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Se está censurando la razón más elemental en diferentes órdenes de la vida, se conculca la Historia y se transgrede la legalidad constitucional, y aquí no pasa nada. El espectáculo es grandioso. Y como es, ciertamente, un espectáculo, se acude a los conversos, sean quienes sean e hicieran lo que hicieran, para dar más fuerza a la denuncia. Absolutamente patético.
A partir del régimen del 78, el destrozo de España en todos los órdenes sociales ha venido siendo inexorable por la misma naturaleza del régimen, aunque la decadencia, como toda decadencia, sea física o social, es lenta. Deriva que tomó nuevos derroteros tras las dos legislaturas de los gobiernos del PSOE presididos por José Luis Rodríguez Zapatero, derivando todo el orden social hacia la postverdad; esto, hacia la distorsión de la realidad sostenida en emociones y creencias. Una deriva no rectificada por el gobierno del Partido Popular de Mariano Rajoy, que ha tomado nuevo impulso con el gobierno de Pedro Sánchez, en el que terroristas e independentistas tienen voz y voto, llevando a la sociedad española hacia la postmodernidad; esto es, hacia un paisaje inútil y al español hacia un ser nacido para la nada. De ahí, la ruptura del mismo orden natural en España… Existencialismo ateo.
¿Hacia dónde vamos?
España es un sinsentido. Caminamos resueltos hacia otro gran Desastre de mayores proporciones y consecuencias que el del 98, que nos hundió ante el resto del mundo. Un desastre anunciado y advertido. El grito unánime es el que es…. ¡Sálvese quien pueda!
Es normal que seres abyectos como, por ejemplo, Pedro Sánchez, Irene Montero, Echenique y tantos otros, ¿estén dictando los nuevos valores sociales? En qué cabeza cabe que no se les contesté más allá de este Diario o de algunos otros. Ahora bien, si ellos piensan como piensan, y coherentemente actúan en consecuencia, ¿quiénes son culpables? Sobran argumentos de parte. Ellos, la chusma no entiende de razones. He aquí el problema… ¡Todos a una como en Fuenteovejuna!
Valga para la ocasión el siguiente texto:
“No desprecies el recuerdo del camino recorrido. Ello no retrasa vuestra carrera, sino que la dirige; el que olvida el punto de partida pierde fácilmente la meta” (San Pablo VI)
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Efectivamente, España necesita como el comer un golpe de Estado como Dios manda. Otro asunto distinto es que Pelife de Bobón y Gracias quisiese o supiese. Además está el asunto de qué hacer el día después. Hay que tener un plan de conjunto. No basta con encerrar y eliminar a las alimañas.