereses de los colegiados en su quehacer profesional. Las instituciones colegiales, que dicen nutrirse de nuestras cuotas, desde hace años reciben subvenciones y «ayudas» de los gobiernos y de los laboratorios, de las compañías de seguros y de bancos, de otros agentes ajenos a la profesión médica y que son quienes condicionan el proceder de la profesión. Esto es de dominio público, todos los colegiados lo saben, incluso aquellos que un día fueron candidatos a presidir los Colegios han hecho mención de esto en sus campañas, no es ni una difamación ni una calumnia. Las injerencias en las tareas profesionales propias de un gremio tienen graves consecuencias en las personas que van a recibir los servicios. ¿Quién espera recibir sentencia justa de un juez comprado con dinero en paraísos fiscales? ¿Quién espera que la institución colegial defienda los derechos de los médicos ante el esclavismo de las compañías si son las compañías las que agasajan a los Colegios?

Hoy en las redes el vídeo de un colega pregunta quién va a hacerse responsable de los efectos secundarios derivados de los pinchazos de esta enérgica campaña de vacunación que las autoridades sanitarias han lanzado. Porque nadie informa de los efectos secundarios y las redes de vigilancia tanto europeas como americanas han comunicado ya miles de fallecidos como consecuencia de estas inoculaciones. ¿Cómo es posible que ningún organismo médico lo haya recogido, advertido y denunciado? ¿Quién paga por su silencio? En algunas comunidades autónomas que ya se huelen la catástrofe tienen la desfachatez de solicitar a los padres que firmen la hoja en la que asumen los riesgos secundarios derivados de inocularles a sus hijos no se sabe qué. Porque nadie les explica nada, todo son parabienes, que no pasa nada, que todo es muy seguro y muy eficaz. ¿Cómo es posible que los Colegios de Médicos hayan permanecido callados frente a la mala praxis de no informar ni advertir de los riesgos? Algún colegio sí que ha hecho advertencias… pero a sus colegiados –miserablemente- de que los seguros de responsabilidad civil no cubren a los médicos frente a las demandas que tengan por los efectos secundarios de las vacunas frente al COVID. ¿Pero quién informa a los ciudadanos de la utilidad de las medidas supuestamente preventivas, si es que previenen de algo? ¿Acaso no deja de ser deontológicamente reprobable la recomendación de medidas de dudosa utilidad preventiva y, sobre todo, la administración de sustancias sin comprobada utilidad clínica? Espero y confío que tras esta denuncia pública se abra un debate igualmente público y científico porque el escándalo para la profesión médica es descomunal.

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Que sepan los miembros de todos los colegios médicos de España y de la OMC que sus nombres son públicos, están en las webs de las instituciones en las que ostentan algún cargo, desde presidente a vocal. Nadie es anónimo, nadie se puede parapetar tras una institución para seguir siendo inicuo en la oscuridad, callar cuando se agrede el deber médico desde la deontología y la Ley de Autonomía del Paciente. El daño históricamente está ahí, ya se ha llevado a cabo, está confirmado de cara a la posteridad, no es una conjetura. Por más que los periodistas lo quieran maquillar y ocultar, la historia siempre recordará este momento en que se administró indiscriminadamente a embarazadas y niños productos que no estaban indicados. Y el millar de colegas que ocupan puestos en representaciones colegiales van a ser llamados uno a uno para saber qué han dicho frente a esta tropelía de vacunar indiscriminadamente sin razones médicas ni científicas. Porque parecen muy prestos a recriminar a un colega que prescribe cosas de dudosa eficacia mientras se callan cobardemente cuando profanos a la profesión promocionan sustancias que están matando millares de personas, colar mosquitos y tragar camellos. Es hora de ser médico.

Acabo con un apunte y una pista. Apunte: la OMS dice ahora que con un solo pinchazo para COVID basta, que no hay que revacunar. Lo dicen ahora (rescaten la hemeroteca la importancia de las dosis de recuerdo). El COVID se deshincha. Pista: se meten vacunas a tutiplén en todos los calendarios vacunales de España por las causas más variopintas. Ya no hace falta un caballo de troya si tenemos una manada de caballos.

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Autor

Doctor Luis M. Benito
Doctor Luis M. Benito
Luis Miguel Benito de Benito, médico especialista de Aparato Digestivo desde 2000 y Doctor en Biología Celular. Licenciado en Filosofía. Máster en Dirección Médica y Gestión Clínica por el Instituto de Salud Carlos III y Experto Universitario en Derecho Sanitario y Ciencias Forenses por la UNED. Facultativo Especialista de Área del Hospital Universitario de El Escorial y Director Médico de la Clínica Dr. Benito de Benito desde 2011. Autor del libro "Coronavirus. Tras la vacuna" ISBN 978-84-9946-745-0
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Geppetto

«los Colegios no atienden los intereses de los colegiados en su quehacer profesional
Y los colegiados no atienden a los intereses de los pacientes plegandose a los dictamentes politicos que emanan del ministerio.
Eso de que las empresas dicten los grados de las enfermedades y los dias, tasados, de convalecencia es aberrante y los doctores en medicina se lo tragan sin chistar, si la Seguridad social dicta, es solo un ejemplo, que el COVD se soluciona con dos dias de baja, pues el doctor dos dias de baja te da y asi sucesivamente y da igual si Vd esta curado o no lo esta, el protocolo dicta y el medico obedece.
De manera que el desastre es del Espado, del Colegio medico y de los medicos.

Jose luis

Estamos viviendo la completa perversión de la ciencia que destruira la credibilidad de la ciencia y la medicina– No existe ningún aislado de SARS-COVID-2 ,nunca lo ha habido– es un fraude total,quien diga que «LA COVID» existe como nueva enfermedad falta a la verdad y para concluir la mejor vacuna es la que no se pone

Iván M

Certero y necesario.
Gracias por su valentía, dignidad y saber hacer.

Billemark

Gracias Doctor por su lucha, espero que algún día, paguen todos por el mal que han hecho a la humanidad.
Un abrazo 🤗

Toni

soy de la opinión de que hace mucho tiempo que todos esos oficialmente mñedicos deberían estar detenidos. Todos los políticos diputados y senadores de aquella época deberían estar detenidos. Todos los mandos policiales (nacional, autonómico, local) que ordenaron el cumplimiento de normas anticonstitucionales deberían estar detenidos. Todos los policías que cumplieron que cumplieron esas ordenes ilegales deberían estar detenidos. Todos los jueces que ampararon todas esas normas iegales e inconstitucionales deberían estar detenidos. Todos los directores y periodistas de medios de comunicación públicos y privados que dieron propaganda a todas esas medidas deberían estar detenidos. Todos los empresarios o jefecillos de empresa o miembros de las adminsitraciones que obligaron o/y coaccionaron a los empleados y funcionarios a ponerse el vozal e inyectarse y cumplieron con esas normas ilegales e inconstitucionales deberían estar detenidos. Dirán muchos que esto es imposible. Pero algo similar se hizo con Alemania entre 1945 y 1947. Se llamó desnazificación. Pero claro, para eso fue necesario una guerra.

Jose luis

El mal ya está hecho ,y se sigue haciendo,el que paguen o no pagen los causantes del no va nunca a restituir el daño causado a tantas personas inocentes,lo que nunca se debió es permitir esas inoculaciones de veneno bajo ningún concepto, ahora vienen las lamentaciones

Dufresne

«Y el millar de colegas que ocupan puestos en representaciones colegiales van a ser llamados uno a uno»

El sueño de muchos…

Federico

Enhorabuena Luis, gran artículo, como siempre. Gracias por tantas cosas, pero en especial por haber sido nuestro asidero en los tiempos más difíciles

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