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Según comunicó ayer en un twuit:

Necesitamos dar un paso adelante y un mensaje claro en la defensa de la tauromaquia. Hay que dar libertad de conocerla para después rechazarla o amarla.

La Comunidad de Madrid va a rendir homenaje a Joselito «El Gallo» con motivo del centenario de su muerte en la Plaza de Talavera de la Reina, con una gran exposición en Las Ventas y un calendario de actos culturales para conocer más sobre esta figura del toreo.

Ensanchemos el horizonte de las posibilidades culturales, no solo en Madrid, sino en el resto del mundo.”

 

Por lo que se ve doña Isabel ha debido leer la entrevista con Picasso que ayer mismo publicaba “El Correo de España” y en la que el genio del “Guernica” se mostraba totalmente partidario de los toros y de la Fiesta Nacional.

“Si Picasso viviera correría a gorrazos a los antitaurinos” con estas palabras:

Vamos a ver, mi querido Olano, antes de contestarte a eso voy a decirte algo serio: la próxima vez que me llames Maestro te mando para España en mi paloma y no vuelves a pisar esta casa. Cuando te vas a enterar que yo no soy Maestro de nada ni de nadie, que yo soy anarquista. Un Maestro tiene ideas y normas fijas y por eso enseña, yo tengo una idea a las 10 y a las 11 ya tengo otra totalmente distinta, yo quiero seguir una norma, una pauta, cuando comienzo un cuadro y antes de terminarlo ya tengo otra y tengo que deshacer lo que llevo hecho ¿tú crees que así se puede enseñar ni ser Maestro de algo?… Yo soy Pablo, simplemente Pablo, Pablo Y ahora contesto tu pregunta. Verás, cuando se va a los toros por primera vez, y yo fui a los 7 años, se va porque alguien te ha ilusionado, como es mi caso, yo fui ilusionado, pero obligado por mi padre y mi tío, que eran grandes aficionados… ja,ja,ja ¿sabes la condición que me puso mi tío?… Pablo,- me dijo- si quieres ir con nosotros a los toros, y vas a tener que ir quieras o no, bonito es tu padre, antes tienes que ir a misa…y a misa me fui, claro. Te decía, la primera vez vas sin saber lo que vas ver, pero la segunda, la tercera y ya todas las demás vas porque «aquello» te gusta. Es verdad que en mi caso coincidieron dos cosas desde el principio: 1, que desde que entré en la plaza y vi el jolgorio de la muchedumbre me quedé impresionado, como al salir el primer toro, me di cuenta que aquello era como una modelo, las modelos que mi padre utilizaba para sus obras. Y eso serían para mí siempre los toros, una modelo de la que copiar la fuerza y el movimiento (salida de chiqueros y arranque en sus embestidas del animal), la belleza y la agilidad etérea (capote desplegado y figureo del banderillero), la dignidad humilde (el choque brutal contra los caballos), los colores (el amarillo del albero y la sangre del toro, rojo y gualda como la bandera de España), la brega de los peones (lo más parecido al servilismo de la clase trabajadora),el miedo encubierto (la del matador al tomar la espada de verdad), el erotismo (al citar el Maestro de frente y al rozar con sus partes el cuerpo del animal hasta manchar el traje de luces con la sangre de la fiera), el canto de alegría de los ojos (si ha cortado orejas o rabo) o la tristeza del fracaso (en esos tristes momentos siempre recordé a mi amigo Casagemes, abandonado por su amor), o el orgasmo de «cuspis» (la hora de matar). 2.que como espectáculo no hay otro que se le iguale. Te aseguro que aquella misma noche llené un cuaderno con mis primeros dibujos taurinos. Por eso no entiendo ni entenderé a los antitaurinos. Ser antitaurino en España es ser antiespañol. Porque los toros son la Fiesta Nacional por excelencia y por ello habría que correrlos a gorrazos.

 

LEER MÁS:  La Comunidad de Madrid celebra en la Plaza de Las Ventas la Fiesta del Libro Taurino

 

Y en otro lugar de este mismo “Correo de España” me complace reproducirles los capítulos 7 y 15 de la biografía de Joselito que publiqué durante un año en “Diario Córdoba” y que forma parte del tomo II de mi obra “Los grandes españoles del siglo XX”.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.