15/09/2024 13:57

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida…”

Con estas palabras de don Quijote, quiso Miguel de Cervantes hacer ver el valor de la libertad. En los tiempos que corren no está de más recordarlo, debido al ímpetu desmesurado de intervención que tienen nuestros gobernantes y cuya consecuencia es la limitación de las libertades individuales de los ciudadanos. Debido a esto, y teniendo en cuenta que ya nos encontramos en la frontera del autoritarismo, me veo obligado a establecer una serie de paralelismos históricos con el fin de que sirvan, al menos, para la reflexión.

La Revolución de Octubre del año 1917 en Rusia supuso el cambio de régimen de la época zarista de los Romanov a la dictadura del proletariado que instauró Vladimir Ilich Ulianov “Lenin”. Hagamos un repaso a los decretos más relevantes que se pusieron en marcha durante los primeros meses del nuevo gobierno.

Primer decreto: el llamado “Decreto de Paz” (Brest-Litovsk) fue el que firmaron Rusia y Alemania, principalmente. La excusa fue la de salvaguardar los intereses de Rusia, aunque la realidad fue la de asentar en el poder la figura de Lenin. La contrapartida del acuerdo fue la pérdida para Rusia de Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Bielorrusia y Ucrania, unos territorios de inmensa riqueza en recursos. A la muerte de Lenin, su sucesor Iosef Stalin invadió todos estos territorios para formar la Unión Soviética. El espíritu imperialista del comunismo se desbocó.

Al hilo de este tratado, tenemos en España en la actualidad, la Ley de Amnistía, que no deja de ser la antesala de las intenciones secesionistas de los políticos más radicales de Cataluña. Por descontado, que están amparados por el presidente del gobierno, el cual promulga sin remilgo alguno, la antigua idea de José Luis Rodríguez Zapatero: “España es una nación de naciones”. El desapego a la patria, es una de las ideas más claras del marxismo, ya expuesta con claridad por Marx y Engels en su “Manifiesto Comunista” de 1848. Y por supuesto, que como en el caso de Lenin para lo que le ha servido al presidente Sánchez es para conservar el poder.

Segundo decreto: fue la “socialización de la tierra”, una de las medidas estrella con la intención de ganarse el apoyo a los campesinos al expropiar las propiedades a los latifundistas primero, y a todo propietario a continuación. En definitiva, la medida supuso la intervención total del Estado en la economía. La consecuencia directa fue la pérdida total de productividad en la empresa y el endeudamiento desorbitado al nacionalizar la propiedad privada.

Con este antecedente vemos que en la actualidad en nuestro país, lo que más preocupa a las empresas del Ibex es el intervencionismo del presidente del Gobierno que amenaza con asfixiar a los sectores económicos. Todos los sectores estratégicos, como las telecomunicaciones y la energía, están en peligro por exceso de regulación. El intervencionismo provoca pérdida en el nivel de riqueza y nos acerca a modelos antidemocráticos como el chino o a experiencias fallidas como las de los países de Hispanoamérica. A la vez , nos hace perder competitividad frente a Estados Unidos y los países de la Unión Europea.

Como añadidura tenemos que el peso del Estado es cada vez mayor en la economía debido a las altas cotas de empleo público, lo que pone en riesgo la situación de las pymes que son un verdadero motor de empleo en nuestro país. El hecho de que tengamos un índice de intervención estatal tan alto, con más impuestos y mayor regulación, hace que los grandes proyectos se vayan retrasando y quedando en el aire, con el riesgo de que se fuguen a países con legislaciones mucho menos asfixiantes.

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Tercer decreto: el nuevo gobierno ruso decidió formarse con obreros y campesinos. La dirección de las grandes empresas la llevaría un comité de trabajadores que no habían ejercido nunca la labor de directivos, y no tenían formación alguna en gestión empresarial. La consecuencia lógica fue el hundimiento instantáneo del beneficio de las empresas y el desorden como premisa ordinaria. Como las empresas quedaron nacionalizadas, todas las pérdidas las asumía el Estado, con la ruina adquirida que esto supuso. Esto no fue más que la plasmación del demérito que Marx dejó escrito en el Manifiesto, en el que hacía gala de que el obrero no debía especializarse en nada, es más, debía cambiar de tipo de trabajo con frecuencia para no quedar esclavizado al mismo.

El paralelismo más evidente es la falta de rigor académico que exigen nuestras leyes actuales, las cuales son cada vez más laxas y afectan gravemente a la futura formación del alumnado. De esta manera se generan ciudadanos más manipulables ante las advertencias del propagandista de turno. No hay más que ver el nivel de formación de gran parte de los ministros que padecemos en la actualidad. No es de extrañar que en el Ranking Académico de las Universidades del Mundo (ARWU), no haya ninguna española entre las 150 primeras. Con el COVID se bajó el nivel académico de forma considerable. Fue muy reseñable el aumento de sobresalientes en bachillerato de un año para otro, y no creo que fuese por un incremento intelectual repentino de nuestros estudiantes. La finalidad es clara: bajar el nivel de exigencia, no premiar el mérito y fomentar el conformismo. La verdad es que es una medida muy efectiva para manipular al futuro votante. Lo teorizó Marx, lo pretendió implantar en la educación Gramsci en el primer cuarto del siglo XX y lo incluyó en los ambientes universitarios Ernest Laclau a finales del siglo pasado. Éste último fue el filósofo postmarxista predilecto de los Kirchner argentinos y del ex secretario general de Podemos Pablo Iglesias.

Cuarto decreto: y que fue esencial, el “decreto de prensa”, Lenin decretó el cierre de todos los periódicos que no fuesen comunistas, con esta medida la información quedó totalmente coartada para la población que tuvo como única fuente los medios de comunicación del régimen.

Pues bien, nuestro Presidente Pedro Sánchez se ha atrevido a decir: “Tenía que haber actuado antes contra este problema”, en referencia a no haber actuado contra lo que él ha considerado que son pseudo medios. Para ello ha expuesto su Plan de Renovación Democrática que afecta directamente a los medios de comunicación. La verdad es que es muy revelador que el Presidente del Gobierno haya tomado esta iniciativa “contra la desinformación” en el momento que ha salido a la luz información contrastada sobre las actividades profesionales de su esposa y su hermano. No sé si sabrá que el Reglamento Europeo al respecto tiene el propósito de proteger la libertad editorial de los medios de comunicación y de proteger a la prensa de las injerencias directas o indirectas del Estado o de otros agentes. El presidente tiene previsto recurrir, de nuevo, a la proposición de ley en lugar del proyecto de ley con la intención de acortar los tiempos y evitar, así la contestación de los órganos consultivos del gobierno. El odio de Sánchez al pluralismo político queda acreditado en el momento en que nombra presidente de la agencia EFE a un ex secretario de Estado o presidenta de RTVE a una militante socialista, precedentes insólitos en cualquier democracia seria que se precie de serlo.

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Quinto decreto: fue el “decreto de los tribunales”, como no podía ser de otra manera Lenin desmanteló el poder judicial. Después de cercenar la libertad de prensa, sólo le quedaba intervenir la judicatura y de esta manera tuvo el control total sobre la población.

El Partido Socialista y su socio de entonces, Podemos, intentaron reducir la mayoría que el Congreso de los Diputados necesita para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Para ello, quisieron aplicar una reforma urgente del Código Penal para adoptar la ley Orgánica del Poder Judicial y la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. No es posible planear una intrusión mayor en el sistema judicial, dentro de una normalidad democrática en la que, al parecer, nuestro Gobierno no cree. Y es que, no solo “sugieren” la renovación del Poder Judicial, sin contar con la proporcionalidad parlamentaria, que hasta día de hoy era el baremo que respetaban los principales partidos, sino que se saltan todas las recomendaciones que la Unión Europea estima para garantizar la independencia de los jueces, como por ejemplo el sistema de elección de los mismos.

Lo que vino después de aplicar estos decretos en Rusia fue la represión y el terror rojo, el fin de la sociedad civil y el ataque visceral a la religión. Necesitamos no llegar a estos extremos y de ahí la intención de este artículo, la de abrir la conciencia a los gobernantes y medios afines. La época rusa aludida es de hace un siglo, pero la continuación de aquellos decretos se ha visto, y se está viendo de forma clarísima en Hispanoamérica, con regímenes comunistas con sus peculiaridades revolucionarias, pero que no son más que una continuación ramplona e iletrada de las teorías de Lenin y Trotsky. Muchas veces se ha oído decir a periodistas venezolanos que en su país no iba a ocurrir nunca lo que ya había pasado en Cuba, y fíjense ahora en qué situación se encuentran.

El antídoto para eludir estas desconcertantes situaciones es siempre el mismo, el fomento de las libertades individuales y colectivas por encima de todo, y den por seguro que el aumento del conocimiento en general, asegura la implantación de gobiernos más democráticos y eficaces. Para terminar, me permito dar una recomendación a nuestros políticos que parte de una cita de Aristóteles: “el sabio no dice lo que piensa, pero siempre piensa lo que va a decir”, de esta manera si se equivoca, reconoce que el error fue completamente suyo. Pero claro está, que para que esto ocurra se ha de tener la capacidad de reconocer el error…

José Carlos Sacristán

Colaborador de Enraizados

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