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Estados Unidos y la Unión Soviética estuvieron entonces al borde de provocar la III Guerra Mundial, que hubiera sido una guerra nuclear, puesto que ambas potencias tenían ya bombas atómicas.

Se asombran hoy los jóvenes del momento de peligro que hemos pasado, o estamos pasando aun, por la guerra de Ucrania y la amenaza de que pueda estallar en cualquier momento una guerra nuclear que sería un verdadero desastre para el mundo.

Naturalmente, los que nacieran después de 1962 no lo recordarán. Pero, los que vivimos aquella angustia que se vivieron los días entre el 15 y el 28 de aquel año no podremos olvidarlo, ya que fueron horas y noches y días de angustia y miedo. El miedo a que tanto uno como el otro, es decir, el Presidente de los Estado Unidos a la sazón John F. Kennedy y el Presidente de la Rusia Soviética, Nikita Kruschev, pudieran darle al botón y disparar los misiles de la destrucción.

Afortunadamente, y en aquella ocasión el joven Presidente Kennedy tuvo los nervios más fríos y le ganó la partida a Rusia, que dio marcha atrás cuando comprobó que los potentísimos Estados Unidos de aquel momento estaban decididos a todo.

Así que vayamos a lo que fue aquella “crisis de los misiles” que tuvo al mundo en jaque durante varios días.

Todo comenzó cuando un tipo especial de avión espía estadounidense descubrió e hizo fotografías de que en Cuba se estaban instalando misiles balísticos de alcance medio R-6 por parte de personal militar soviético y enfocado al territorio de la Unión Americana

“Analistas de la CIA señalaron al presidente John F. Kennedy que las estructuras fotografiadas en Cuba parecían corresponder a instalaciones de misiles tácticos, todavía no operativas pero que lo estarían en poco tiempo, lo cual significó para el gobierno de EE. UU. una gran preocupación por cuanto apenas 200 kilómetros separaban al territorio estadounidense (específicamente la península de Florida) de las costas cubanas (distancia que se consideraba fácilmente superable por los misiles soviéticos) y dejarían sin respuesta a la defensa de EE. UU. y los sistemas de alerta temprana de batalla

El 22 de octubre de 1962, Kennedy se dirigió al pueblo estadounidense con un mensaje televisado de 17 minutos. Allí, habló por primera vez públicamente de establecer una cuarentena y un «cerco naval» alrededor de la isla de Cuba. Para cumplir esta medida se desplegaron barcos y aviones de guerra estadounidenses en el Mar Caribe a partir del 23 de octubre, destinados a ejercer un auténtico bloqueo aéreo-naval.

 

Un P-2H Neptune de la Marina de los EE. UU. sobrevolando un buque de carga soviético con bombarderos Il-28 embalados en cubierta durante la crisis cubana.

 

El Sábado Negro

La posición estadounidense se enfrentaba a la soviética y la perspectiva de una guerra abierta entre ambos estados parecía cercana, sea con un mutuo ataque de misiles intercontinentales ICBM o atacando la Unión Soviética a los países aliados de EE. UU. en Europa Occidental, mientras los consejeros militares de John F. Kennedy consideraban seriamente el escenario de una guerra nuclear a gran escala para detener a la Unión Soviética. Los buques estadounidenses continuaban buscando navíos soviéticos en ruta hacia Cuba, ordenando por radio y comunicaciones navales su desvío en caso de hallarlos, pero ninguno de ambos bandos se atrevía a usar la fuerza para lograr sus fines, por temor a las repercusiones en otras partes del mundo, una respuesta militar en Europa o un ataque en Alemania.

Sin embargo, el 26 de octubre el gobierno soviético enviaba a Washington D. C. un mensaje personal de Jruschov a Kennedy para llegar a un acuerdo: los buques soviéticos se retirarían si el gobierno estadounidense lanzaba una declaración pública renunciando a derrocar al régimen de Fidel Castro y ofreciendo no patrocinar ningún ataque bélico con ese fin. El propio día 26 de octubre Fidel Castro, desde La Habana, escribe mensaje y solicita a Jruschov que en caso de una invasión de EE. UU a Cuba la URSS realice un ataque nuclear contra los EE. UU. aun al costo de desaparecer Cuba e iniciarse una guerra nuclear.

Restos del U-2 derribado durante la crisis de los misiles.

El sábado 27 de octubre de 1962, la defensa antiaérea soviética estacionada en suelo cubano activó por primera vez sus sistema de radares y bajo la presión del gobierno cubano un grupo antiéreo de la Agrupación de Tropas Soviéticas en Cuba bajo el mando del mayor Iván Mironovich Guerchenov decide derribar el avión espía estadounidensetipo U-2, por un misil tierra-aire cuando espiaba el oriente de la isla de Cuba, aumentando aún más la tensión, pero en la mañana del mismo día 27 de octubre, Jrushchov propuso a Kennedy el desmantelamiento de las bases soviéticas de misiles nucleares preocupado por la posibilidad de una acción unilateral cubana y así lo expresa en la carta de respuesta el 28 de octubre en Cuba, a cambio de la garantía formal y pública de que Estados Unidos no realizaría ni apoyaría una invasión al territorio cubano.

Además, la propuesta soviética establecía que los Estados Unidos también deberían a cambio ejecutar el desmantelamiento de las bases de misiles nucleares estadounidenses situadas en territorio de Turquía, país fronterizo con la Unión Soviética. También se pedía el retiro del Misil balístico de alcance medio PGM-19 Júpiter que los estadounidenses mantenían en el sur de Italia.

Los diplomáticos soviéticos y estadounidenses realizaron urgentes y continuas negociaciones secretas en Washington y en Moscú, transmitiendo las propuestas de uno y otro bando para solucionar la crisis durante todo el día 27. No obstante, en las negociaciones secretas estuvo excluido Fidel Castro, en tanto el gobierno soviético se negó a realizar consultas sobre el tema con el régimen de La Habana. De hecho, ya el 26 de octubre el gobierno cubano había pedido a Jrushchov no ceder ante Kennedy pues una invasión estadounidense contra Cuba se consideraba como «inminente». Las tropas soviéticas estacionadas en Cuba recibieron órdenes de mantenerse en sus puestos hasta recibir nuevas órdenes de Moscú, manteniendo bajo su exclusiva custodia todo el arsenal nuclear.

Tras las negociaciones secretas, Kennedy y su gabinete aceptaron la oferta soviética en la madrugada del domingo 28 de octubre a espaldas de Fidel Castro quien reprochó pública y en correspondencia a Jruschov los días 28, 30 y 31 ​de octubre. Este acuerdo se conoció más tarde, ya que Kennedy lo aceptó con la condición de no invadir Cuba ni apoyar grupo alguno con esa intención. El desmantelamiento del Misil balístico de alcance medio PGM-19 Júpiter de Turquía no fue hecho público hasta que se llevó a cabo seis meses después

 

Fin de la crisis

De esta forma pudo terminar la crisis, sin dar muestras de debilidad ni de derrota por ninguna de ambas potencias, ya que el teatro de la Guerra Fría quedó así igualado, y se volvió a evitar el conflicto directo; algo que tanto en Washington como en Moscú no se quiso ni imaginar, por mucho que la publicidad bélica de la época dijera lo contrario; trasladando los enfrentamientos a terceros países como fueron los casos de Corea y Vietnam. Sin embargo, Estados Unidos mantuvo la presión sobre el régimen cubano por considerarlo un motivo de inestabilidad en la zona.”

(Google, Wikipedia y archivos)

Y estos fueron los principales protagonistas

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John F. Kennedy, Nikita Kruschev y Fidel Castro

 

John F. Kennedy

A penas llevaba 2 años como Presidente de los Estados Unidos cuando se le presentó de sopetón la “crisis de los misiles” aunque en tan corto tiempo ya había tenido que superar la crisis de Bahía de los Cochinos, el cerco de Berlín y los problemas con Alemania Oriental. El caso del piloto de la U-2 Power, y por ello el mundo tembló. Kennedy tenía en ese momento 45 años, aunque ya era un verdadero líder y se había conquistado al pueblo americano.

Cuando tuvo noticias de que los aviones rusos de corto y de largo alcance se estaban construyendo en Cuba y vio las fotos comprendió que Estados Unidos estaba ante una inminente amenaza nuclear y se enfrentó a un dilema: si los EEUU atacaban tales asentamientos se podría ocasionar una guerra nuclear con la URS pero si no se pronunciaba tendría armas nucleares a pocos kilómetros del país y dado que los misiles se encontrarían a tan corta distancia, la posibilidad de reacción se reducirían al mínimo. A esto se añadiría la preocupación a cerca de la imagen débil que Estado Unidos daba al mundo en su hemisferio.

“Muchos militares y miembros del EXCOMM presionaron a Kennedy para que aprobara un ataque aéreo contra los emplazamientos cubanos de los misiles, pero el presidente ordenó una cuarentena naval en la que la Armada estadounidense inspeccionaría a todos los barcos que llegaran a Cuba. Inició conversaciones con los soviéticos para que retiraran todo el material de «defensa» instalando en Cuba; si no lo hacían, la cuarentena sería indefinida. Una semana después, llegó a un acuerdo con el primer ministro soviético Nikita Jrushchov que eliminaría los misiles sujetos a inspecciones de la ONU si los EE. UU. declaraban que nunca invadirían Cuba. Después de esta crisis, la más cercana a una guerra nuclear, Kennedy tuvo más cuidado en sus confrontaciones con la Unión Soviética.”

(Google, Wikipedia y archivos)

 

El presidente JFK se reúne con el general Curtis LeMay y los pilotos que realizaron el reconocimiento de los misiles.

 

Nikita Jrushchov

En cambio, en esas fechas, cuando se produce la “crisis de los misiles” Nikita Jrushchov ya tenía 68 años y era un hombre curtido en las mil batallas de la lucha por el Poder que había tenido que sufrir para llegar a la Presidencia de la Unión Soviética. Fue el hombre que sucedió al tirano Stalin y el que con su “discurso negro” reveló a Rusia y al mundo entero los crímenes que había cometido el Dictador comunista que acabó con más de 30 millones de rusos. Gracias a Jrushchov la imagen de “padrecito” que los comunistas le habían creado, especialmente los intelectuales occidentales, cayó por los suelos y quedó para la historia como lo que había sido: un asesino, un criminal de guerra.

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La “crisis de los misiles” le llega en su mejor momento, cuando ya se ha quitado de en medio a sus enemigos más peligrosos, entre ellos el criminal Beria, y ciertamente se la jugó. Tanto es así que aunque con retraso aquellos misiles fueron la causa principal de su caída en desgracia.

Jrushchov y sus asesores militares soviéticos dudaron hasta el infinito si era momento para enfrentarse frontalmente a los Estados Unidos, a quién consideraban mejor armados que ellos y con más potencia económica y de armamento. Así que hicieron jugar al Póker con el joven Kennedy para ver si de cara al mundo ganaba la partida y quedaban prefijados como primera Potencia Mundial. Pero, al ver que Kennedy resistía y estaba dispuesto a disparar sus misiles y a hundir los barcos que se aproximaban a Cuba dio marcha atrás y con “pillerías” diplomáticas acordó con Kennedy que retiraría los misiles que ya estaban instalados en Cuba aunque con la contrapartida que EEUU retiraría los suyos de Turquía (un simple paripé, para quedar bien ante los suyos)

“Después de la crisis, las relaciones entre las superpotencias mejoraron, ya que Kennedy había pronunciado un discurso conciliador en la American University el 10 de junio de 1963, reconociendo el sufrimiento del pueblo soviético durante la Segunda Guerra Mundial y rindiendo un homenaje a sus logros. Jrushchov llamó a ese discurso como el mejor pronunciado por un Presidente de los Estados Unidos desde Franklin Roosevelt, y en julio, negoció un Tratado de prohibición de ensayos nucleares con el estadounidense Averell Harriman y el británico Lord Hailsham. Los planes para una segunda cumbre entre Jrushchov y Kennedy fueron frustrados por el asesinato del presidente estadounidense en noviembre de 1963.”

(Google, Wikipedia y archivos)

 

Fidel Castro

Fidel Castro solo tenía 36 años cuando tuvo que enfrentarse a la “crisis de los misiles” aunque ya era el líder indiscutible de la Cuba revolucionaria y había superado incluso el intento estadounidense de la Bahía de los Cochinos. Es cierto, que se opuso a la instalación de los misiles rusos, pero no porque estuviera en contra sino porque se pusieran en secreto, que así era como lo querían los rusos. El joven Fidel quería que la instalación de los misiles, que él consideraba defensiva, no tenían por qué ocultarse al mundo y menos a los Estados Unidos. Sin embargo, al final no tuvo más remedio que aceptar, porque eran los rusos los que mandaban y en secreto se fueron instalando las bases de lanzamiento de los cohetes. Hasta que llegó la explosión y se vio inverso en medio de una posible guerra que él y su Cuba serían los primeros en padecer. A pesar de eso, ya en plena crisis, Castro insistió y le suplicó a Moscú que no se arredrara y lanzara su primer ataque nuclear. No fue así y el líder cubano se entregó cada día más al comunismo y desde entonces hasta su muerte vivió en guerra con los Estados Unidos.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.