21/11/2024 15:17
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No veo a Pablo Casado con el liderazgo necesario en su partido para tomar la iniciativa y recurrir a una moción de censura contra el ‘Doctor’. Él sabe que no es Ayuso y que sus asesores no son de la talla de Miguel Ángel Rodríguez (M.A.R.). No suman los números, pero eso da igual. De lo que se trata es de que la ciudadanía sepa dónde está cada uno y qué defiende. A Pedro Sánchez le atenaza su incompetencia y sólo le salva la mentira y su contraria, nunca la verdad.

La torpeza del presidente del Partido Popular no le permite entender que estamos en la antesala de conseguir el referéndum para Cataluña y cuadrarlo con la necesidad de mantener el colchón en Moncloa. Pero tanto el presidente Sánchez como Aragonés anhelan jugar en casa o con el árbitro a favor: los dos persiguen el objetico de destruir las instituciones, los logros de la Transición y la convivencia pacífica. Además, a ambos los motiva la venganza, meter el dedo en el ojo del contrario, humillar al otro y la necesidad de hacer prevalecer su pretensión. España está en venta o, cuando menos, en barato alquiler.

Pablo Casado se la juega. Y se la juega por tres motivos clave: primero, dudan de él hasta sus propios correligionarios. Segundo, la sombra de la ‘reina’ madrileña es muy alargada y pesada. Y tercero, urge entre la afiliación del Partido Popular la convocatoria de primarias. Con Casado, el PP no avanza lo necesario, mientras que con Díaz Ayuso cabalgaría con paso firme, gran zancada y de forma equilibrada. No me fío de las encuestas. Un dato: Casado, en un gran evento ni siquiera suscita interés y pasaría desapercibido.

¿Y Ayuso? Pues Ayuso, presente de incógnito en la Plaza de las Ventas madrileña levantó al público de sus asientos y fue un milagro que no se viera obligada a dar la vuelta al ruedo; hasta los diestros le agradecieron su esfuerzo y sacrificio. Algo semejante vivió en su llegada a la presentación en sociedad de Plácido Domingo, tras las manipulaciones de la siniestra visceral y cavernaria. No hablemos de las muestras de cariño que levanta a diario por la calle, allí donde Casado sería una persona más y Sánchez recogería justificadamente todos los insultos e improperios de la barriada.

Si Pablo Casado sigue en su sitio cuando se reciban los fondos comunitarios, nuevamente retenidos hasta que se aclaren cuestiones de corrupción con las mascarillas y otro material sanitario, se va a encontrar con un ‘Doctor’ Sánchez lo más parecido a un elefante en una cacharrería sectaria e interesada o a un chimpancé con una escopeta y dos catanas. Cataluña se llevará el oro por cobardía presidencial y las demás autonomías tendrán que lidiar y aguantar al moro.

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El presidente pepero del falso máster está ante la que puede ser su única oportunidad de aunar a la derecha responsable frente a la torpe siniestra de la corrupción, el macrogobierno de parásitos, las bocachanclas de salón y la traición de los indultos. Insisto en que el problema de Cataluña es judicial y no político, aunque los detestables y aprovechados próceres de la Generalidad, junto con los terroristas del golpismo, intenten pintarlo con falseados colores y aguadas tonalidades. Decía Lloyd George que no se puede alimentar hambrientos con estadísticas, y razón tenía. Ningún tonto se queja de serlo, luego no les debe ir tan mal. Al menos Rajoy logró identificar a todos los gaznápiros mediante un lazo amarillo, pero ¿cómo se va a organizar Casado con perritos falderos del estilo de Teo ‘lanzahuesos’ y la ‘Cuca’ de turno?

Ese pacto tendente a unificar a la derecha puede empezar por detener las ambiciosas aspiraciones de los sectarios, independentistas, nacionalistas y golpistas catalanes, además de frenar los indultos que ahora reclama EH Bildu para sus presos y asesinos enchironados. Sin un pacto estratégico por la derecha, España va a ser el hazmerreír y Casado un mono de circo, un estafermo sin dirección y un tonto a merced de la siniestra agresiva y envalentonada.

La mayoría que auguran las encuestas a Pablo Casado será un patrimonio de “manos muertas” si no es capaz de movilizarlo en la calle y en las instituciones. El apoyo por la derecha lo tiene, pero sigo viendo a un cobarde que parlotea, incapaz de liderar a la derecha y expuesto a que el patrimonio de votos que le ha proporcionado Díaz Ayuso acabe en VOX y exigiendo lo que Pablo Casado no sabe direccionar. El ‘Doctor’ Sánchez y sus mariachis no pueden seguir ni un minuto más: pesan los muertos, pesa su incompetencia gubernativa y cada vez le pesa más el desprecio de la ciudadanía.

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Pactar con terroristas no es la mejor licencia de futuro, ni el mejor aval para borrar la hipocresía y el cáncer de destrucción que ha acumulado el Gobierno. Es el momento de Casado, y lo es para aglutinar tanto esfuerzos de unidad como compromisos de concordia o para marcharse con la cara de cobardía que le atenaza y acompaña.

Autor

Jesús Salamanca Alonso