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Los libros de Santos tan apreciados en el pasado están en desuso hoy día. Digamos que es un tipo de libros en vías de extinción, pero precisamente por ello merece la pena seguir cultivando este género literario, adaptándole eso sí a los tiempos que corren para que no desaparezcan del todo. ¿Por qué este desdén hacia la vida de los santos? Pues sencillamente porque la santidad no es un objetivo que apasiona a los hombres de nuestro tiempo, preocupados por disfrutar los placeres de la vida y de vivir a tope el momento presente. No es el “bien vivir” en consonancia con el espíritu del evangelio lo que motiva a los hombres de nuestro tiempo, sino que a lo que éstos aspiran es a “vivir bien” en la línea de la complacencia mundanal. Hasta los mismos cristianos hemos desatendido la ejemplaridad de los amigos fuertes de Dios, pensando que poco o nada tenían que decir a un mundo como el nuestro presidido por el progresismo inmanentista, donde lo trascendente ha perdido su sentido y es aquí donde puede estar el error, porque hay cosas que no envejecen con el tiempo y una de ellas es el ideal de santidad, siempre de moda, siempre indispensable en la vida de los pueblos y de los hombres. A fin de cuentas, como bien dijera Chesterton: “Todos los siglos han sido salvados por media docena de hombres que supieron ir contra las corrientes de moda. “
Naturalmente que los santos tienen muchas cosas que decir a los hombres y mujeres actuales, lo que sucede es que su mensaje nos interpela, nos compromete, nos incomoda y molesta poniéndonos en evidencia, por eso se nos hacen insoportables y hemos decidido perderlos de vista y seguir nuestro camino, a lo más nos acordamos de ellos y les buscamos en la oscuridad de los templos, silenciosos, quietecitos y pacientes, dispuestos siempre a escucharnos y echarnos una mano cuando nos sentimos abatidos por las tormentas interiores o cuando nuestro dolor de huesos se nos hace insoportable.
Por mucho que nos empeñemos, la santidad no es algo que haya pasado de moda, sino que responde y responderá siempre al más bello ideal, capaz de nutrir de savia la vida humana e iluminar los senderos de la historia. En estos héroes, a veces anónimos, que supieron encarnar en sus vidas el ideal sublime de santidad, se esconde el fruto más sabroso que el árbol de la Humanidad haya producido jamás, ellos, según el sentir de la tradición patrística, son los llamados a ser ojos para los ciegos, piernas para los cojos, bastón para los ancianos, faros que nos orientan a buen puerto, guías en nuestro peregrinar, modelos, en fin, a imitar. El mundo les necesita-
Los santos son para la Iglesia el tesoro más preciado y para la humanidad errante los valedores más cualificados, es por lo que los autores de este libro hemos querido traer a la memoria la ejemplaridad de sus biografías y lo hemos hecho sirviéndonos de narraciones dotadas de sello propio, en consonancia con los tiempos que nos está tocando vivir, evitando también todo acaramelamiento o artificio, conscientes de que hoy lo que la gente pide es cercanía, autenticidad y veracidad. Hemos encuadrado al personaje dentro del contexto histórico que le tocó vivir y allí contemplarlo desde nuestra atalaya actual.
Si fuera cierto que lo que nuestra sociedad está necesitando son más bien testigos que maestros, entonces habríamos acertado al ofrecer en este libro un vasto ramillete de testimonios vivientes, que bien pudieran servir de orientación en cualquier estado y situación en que nos encontremos igual para la alegría que para la tristeza, la bonanza que para tribulación.
Por las páginas de este libro han desfilado reyes y plebeyos, religiosos y seglares, con sabios e ignorantes, con ricos y mendigos, vírgenes y prostitutas gente de toda calaña y condición que fueron tocados por la mano de Dios y se hicieron santos. Después de repasar el calendario cristiano te das cuenta que los santos no son distintos de los demás y que la santidad es una vocación humana universal que a todos compete, ya que no consiste en hacer cosas extraordinarias sino simple y llanamente en hacer de forma extraordinaria las cosas más vulgares y sencillas
2.- Breve biografía de los autores.
Los autores de este libro son: Francisca Abad Martín, nacida en Madrid, profesora, licenciada en Pedagogía. En su dilatada vida docente está el haber impartido clases de de Religión. Angel Gutiérrez Sanz, nacido en Alaraz ( Salamanca) doctor , catedrático de filosofía con los estudios completos de teología. Son esposos , padres de tres hijos y cinco nietos, jubilados y residentes en Madrid
Autor
- Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, habiendo obtenido la máxima calificación de “Sobresaliente cum laude”. Catedrático de esta misma asignatura, actualmente jubilado. Ha simultaneado la docencia con trabajos de investigación, fruto de los cuales han sido la publicación de varios libros y numerosos artículos. Sigue comprometido con el mundo de la cultura a través de la publicación de sus escritos e impartiendo conferencias en foros de interés cultural, como puede ser el Ateneo de Madrid. Su próxima obra en la que lleva trabajando bastante tiempo será “El Humanismo cristiano en el contexto de una Antropología General".
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Sobre el libro » Un santo para cada día del año» por el P. Rafael Marquez .
Reseña
Título : “Un santo para cada día del año”
Autores: Francisca Abad Martín Y Ángel Gutiérrez Sanz
Editor: Amazon . Año 2023
Págs. 796
Cada vez es más común recurrir a “concentrados de lectura”, dado el escaso tiempo que disponemos y la poca dedicación a esta tarea, en medio de tantísimas publicaciones, intercaladas por la multitud de redes sociales, que se entremezclan con la información que nos interesa, y que a veces nos distraen de nuestros objetivos.
El libro que tienes en tus manos, es como ese “perfume concentrado”, que nuestras madres ponían en el pañuelo cada mañana y que perfumaba, toda nuestra jornada.
D. Angel Gutiérrez Sanz, como buen doctor y catedrático de filosofía y su esposa Dña. Francisca Abad Martín, como profesora, licenciada en Ciencias de la Educación, han sabido perfumar cada una de nuestras jornadas, embriagándonos con un concentrado perfume diferente, a cual más “ sugestivo”, enraizado en la historia, en una época concreta y con las atractivas características propias del santoral cristiano .
“La santidad es siempre actual” es lo que los autores nos ponen de relieve. Tanto Ángel como su esposa Francisca, han sabido transmitir a través de estas páginas el “eterno perfume” de la Santidad, poniéndolo de manifiesto en la vida de los hombres y mujeres que han ido marcando la historia al ritmo de los tiempos. Ellos, como esposos, padres y abuelos y sobre todo como cristianos comprometidos, han puesto sus amplios conocimientos de la historia y de la cultura al servicio de estas grandes figuras, que hoy veneramos como santos y santas de la Iglesia.
Cada día del año, en medio de nuestro mundo lacerado, herido y en tinieblas, Angel y Paquita nos encienden una luz, y nos ponen de relieve unos modelos que supieron ser “Luz para el mundo”. Lo hacen de manera breve y sintética, enmarcando su vida en la época en que vivieron, no exenta de problemas, de dificultades, guerras, enfermedades y vicisitudes más variadas….. y siempre concluyen con un acercamiento poniéndolos “al alcance de la mano” de cuantos tratamos de seguir sus pasos por los mismos caminos tortuosos.
Gracias Angel y Paquita, por vuestro trabajo bien hecho. Por poner de relieve y dar a conocer a “estos gigantes”, por vuestra colaboración a la “Nueva evangelización” con el testimonio de vuestras vidas y por este libro que nos acerca la Santidad que queda reflejada en el calendario cotidiano y sirve de ejemplo para nuestras vidas en las tareas de cada jornada, dándonos la posibilidad de descubrir que también nosotros hoy y ahora podemos vivir la “SANTIDAD”.
Nuestro Papa Francisco, en la exhortación apostólica “GAUDETE ET EXSULTATE”, nos alienta, igual que este libro, a sentirnos llamados a la santidad en el mundo actual. Nos dice: « Los santos que ya han llegado a la presencia de Dios mantienen con nosotros lazos de amor y comunión….Podemos decir que «estamos rodeados, guiados y conducidos por los amigos de Dios […] No tengo que llevar yo solo lo que, en realidad, nunca podría soportar yo solo. La muchedumbre de los santos de Dios me protege, me sostiene y me conduce». Por eso al final de cada semblanza, los autores, muy acertadamente, acaban con “una reflexión para el contexto actual” coincidiendo con la invitación del Papa Francisco: «Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente, a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad «de la puerta de al lado», de aquellos que viven cerca de nosotros». Padre Rafael Márquez Megía ( O.S.T. )